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Uganda declara un brote de ébola al confirmar la muerte de un paciente que dio positivo
La ministra de Sanidad de Uganda, Diana Atwine (en el centro), confirma un caso de ébola en el país. Foto: El País
Las autoridades advierten de que se trata de la cepa sudanesa, contra la que no existe una vacuna específica.
El Gobierno de Uganda ha declarado este martes un brote de ébola después de que dieran positivo las muestras tomadas a un hombre de 24 años fallecido el lunes en el distrito de Mubende, a unos 150 kilómetros al oeste de la capital, Kampala. Otras seis personas, entre ellas tres niños, fallecieron este mes de septiembre en la misma zona por causas desconocidas compatibles con el ébola, pero no se les realizaron las pruebas. Otros ocho casos sospechosos están recibiendo atención médica. Las autoridades aseguran que se trata de la cepa sudanesa de este virus, que no aparecía en humanos en Uganda desde 2012.
La oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha anunciado el inmediato despliegue de personal y el envío de recursos para hacer frente a esta nueva epidemia. “Es la primera vez en más de una década que Uganda registra un caso de la cepa sudanesa del ébola. Estamos trabajando de cerca con las autoridades sanitarias nacionales para investigar el origen de este brote, mientras apoyamos los esfuerzos para poner en marcha medidas efectivas de control”, aseguró la directora de la OMS para África, la doctora Matshidiso Moeti.
La cepa sudanesa del ébola, una de las cinco conocidas, es menos frecuente que la Zaire, que ha provocado una veintena de brotes en las últimas décadas, tanto en la República Democrática del Congo (RDC) como el más letal de la historia en África occidental entre 2014 y 2016. Sin embargo, la primera variante es responsable de al menos siete epidemias en Uganda y Sudán desde que en los años setenta se identificó el virus. La OMS ha advertido que si bien la utilización de la vacuna ha sido muy eficaz para controlar los brotes de la cepa Zaire, en la actualidad no existe vacuna probada específicamente para la variante sudanesa.
Este nuevo brote de ébola coincide con otro que se declaró en Beni, en la vecina RDC el pasado 22 de agosto, después de que falleciera una mujer de 46 años y sus muestras dieran positivo. En dicha ocasión se trató de una resurgencia del virus que se extendió durante la epidemia que afectó a Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri entre 2018 y 2020, que también afectó a Uganda con cinco casos importados. La rápida respuesta de las autoridades y la vacunación han logrado contener este brote, aunque aún no ha terminado oficialmente. La epidemia anterior se declaró el pasado 23 de abril en la provincia congolesa de Ecuador, que se saldó con seis casos confirmados, según la OMS.
Según diversos estudios científicos, la creciente ocupación humana de zonas boscosas en África central ha propiciado un aumento de los brotes de ébola en los últimos años, al incrementarse también las posibilidades de contagio del virus de un animal infectado a un ser humano. Asimismo, las mejoras en los transportes y las comunicaciones propician que brotes que antes se aislaban con relativa facilidad en pueblos alejados puedan dar el salto fácilmente a grandes ciudades, multiplicando el riesgo. Las dos epidemias más letales de la historia se produjeron en la última década: la de 2014-2016 en África occidental, que provocó casi 30.000 contagios y más de 11.000 muertos, y la de 2018-2020 en el noreste del Congo, con 3.500 casos y 2.280 fallecidos.
El gran hito en la lucha contra el ébola se produjo en 2015 con el desarrollo de varias vacunas que frenaban el contagio y que se probaron primero en Guinea, Sierra Leona y Liberia, los países más afectados por el brote de 2014-2016. La estrategia más utilizada es la de vacunación en círculos, es decir, su aplicación a contactos y familiares de los casos confirmados, así como a personal sanitario que está en la primera línea de la atención a pacientes. En los brotes posteriores a 2014 la vacunación se ha revelado como una herramienta fundamental para frenar su expansión.
El virus ébola provoca unas fiebres hemorrágicas que en muchas ocasiones conducen a la muerte del paciente si este no recibe ningún tratamiento. En los últimos años, se ha detectado además la gran capacidad de resistencia del virus en determinadas zonas y fluidos del cuerpo de enfermos ya curados, en particular en el semen, lo que da lugar a resurgencias por vía sexual incluso dos años más tarde.
Fuente: El País.
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