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Análisis: Primer debate Trump vs. Biden

Las estrategias usadas pueden ser de gran utilidad para algunos. Foto: Gentileza.

Las estrategias usadas pueden ser de gran utilidad para algunos. Foto: Gentileza.

Por Alan Redick

Fue sin duda el debate más visto en el mundo entero. En los EEUU las expectativas del debate eran acertadas. Muy pocos vieron el debate con el objetivo de aclarar sus mentes en relación con qué candidato favorecer con sus votos. En gran mayoría, la gente no tuvo reparos en admitir que miraría el debate por el show, y Trump sigue siendo un showman.

Lo que pretendo con este artículo no es cambiar la postura de nadie. Tampoco me declararé como desinteresado, pues tengo mi preferencia. Lo que quiero hacer aquí es sencillamente un análisis más allá de lo que pasó, y estudiar también cómo pasó.

Las estrategias usadas pueden ser de gran utilidad para algunos, y definitivamente, podemos ver que lo que pasa en EEUU se va reproduciendo en varios países. Paraguay no es la excepción.

Como prolepsis también diré que no voy a juzgar la moralidad de los hechos, solo analizar algunas de las estrategias de ambos.

El Debate

La dinámica del debate fue buena: uno que castiga y el otro a quien le gusta ser castigado. ¿Por qué digo esto? Sencillamente por el público que sigue a cada uno. A uno, tanto hombres como mujeres, lo siguen por ser algo así como la figura de un “macho alfa”. Para ese grupo es virtud que Trump se abalanzara contra Biden y ni siquiera lo dejara hablar. Por otro lado, con Biden están los más sensibles, también entre ellos los que generalmente se creen victimas (aunque sean privilegiados), y emocionalmente se identificaron con él. Verlo a Biden recibir una paliza les dio pena y despertó la “empatía” hacia él.

Esto se vio principalmente cuando Biden comenzó a atacar a Trump por un comentario que éste había hecho sobre los veteranos de guerra. Trump ni siquiera le dio tiempo a terminar y preguntó a Biden si se refería a su hijo Hunter Biden, quien había recibido una baja deshonrosa del ejército. Siguió Trump con una metralla de antecedentes de Hunter, a quien acusó de haber recibido más de tres millones de dólares de los rusos, cosa que Joe Biden negó, pero se sabe que es cierto. Donde vino cambiada la mano fue cuando Trump mencionó los problemas de adicción de Hunter, lo que mostró a un Biden dolido, casi suplicando que no se metan con su familia.

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Este es un tema sensible, debido a los negociados en los que estuvo involucrado Hunter. Sin embargo, al ir Trump más allá de la corrupción hacia un punto muy personal, como la adicción de un hijo, mucha gente simpatizó con el dolor de Biden. Para los seguidores de Trump no hubo mayores cambios. Trump no fue al debate a tratar de ser simpático, lo suyo es demoler; eso es lo que esperaban de él: sin misericordia. Sin embargo, aquí viene una de las mejores respuestas que dio Biden esa noche: “no se trata de mi familia o su familia [y luego mirando a la cámara], se trata de tu familia. Él no quiere hablar de lo que tú necesitas”.

Pandemia

Durante otra intervención, Biden atacó quizás el punto más débil de Trump, y afirmó que mucha más gente va a morir si no se tiene a algo más inteligente y rápido. Trump nuevamente no se hizo esperar y al toque le recordó que Biden ni siquiera recordaba el nombre del College (Facultad) al que fue; se graduó con los puntajes más bajos, “nunca más uses la palabra ‘smart’ conmigo. Porque no hay nada inteligente en ti; en 47 años no hiciste nada Joe [léase, Biden es un burócrata profesional que en casi 50 años no hizo nada significativo], y si hubieras tenido que lidiar con lo mismo que yo, mucha más gente moriría; tuve que cerrar la mejor economía en la historia de nuestro país”. Trump dio una vuelta desde su punto más débil hacia su punto más fuerte, y para no dejar como última frase la crisis económica, agregó: “Y por cierto, la estamos [a la economía] levantando otra vez”. Y así, no dejó a Biden tomar ventajas sobre él.

Trump acusó a Biden de oportunismo político en relación con la pandemia. Esa es una de las diferencias fundamentales que sí va a pesar en estas elecciones.

La misma forma de hacer campaña proselitista marca una gran diferencia. Trump organiza concentraciones multitudinarias al aire libre (y dicho sea de paso, una de las cosas que podría extrañar a cualquier paraguayo aquí, es que la mayoría de estos eventos se paga para entrar e igual se llena de gente). Trump dijo que Biden no tenía capacidad de convocatoria, y quizás esto no esté fuera de la verdad; definitivamente, Biden no es Obama.

