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¿Podremos ser climáticamente neutros en 2040?
El 45 por ciento de los residentes de Copenhague van en bicicleta. Los carriles amplios para bicicletas fomentan la comodidad. Foto: Picture Aliance.
Nos encontramos en el año 2040. La ciudad es sorprendentemente tranquila. Mucha gente se desplaza a pie o en bicicleta. Los niños juegan en la amplia acera, los padres se sientan bajo un árbol en la cafetería de al lado.
“Tenemos menos vehículos bloqueando las ciudades, menos congestión y menos plazas de aparcamiento en las calles. Esto crea espacio para los peatones, los ciclistas, los niños que juegan y aumenta la calidad de vida: hay menos ruido, menos humo de los tubos de escape y menos accidentes”. Así describe Thorsten Koska el ambiente de las ciudades con movilidad climáticamente neutra. Koska es investigador de transportes en el Instituto Wuppertal para el Clima, el Medio Ambiente y la Energía y coautor del libro Movilidad sostenible para todos.
En el futuro, los ciudadanos seguirían moviéndose, pero no tanto como ahora en auto. “Esto significa que los viajes y desplazamientos se trasladarán a medios de transporte más respetuosos con el medio ambiente. En las ciudades, esto significa más desplazamientos a pie, en bicicleta y en autobús o transporte ferroviario de cercanías”, afirma Wiebke Zimmer, del grupo de reflexión Agora Verkehrswende, de Berlín.
“Nuestra concepción contempla autos que funcionarán exclusivamente con baterías”, esboza Zimmer el futuro. En las ciudades, la mayoría de los autobuses y camiones también serían eléctricos. La razón, según Zimmer, es la eficiencia: los vehículos eléctricos consumen unas cinco veces menos energía en comparación con los de motor de combustión, que podrían conducirse de forma climáticamente neutra con combustibles producidos sintéticamente.
Según una proyección de Agora Verkehrswende, en las ciudades climáticamente neutras de Alemania, el uso de la bicicleta y del transporte público se duplicará en comparación con la actualidad y el tráfico de automóviles se reducirá en un 70 por ciento.
“Si ya no necesitamos tanto espacio para los coches aparcados y en movimiento, el espacio queda libre para otras cosas. Esto ya se ve muy bien en Copenhague”, explica Zimmer.
“Allí, el porcentaje de tráfico de bicicletas es significativamente mayor y el de coches, menor. Estas zonas se destinan a espacios verdes y parques. Los cafés pueden extenderse al exterior sin sentarse directamente en la calle. Es más calidad de vida en la ciudad”.
Menos autos propios
¿Cómo puedo ir de A a B? ¿Qué ofertas hay, que sean atractivas, cómodas, rápidas, baratas, divertidas y que sirvan además para mantenerse en forma? Las respuestas a estas preguntas determinan la elección del transporte.
“El futuro para mí es que volvamos a la llamada ciudad de 10 minutos. La escuela para los niños, las tiendas, la cafetería, todo está cerca y a 10 minutos a pie”, dice Stefan Gössling, profesor de turismo de la Universidad de Linnaeus (Suecia).
“Ya hay muchos ejemplos en los que esto se ha hecho realidad. Barcelona es un ejemplo de ello con sus supermanzanas, es decir, barrios de la ciudad que están en gran medida libres de tráfico de automóviles.
Según los expertos, los carriles bici seguros y amplios, alejados del tráfico, son importantes para pasarse a la bicicleta. Porque, de esa manera, pedalear al aire libre se convierte en algo divertido y se llega rápidamente al destino.
Algunas ciudades ya promueven fuertemente el uso de la bicicleta. Según Koska, esto aumentará en el futuro, también en el campo. “Veremos a más gente en bicicleta, porque tenemos mejores conexiones de transporte, por ejemplo, también autopistas para ciclistas, de modo que las e-bikes permiten hacer tranquilamente un recorrido de diez kilómetros”.
Un sistema de transporte público atractivo, con vehículos cómodos, frecuencia regular y billetes baratos o gratuitos es también crucial para el futuro. Viajar con el propio auto se convierte así en algo superfluo para muchos y económicamente menos atractivo. “El auto es actualmente uno de los principales factores de gasto privado y cuesta al menos 6.000 euros al año en la variante más pequeña”, dice Gössling.
¿Qué tan realista es el cambio de rumbo para 2040?
En la actualidad, el transporte provoca “alrededor del 25 por ciento de todas las emisiones de gases climáticos en el mundo”, afirma Gössling. Según un estudio del Instituto Wuppertal, Alemania tendría que ser climáticamente neutra en 2035 si quiere cumplir el objetivo de 1,5 grados. Según el estudio, otros países con menos emisiones de CO2 por persona tendrían unos años más de tiempo. “Si queremos tener una oportunidad realista de mantenernos dentro del objetivo, tienen que pasar muchas cosas en muy poco tiempo, especialmente en el transporte”, subraya Gössling.
Koska comparte estas afirmaciones y destaca los bajos costes de la movilidad sostenible. Esto permitiría a más personas en el mundo acceder a una mayor movilidad. Cree que el transporte climáticamente neutroes posible en todo el mundo para 2040: “Solo puede funcionar si realmente unimos nuestras fuerzas. Hay buenas razones para ello y no hay obstáculos insuperables”.
Fuente: DW.
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