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Brasil privatiza Eletrobras, la mayor empresa de energía de Latinoamérica

Bolsonaro toca la campana en la Bolsa de Sao Paulo este martes. Foto: El País

Bolsonaro toca la campana en la Bolsa de Sao Paulo este martes. Foto: El País

Jair Bolsonaro selló de manera simbólica la principal operación de desestatalización de su Gobierno en la Bolsa de Sao Paulo a pocos meses de las elecciones.

El Gobierno brasileño escenificó este martes en la Bolsa de São Paulo el inicio de la recta final de la privatización de Eletrobras, la mayor empresa de energía de Latinoamérica. El tradicional acto del toque de la campana contó con la presencia del presidente Jair Bolsonaro y del ministro de Economía, Paulo Guedes, que celebró la capitalización de la empresa tras dos años y medio de trámites. El ministro argumentó que la empresa estaba perdiendo fuerza porque ya no tenía capacidad de invertir. Privatizarla era la solución.

Después de 60 años, el Estado brasileño deja de ser el accionista mayoritario de Eletrobras, una empresa con 14.000 trabajadores y que cerró 2021 con un beneficio de 5.700 millones de reales (1.094 millones de dólares, 1.050 millones de euros). Cuando termine el proceso de privatización, en las próximas semanas, la participación del Gobierno brasileño pasará del 72 % al 45 %. La oferta pública de acciones recaudó 29.290 millones de reales (5.724 millones de dólares, 5.495 millones de euros), con cada acción negociada a 42 reales (8,2 dólares, 8,9 euros). Se trata de la mayor oferta de acciones en la Bolsa brasileña desde la megacapitalización de Petrobras en 2010.

“La misión es dejar este legado para las generaciones futuras. Es la mayor empresa de generación de energía limpia y renovable del mundo que está libre. Es como un hijo que salió de casa a los 18 años y fue a buscarse la vida. Ahora vencerá y ya no necesita estar bajo la protección del Estado”, afirmó Guedes, que añadió que la empresa es “garantía de la seguridad energética de Brasil”.

El ministro de Minas y Energía, Adolfo Sachsida, afirmó que la privatización beneficiará al consumidor final, reduciendo el riesgo hidrológico (la dependencia de Brasil del agua de las presas y el peso que esto tiene en la factura), por lo que augura bajadas en las tarifas. Además, afirmó que, a partir de ahora, la empresa tendrá la obligación de invertir 8.700 millones de reales (1.700 millones de dólares, 1.631 millones de euros) en proyectos en el norte, noreste y sureste del país. La privatización también incluye un compromiso para restaurar la cuenca del río San Francisco y más inversiones en energía renovable.

El Gobierno presentó el proyecto de privatización de Eletrobras al Congreso Nacional en 2019, y aunque superó lentos trámites parlamentarios y contó con el visto bueno del Tribunal de Cuentas de la Unión en dos ocasiones, aún no está terminado del todo. El CEO de Eletrobras, Rodrigo Limp, explicó que la expectativa es que termine “a finales de julio”, tras la aprobación en las asambleas de cada una de las empresas que integran el gigante eléctrico; Chesf, Eletronorte y Furnas.

El PT ve un proceso “lleno de irregularidades”

La privatización de Eletrobras es el logro más importante de la agenda liberal de Guedes en el Gobierno y se da en el tiempo de descuento, a poco más de tres meses de las elecciones presidenciales, que, según todas las encuestas hasta la fecha, podrían devolver al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva al Palacio del Planalto.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT) se mostró desde el principio contrario a la privatización de Eletrobras porque considera que el Gobierno perdería la capacidad de realizar programas sociales como ‘Luz para todos’, que llevó energía eléctrica a los hogares más pobres. La semana pasada, uno de sus principales interlocutores, el exministro Alexandre Padilha, aseguró en un encuentro con empresarios que el proceso de privatización podría ser contestado en la Justicia. “El inversor que ponga dinero en esa privatización llena de irregularidades puede estar dando un tiro al aire”, advirtió.

No obstante, matizó que si la privatización se confirma, un eventual Gobierno de Lula no revertiría la venta de las acciones. A las puertas de la Bolsa de São Paulo, este martes, decenas de manifestantes protestaban contra lo que consideran un ataque a la soberanía nacional.

Fuente: El País.

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