Mundo
Colombia, centro mundial de la conservación del manglar
Manglares en el archipiélago de Guadalupe. Estos ecosistemas son barreras naturales que protegen a las poblaciones de eventos extremos como tsunamis .Foto: DW.
Una conferencia reunió por primera vez en América Latina y El Caribe a medio millar de científicos de alrededor del mundo para discutir sobre el manejo del singular ecosistema de los manglares.
“Los manglares han sido históricamente ignorados y desechados”, lamenta en conversación con DW Gustavo Castellanos, del Instituto Leibniz de Ecología de Agua Dulce y Pesca Interior de Alemania, uno de los asistentes a la conferencia Mangrove Macrobenthos and Managament. El evento, que se celebra desde el año 2000, acoge cada cuatro años a los investigadores y profesionales dedicados a la conservación de este ecosistema singular; esta es la primera vez que se lleva a cabo en la región, siendo Colombia el país anfitrión.
Medio millar de especialistas se reunieron la semana pasada, coincidiendo con el Día Internacional del Ecosistema Manglar, que se conmemora cada 26 de julio en memoria de un activista medioambiental que murió mientras protestaba en un estanque ilegal de camarones en Ecuador, uno de los países en los que está presente dicho ecosistema, pero no el único.
“Los países más representativos en cuanto a extensión son, en orden decreciente, Brasil, México, Cuba, Venezuela, Colombia y tal vez Panamá”, detalla Castellanos recordando, no obstante, que “hasta el año 2000 las tasas de degradación en toda Latinoamérica fueron grandísimas”. “Hay ejemplos como Ecuador, donde los ecosistemas de manglar fueron degradados por causa de la acuicultura de camarones. Colombia tiene el ejemplo de la Ciénaga de Santa Marta, que fue interrumpida hace unos 50 años o más por la construcción de una carretera que causó una mortalidad masiva; casi el 50 por ciento de los manglares de la ciénaga fueron destruidos”, recuerda.
Afortunadamente, gracias a una fuerte inversión tanto del gobierno colombiano como de fondos de la cooperación internacional, actualmente, la Ciénaga de Santa Marta es un ejemplo de restauración, que coindice con la recuperación general de estos ecosistemas. “A partir del año 2000, los manglares en el mundo han seguido una trayectoria de menor degradación y eso causa optimismo, ya la perspectiva de los manglares ha cambiado”, considera. “Pero eso no quiere decir que el tema no tiene gravedad, pues a nivel de Latinoamérica hay presiones constantes”, puntualiza.
Presiones y soluciones
Precisamente, este fue uno de los temas de la conferencia. La acuicultura, la urbanización de zonas costeras y eventos extremos como huracanes, intensificados por el cambio climático, son algunas de las amenazas de los manglares, que además de sufrir la presión de las actividades humanas, también tienen que lidiar con las propias de la naturaleza.
“Dependiendo del país, hay diferentes amenazas que generalmente son antrópicas, hay otra natural, que es la degradación costera, que también causa deterioro del manglar. Había una charla en la conferencia que estimaba que estas amenazas podían ser el 50 % y antrópicas y el 50 % naturales”, puntualiza, recordando el caso del reciente huracán Iota que destruyó gran parte de los manglares de San Andrés y Providencia, en Colombia.
“Para bajar la presión de los manglares, se habla mucho de desarrollos científicos de la NASA, que trabaja en utilizar satélites para monitorear en tiempo real la degradación, como sistemas de alerta temprana, que ayudarían a saber dónde está sucediendo la degradación y cómo intentar pararla a tiempo”, explica.
Además de este aspecto, la conferencia también abordó la importancia de los manglares en el carbono azul, es decir, el potencial que tiene como ecosistema costero para almacenar carbono y, de esa, manera mitigar el cambio climático. Por este motivo, se trataron cuestiones que van desde mediciones hasta aspectos de manejo y la relación de los manglares con las personas.
La mayoría de las comunidades costeras están inmersas en el propio manglar y ahí extraen moluscos; son para seguridad alimentaria y para algunos procesos de venta, en su mayoría a Ecuador”, agrega a DW, Luis Zapata, Coordinador Marino Costero de WWF Colombia.
Zapata recalca la necesaria colaboración de las comunidades para la conservación de de los manglares y el avance del país latinoamericano en estas cuestiones. “El año pasado se decretó la Ley 22/43, que es la ley de los manglares de julio de 2022; entonces, ya entra un tema jurídico, de alta importancia en el país, y el viernes se lanzó una especie de avance preliminar de lo que es el programa nacional de uso sostenible de los manglares. Ya son casi tres años de trabajo, en los que WWF viene acompañando al Ministerio”, indica.
“El fuerte está en dos grandes temas: el cambio climático y la parte de gobernanza, que es lo que se considera la estructura base para que se puedan conservar los ecosistemas: que las comunidades estén inmersas dentro de este proceso de manejo”, concluye.
Fuente: DW.
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