Mundo
Democracia sin transparencia: EE. UU.
Alan Redick
Tener una democracia sin transparencia es como tener un triángulo sin uno de los ángulos. Esta pandemia vino a evidenciar lo frágil que es el sistema democrático en el país con la tradición ‘democrática’ más larga en la era moderna.
Independientemente a quién llegue a ganar estas elecciones 2020, el daño a la legitimidad del proceso ya está hecho, y fue un daño premeditado o que fácilmente pudo haberse prevenido si tan solo hubiesen priorizado la transparencia del proceso electoral.
Algunos ven este proceso electoral no solo como uno de los más turbios, sino también como uno de los más fraudulentos. Es -dicen- como si uno llegase a la escena de un asesinato y se encuentra con el único sospechoso todo ensangrentado y con un cuchillo en la mano, y lo primero que dice el sospechoso es “ahora pruébalo”.
No voy a entrar a debatir los casos anecdóticos de fraude en estas elecciones, imagino que en el futuro se podrá escribir un buen libro con todas las batallas judiciales de los casos anecdóticos y de posibles sistemas fallidos. Lo que quiero hacer es ir unos pasos atrás para ver cómo se formó el escenario para este desenlace.
Documentos de identidad
Una de las cosas más bizarras en las elecciones de EE. UU. es que no se necesita de un documento de identidad con foto para votar. Lo que la gente hace es ir a la mesa de votación, decir el nombre y votar, si está en el padrón de votación. A lo sumo, para probar la identidad, a veces, se le pregunta al votante por su dirección.
En las elecciones entre Adams y Jefferson los votos eran incluso declarados. Me imagino que en los primeros tiempos este sistema era suficiente, pero ya para el siglo XX este sistema no tenía sentido.
Nada impide a alguien que vaya a la mesa y se haga pasar por otra persona y vote. Ni siquiera se utiliza la tinta indeleble en el dedo para cerciorarse de que una persona no vote más de una vez. Así, alguien puede ir recorriendo varias mesas teniendo el padrón de gente que no siempre suele votar.
Los republicanos han intentado en numerosas ocasiones imponer una documentación para votar. Los demócratas los han acusado en contrapartida de querer poner restricciones para que la gente vote. El primer argumento era la cuestión del costo del documento de identidad. Salvada esa cuestión siguieron más argumentos.
Anteriormente, en tiempos del movimiento de derechos civiles, la ley requería un examen para determinar si una persona sabía leer; si no sabía leer, no podía votar. Esa restricción afectaba directamente a la comunidad afroamericana, por el alto nivel de analfabetismo. Pero todo eso terminó y el único requisito para votar es el de ser mayor de 18 años y tener la nacionalidad.
Este problema pudo haberse resulto fácilmente si había voluntad por parte de los dos partidos principales para que exista transparencia en el proceso.
Unificación del proceso electoral
Otro tema que trae tantas controversias es el de que no existe un sistema estandarizado. Cada Estado tiene la libertad de imponer sus propias regulaciones de cómo serán las elecciones y de cómo la justicia determinará los casos.
El presidente es quien presiden el gobierno federal; sin embargo, cada Estado se reserva el derecho de prever cómo se dará ese proceso.
Éste quizás sea uno de los factores más difíciles para llegar a un acuerdo, pero, de todos modos, el sistema que se tiene actualmente no ayuda en nada a la transparencia del proceso.
Voto por correo
El voto por correo es sencillamente una invitación al fraude. Ya en los primeros tiempos de implementarse se presentó el primer gran fraude contra el presidente republicano Abraham Lincoln, cuando era para militares que estaban fuera de sus zonas de votación.
¿Cómo se preserva así la santidad del voto secreto? No hay nada que impida a una persona que ejerza presión sobre otros miembros de la familia e incluso sobre otros conciudadanos. Tampoco hay nada que impida que alguien venda su papeleta. Éste es el sueño electoral para aquellos que compran cédulas de votantes en Paraguay.
Es cierto que desde hace tiempo se vota por correo, pero jamás a una escala como se hizo ahora. En algunos lugares se ha llegado hasta al 85 % de votos por correo. La pandemia fue la excusa perfecta, pero no fue lo suficiente para compeler a los demócratas a que adopten el voto por correo en sus internas (aunque sus internas se desarrollaron en plena pandemia).
En fin…, no creo que deba dar muchas explicaciones del porqué este sistema de voto por correo es un desastre mayúsculo para el proceso de transparencia. Por algo los mismos Demócratas no quisieron utilizarlo en sus internar, y Biden no tuvo ningún problema en pedir a sus seguidores a que vayan a votar; sin embargo, fueron luego los principales promotores para que la gente vote por correo.
La trasparencia es fundamental para cualquier democracia. No se puede empañar el espejo y luego pretender que hay claridad.
Esta pandemia no puede ser usada contra el pueblo. La Democracia se basa en la santidad del voto, que es donde se deja en manifiesto la voluntad del pueblo. No son las cúpulas de poder ni la prensa las que deben decidir el destino del pueblo.
Toda legitimidad electoral debe apoyarse en la transparencia.
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