Trump acusó a Biden de querer cerrar el país. A su vez dijo que la gente sabe cómo cuidarse y que quieren volver a las escuelas. Este es un aspecto importantísimo para muchos americanos, ya que tiene que ver con la libertad. El Estado es servidor del hombre libre.

Trump pudo aquí debatir sobre un punto importante. Estados Unidos tiene un sistema federalista. Los gobernadores tuvieron un papel esencial en lo que respecta a la pandemia. Casualmente los gobernadores demócratas fueron los peores en manejar la pandemia, siendo el gobernador Andrew Cuomo de New York el más insigne entre ellos. Sin embargo, Trump sabía que no tendría el tiempo suficiente para presentar una serie de ejemplos y argumentos. Optó por algo más efectivo: Si conmigo murieron 200 mil, contigo morirían 2 millones, Joe.

Balance

Trump, ya ahora, difícilmente pierda votos gracias al debate. La gente que está con él ya está con él. Trump fue al debate a hacer lo que su público esperaba de él. A Biden le fue bien también. En muchos de los comentarios después del debate, el comentario común era que Biden logró sobrevivir al primer debate, y eso en sí ya era un triunfo. Biden cometió varios errores y dejó que Trump se metiera debajo de su piel. Dos veces perdió la compostura: primero, al decirle “cállate”, y luego al insultarlo y llamarlo “payaso”. Los dos se ladraron el uno al otro, pero fue solo Biden quien insultó (insultó al presidente de los Estados Unidos).

Otro error de Biden fue dejar que Trump lo empujara a definirse. La posición de Trump está bien definida, en cambio Biden juega con los globalistas y con la izquierda. Para entender mejor, podríamos dar una analogía a la situación del Partido Demócrata, quizás con la alianza de Efraín Alegre (liberal) y Leo Rubín (de izquierda). Al presionarlo, Trump hizo que Biden se desentendiera de la izquierda. Biden trato mal a los de la izquierda e incluso negó y declaró que no implementaría el plan verde, Green New Deal (de los ecologistas).

Aunque mucha gente solo votará por él para que pierda Trump, ese puede ser un factor fundamental para los grupos de izquierda y ecologistas (que toman muy en serio sus programas). Todo el grupo de Bernie Sanders y Elizabeth Warren, y el de AOC quedaron… fuera.

Se puede decir que Trump mantuvo su electorado. Biden quizás pierda a algunos; sin embargo, el sentimiento anti-Trump de la izquierda es tan grande que votarían por cualquiera, con tal de que pierda Trump. Este puede ser uno de los puntos más decisivos para Biden, ya que para mucha gente esta parte ideológica es muy importante.

En fin, ambos salieron ganando y ambos jugaron su juego conforme al electorado que tienen.

Law and Order

Aparte de la economía, otro punto fuerte que levantó Trump era el del orden: Law & Order. Biden no tiene a ninguno de los gremios de las FF.AA ni de la policía; sin embargo, a Trump muchos de ellos lo han endorsado. La seguridad es otro tema que preocupa a los americanos. Muchas de sus ciudades se vieron vandalizadas con grupos como BLM y ‘Antifas’ (¿fascistas antifascistas?), que de protestas pacíficas no tenían nada. Cabe aclarar también que la mayoría de estos disturbios descontrolados se llevaron a cabo en ciudades y Estados manejados por demócratas. Los demócratas han intentado ocultar siempre esto, e incluso, los medios masivos de comunicación siempre insisten en que las protestas son pacíficas, pero eso no es lo que los ojos ven. Esa fue otra de las líneas que recorrió las redes, cuando Biden dijo que los Antifa “son una idea, no una organización”.

Racismo

En la parte del debate sobre temas raciales. Biden apeló nuevamente al sentimiento de los oyentes. Trump solo fue a los hechos, recordando que ganó las elecciones pasadas gracias al voto afroamericano e hispano. Esta vez, las encuestas en ese campo lo vuelven a favorecer ampliamente sobre Biden. Solo como referencia: la encuesta instantánea de Telemundo con un margen bien significativo se inclinó hacia Trump. Una vez más, Trump acusó a los Fake News de proyectar constantemente sobre él una imagen de racista.

Recursos retóricos

Ambos candidatos se diferencian en cuanto a sus recursos retóricos. Recordemos que la retórica es el arte de persuadir, así que de lo que hablamos aquí es precisamente de las técnicas verbales de persuasión.

