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Siguen los masivos incendios en la provincia de Córdoba

Entre julio y octubre en Córdoba se quemaron más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosques. Foto: Fundación Mil Aves

Entre julio y octubre en Córdoba se quemaron más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosques. Foto: Fundación Mil Aves

En Argentina lo llaman un “ecocidio” porque es una destrucción extensa del medio ambiente que comenzó de forma deliberada.

En la provincia de Córdoba, en el centro de Argentina, fuegos iniciados intencionalmente ya han destruido más de 2.000 kilómetros cuadrados de bosques, el equivalente a 10 veces el tamaño de la ciudad de la Buenos Aires.

Si bien se lograron controlar los focos más grandes, después de dos semanas ininterrumpidas de incendios aún continúan ardiendo algunos bosques en las sierras y Defensa Civil advirtió que el fuego podría reiniciarse en algunos “puntos calientes”.

“No vamos a bajar los brazos hasta apagar los incendios y que los responsables paguen por el ecocidio. Basta de quemas”, señaló a través de Twitter el ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de Argentina, Juan Cabandié.

Además de Córdoba, otras 13 provincias argentinas han sufrido grandes incendios de bosques y pastizales en las últimas semanas.

El funcionario, quien aseguró que el 95% de estos incendios “son intencionales”, apuntó contra el sector ganadero, al que se acusa de comenzar los siniestros a través de una práctica muy establecida en Argentina: las quemas.

El experto en manejo del fuego Nicolás Mari, investigador del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y coordinador de la Red Latinoamericana de Teledetección e Incendios Forestales (RedLatif), con sede en Córdoba, le explicó a BBC Mundo que esta técnica se utiliza con dos fines.

La primera es renovar las pasturas. “Se quema el pasto seco de un campo para buscar el llamado rebrote verde”, señaló.

“En zonas llanas se utiliza ampliamente y si uno lo planifica y lo hace en condiciones controladas es una técnica efectiva y segura”, aclaró.

No obstante, dijo que muchas veces se hace de forma irresponsable, sin tomar en cuenta factores como el viento o el clima, que hacen que los fuegos se extiendan a otras áreas.

El segundo objetivo de las quemas intencionales es lo que se conoce como “avanzar la frontera agropecuaria”.

“Son desmontes, pero en vez de usar topadoras (tractores con palas frontales) queman los árboles. Lo suelen hacer grupos económicos grandes que compran bosques a un precio más barato y los queman para poder plantar soja y hacer que sus terrenos valgan más”.

El experto señala que a pesar de que Argentina tiene una Ley de Bosques que supuestamente debería proteger estas zonas, la legislación no se aplica.

Vecinos contra el fuego

Una particularidad de los incendios en Córdoba es que a pesar de que ocurren “todos los años, desde hace muchas décadas”, la provincia no cuenta con una brigada de bomberos forestales.

Cada año, entre junio y diciembre, cuando se realizan las quemas y empiezan los incendios, la provincia debe pedir ayuda al gobierno nacional y a las otras provincias.

“El sistema de bomberos de Córdoba, que funciona con voluntarios, trabaja para salvar vidas humanas y casas. Si hay un incendio forestal detectan la casa más cercana y se concentran en protegerla de los fuegos”, explica Mari.

“Recién cuando no hay casas en riesgo se despliegan en los bosques”.

El experto destaca la efectividad de esta fuerza: a pesar de la dimensión de los últimos incendios, hubo dos víctimas mortales y unas 20 casas destruidas.

Mientras los bomberos locales se concentran principalmente en proteger a la gente, son los vecinos quienes forman la primera línea defensa de los bosques.

En muchos pueblos de Córdoba, la sociedad civil forma grupos autoconvocados para luchar contra los incendios forestales.

Armados de camionetas con tanques de agua y mochilas hidrantes que cargan hasta 25 litros y tienen mangueras que disparan el agua, cientos de vecinos acuden año tras año a apagar las llamas.

Muchos ya son expertos en dar “chicotazos”, como se conoce a una técnica que consiste en sofocar las llamas utilizando un palo de madera que tiene tela de jean atado en la punta, un elemento apodado “chicote”.

 

Fuente: BBC Mundo

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