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Franceses se resisten a aplicarse la vacuna contra el coronavirus
Francia se ha convertido hoy en la “campeona del mundo” de los países refractarios a la vacunación porque solo 40% aceptaría vacunarse. Foto: Pixabay.
Francia se resiste a vacunarse. Una semana después de que comenzara la campaña de vacunación con la fórmula de los laboratorios Pfizer-BioNTech, la proporción de las personas que aceptaría la vacuna camina cuesta abajo. El contexto, sin embargo, sigue siendo crítico. 2021 se aproxima bajo la sombra de la pandemia y el Ejecutivo se dispone a modificar su estrategia y a aplicar restricciones diferenciadas.
El ministro francés de Salud, Olivier Véran, adelantó que se iba a proponer “una extensión del toque de queda”. La medida atañe “los departamentos donde la tasa de incidencia está por encima del nivel nacional” e incluye una modificación horaria. En vez de entrar en vigor a las ocho de la noche, el toque de queda regirá a partir de las seis de la tarde en cuatro departamentos: Grand-Est, Bourgogne-Franche-Comté, Auvergne-Rhône-Alpes y la región PACA. Se trata, sin embargo, de una primera pista y los cuatro departamentos citados son la punta del iceberg.
El gobierno de Emmanuel Macron podría ampliar la medida a un total de 20 departamentos ante las demandas constantes de las autoridades locales que exigen un reconfinamiento local mucho más duro. A su vez, el comité científico que asesora al presidente advirtió este martes que una “reanudación descontrolada de la epidemia es muy probable”. Francia conoce actualmente una cifra imponente de contagios diarios. Según datos suministrados por el mismo ministro de Salud, alrededor de 15.000 personas se infectan cada día.
La sociedad no se conmueve. Francia se ha convertido hoy en la “campeona del mundo” de los países refractarios a la vacunación porque solo 40% aceptaría vacunarse, delante de Rusia (43%) y Sudáfrica, 53% (encuesta Ipsos Global Advisor del 29 de diciembre). 14% de los encuestados se declara radicalmente “anti vacuna” (26% en Rusia, 23% en África del Sur). Comparativamente, la misma encuesta muestra que 60% de los japoneses están de acuerdo con la vacunación, 69% en Estados Unidos, 62% en España e Italia, 65% en Alemania, 80% en China, 78% en Brasil, 77% en Gran Bretaña. Otra encuesta realizada el domingo 27 de diciembre por BVA indica que el porcentaje de entusiasmo francés frente a la vacuna decae semana tras semana. En julio de 2020, 64% de las personas interrogadas estaban dispuesta a vacunarse. La cifra bajó a 53% en noviembre para alcanzar hoy un 44%.
La desconfianza natural que la sociedad le tiene al Estado y a las instituciones explica en parte estos porcentajes, como también las especulaciones erróneas, el recelo ante la industria farmacéutica y el miedo a los efectos secundarios. El temor a que la resistencia a la vacuna gane adeptos cada día llevó a unos 200 intendentes a presentarse como los “catalizadores de la solución” y a ofrecerse a vacunarse ante las cámaras para mostrar el ejemplo y combatir la idea según la cual la campaña empezó en los asilos y los geriátricos porque la gente de mucha edad vendría a ocupar el lugar de cobayas. “¡Qué vergüenza! Cortemos ese rumor y vayamos más lejos y rápidamente en nuestro enfoque republicano y sanitario”, dicen los intendentes.
Una campaña en cámara lenta
Casi todo lo que roza la pandemia se torna inmediatamente una controversia pública. El Ejecutivo está bajo una lluvia de críticas provenientes de la oposición y de sectores médicos por la lentitud con la cual ha procedido a vacunar a la gente. La campaña empezó el domingo 27 y el miércoles apenas un poco más de 100 personas habían recibido la vacuna contra más de 800.000 en Gran Bretaña (8 de diciembre) y más de 40.000 en Alemania (en apenas dos días se vacunaron 20.000 personas). Los primeros destinatarios de la vacuna son los 750.000 residentes en geriátricos y asilos de ancianos, así como quienes los cuidan y tienen más de 65 años. Esta lentitud se debe en gran parte a que Francia es el único país cuya estrategia de vacunación exige, antes de la inyección, que se firme un consentimiento por escrito y que se realice una consulta médica antes.
Olivier Véran (ministro de Salud) asumió el ritmo pausado de la campaña, tanto más cuanto que esta está centrada en los más frágiles. Véran dijo: “tenemos la misma cantidad de dosis que nuestros vecinos alemanes, tenemos los mismos objetivos y obtendremos los mismos resultados”. Miembros del cuerpo médico han dicho en los medios que “la estrategia es inadaptada porque la situación es muy peligrosa”. Philippe Juvin, jefe de los servicios de urgencia del hospital Georges-Pompidou e Intendente (derecha) de La Garenne-Colombes, lamentó que el proceso sea “lento, demasiado lento”. En el polo opuesto, Stéphane Paul, inmunólogo y miembro del Comité Vacuna Covid, defendió la estrategia del Gobierno en las páginas del diario Libération. Paul argumentó que “en este momento, Francia no está preparada para aceptar una vacunación masiva”.
En 2021, la aceptación o el rechazo a la vacuna será una variable que dependerá del éxito de la fase actual y de la transparencia con la cual se comuniquen los resultados. Entre intereses de la industria farmacéutica, competición entre laboratorios y Estados, científicos improvisados, disputas y oportunismo político y manipulaciones mediáticas, la pedagogía y la verdad serán otra forma de antídoto.
Fuente: pagina12.com.ar.
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