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Papa Francisco: familiar y extraño a la vez

Jorge Mario Bergoglio fue electo Papa hace diez años. Foto: DW

Jorge Mario Bergoglio fue electo Papa hace diez años. Foto: DW

Cuando el cónclave eligió al eclesiástico argentino Jorge Bergoglio como papa, el 13 de marzo de 2013, el mundo quedó desconcertado con su elección. Hace ya una década de eso. ¿Qué ha logrado en estos años?

“Saben, el deber del cónclave era darle un obispo a Roma. Parece que mis hermanos, los cardenales, fueron casi hasta el fin del mundo para conseguirlo”. Pocos conocían al clérigo latinoamericano recién elegido papa que se dirigía al mundo desde la logia de la Basílica de San Pedro. El argentino Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, nunca recibió particular atención por la prensa.

Sin embargo, el entonces hombre de 76 años ya estaba en la carrera para suceder al difunto papa Juan Pablo II en 2005, pero perdió ante el alemán Joseph Ratzinger, posteriormente Benedicto XVI. Diez años después de su elección, mucha gente quiere todavía saber quién es este Papa y qué representa. Aunque parece familiar, en cierto modo sigue siendo extraño. Una cosa está clara: es diferente a sus predecesores.

Un nombre programático

Bergoglio escogió el nombre de Francisco. Fue otra sensación. Los papas siempre se han entusiasmado con San Francisco (1181/82-1226) y su orientación hacia la pobreza radical, pero nunca se decidió ninguno por este nombre. “El papa Francisco es un jesuita franciscano”, resumió el corresponsal holandés del Vaticano, Hendro Munsterman, a DW.

“Tiene las cualidades proféticas de Francisco de Asís: valora la pobreza, la sencillez, el medio ambiente, el diálogo interreligioso… Quiere arreglar la Iglesia como el santo del siglo XIII, porque está rota”, afirmaba. Munsterman, él mismo teólogo, ha estado observando y analizando a Francisco desde el comienzo del pontificado. Destaca los pequeños signos de austeridad que han ido caracterizando estos diez años, desde sus zapatos gastados hasta el pequeño vehículo que utiliza o el lugar elegido para su residencia.

Siempre con los pobres

Pequeños signos y grandes palabras, como las de la encíclica ambiental ‘Laudato si’ en 2015 o, durante la pandemia, cuando pidió siempre ayuda con las vacunas para los países más pobres. Muchos de sus cuarenta viajes al extranjero fueron a estos países. O a zonas marginales. Francisco no es europeo. Y eso en una Iglesia católica tradicionalmente eurocéntrica. “Está claro que es el primer papa verdaderamente global”, afirma a DW el historiador de la Iglesia Massino Faggioli.

Según las últimas cifras publicadas, hay 1.378 millones de católicos en todo el mundo, con crecimiento en África y Asia, pero estancamiento en Europa. Lo mismo ocurre con el número de clérigos y religiosos.

Cuando Francisco se convirtió en Papa, los escándalos de los abusos sexuales ya habían sacudido a la Iglesia católica en diferentes regiones. Ahora, es un problema en todo el mundo. Francisco ha abordado esta dramática situación con más claridad que sus predecesores y ordenó una reflexión en profundidad abriéndose a las críticas.

Una Iglesia en diálogo

En lenguaje eclesiástico, el término para este diálogo es “sinodalidad”. Francisco quiere debates abiertos y controvertidos, no los anteriores previsibles y preempaquetados. Pero eso no significa que acepte cambios impulsivos. Faggioli pone un ejemplo concreto y lo hace con una pregunta: “¿Qué pasará con el papel de las mujeres en la Iglesia?”.

Para Munsterman, Francisco inquieta a todos: “a los que quieren cambios (y esperan decisiones rápidas) y a los que, por el contrario, dejarían todo como está o incluso querrían volver a los buenos tiempos de Benedicto XVI”.

Y está el tema de su edad. Es ya de los papas más longevos de la historia. Es mayor que Benedicto (2005-2013) cuando renunció. Mayor que Juan Pablo II (1978-2005) cuando murió. Es habitual verle en silla de ruedas. Y, sin embargo, según los expertos, la pregunta de qué va a ser lo que caracterizará su pontificado sigue abierta en su décimo aniversario. La Iglesia católica y la oficina papal ya son diferentes hoy de lo que eran en 2013.

Francisco, dice Munsterman, es un papa “que piensa en procesos”. Su discurso profético pone en marcha procesos y quiere interpelar. El Papa, de la orden de los jesuitas, quiso liderar espiritualmente estos procesos.

Para Faggioli, el mayor problema sigue siendo “el resultado abierto, aún incierto” del proceso sinodal hacia la citada “sinodalidad”. “Esa es la mayor apuesta”, dice el investigador. Se trata de la significación futura del papa Francisco. “Y los próximos dos años serán cruciales”.

Fuente: DW.

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