Trump tenía un discurso que apelaba más a los hechos. Usaba también elementos ideológicos. Trump es un genio en el uso de metonimias y de conceptualizar; usa títulos para referirse a todo un conjunto conceptual. Solo le basta decir dos palabras para desarrollar todo un discurso, como, por ejemplo: Fake News, Law and Order…, y no necesita decir más. Trump además usa y es defensor de un lenguaje libre, que no se ajuste a lo ‘políticamente correcto’.

Biden empleó una técnica que no apelaba tanto al argumento racional, sino más bien al campo emocional. En otras palabras, ‘tenés que sentirlo’. El uso del apóstrofe, o sea un discurso dirigido a la segunda persona, le funcionó muy bien. Constantemente hablaba al “vos” del otro lado de la cámara, y quería despertar sentimientos en ellos. La otra parte de sus discursos iban embellecidos por la elocuencia, y al decirlo bellamente daba la impresión de que sus frases eran sólidas. Biden abraza la idea del lenguaje ‘políticamente correcto’, aunque como vimos, se le escapó algunas palabritas.

En Paraguay

En Paraguay se hizo notorio el apoyo en las redes hacia Trump. El Paraguay sigue siendo un país conservador. La excéntrica y hasta repelente personalidad de Trump no es factor para restar simpatizantes a Trump. Quizás las mismas circunstancias en las que estamos viviendo nos presenta, aunque en escalas más pequeñas, una semejanza en preocupaciones comunes: con un gobierno que tiene una política de izquierda, más cercano a las políticas impuestas en Argentina, que a las de Uruguay, Chile y Brasil. Con la necesidad urgente de levantar la economía, y con la necesidad de imponer: Law and Order.

El Moderador

El moderador fue Chris Wallace. Después de un va y viene con el moderador, Trump terminó diciendo a Wallace: “Antes que nada, sospecho que estoy debatiendo contigo, no con él [Biden], pero está bien, no me sorprende”. La voz que se hizo correr es que Trump debatió contra los dos, y Wallace cayó en eso; sin embargo, para ser justos, no dio tregua a ninguno de los dos. Ya para la media hora era él quien controlaba el espectáculo.

En un momento del debate, Wallace tuvo que levantar la voz: “Disculpen que levante mi voz, pero ¿por qué debo ser yo diferente que ustedes dos?

Lenguaje corporal

Difícil es decir en este sentido quién aventaja a quién, ya que cada uno representó muy bien a su electorado. Ya al inicio, Biden hizo un gesto amistoso, de ‘buena onda’, a lo que Trump respondió con un gesto bastante seco. Estaba claro que ese no iba a ser un partido amistoso de tenis.

La imagen personal de Trump (74 años) reflejaba más juventud (o debería decir, se veía menos decrépito). Su exagerado tono de piel naranja le sirvió bien en este caso. A Biden (77 años) se lo vio muy pálido y achacado por la edad.

Biden estaba mucho más elegante y llevaba un traje impecable con mayores detalles. Trump, con su look habitual: saco desprendido, lo que permite ver a algunos, freudianamente, una corbata que le cuelga.

Trump se mostró mucho más agresivo, pero no perdió la compostura. A ver si explico esto otra vez. Lo que para muchos puede ser grosería, para él era un acto de defensa; de plantarse firme. Cuando digo que no perdió la compostura, me refiero a que él no se mostró nervioso, ni al parecer dijo nada enojado. Biden sí lo hizo; le salió el enojo un par de veces o más. Se mostró bastante frustrado y agachaba la cabeza muy a menudo. Pero recordemos, este puede ser un aspecto muy positivo para su electorado, quien pudo identificarse con la frustración y enojo de Biden.

En Estado Unidos por lo general, en lo tocante a estas elecciones, ya no hay debates entre los ciudadanos. Cada uno tiene un punto de vista al que defiende agresivamente dejando aflorar sus emociones.

Estrategia para los debates siguientes  

La estrategia de Biden fue clara. En primer lugar: sobrevivir, hacerle frente a cada paso, lo cual lo logró. Después intentó atacar en los puntos débiles de Trump, entre ellos también los impuestos. Esa estrategia la seguiremos viendo.

Trump fue mucho más astuto y pronto dio la vuelta pasando rápidamente de ser presa a depredador. De eso también veremos mucho más.

Una de las ventajas de Trump es que él no se presenta como lo hace un político tradicional. Trump se presenta a sí mismo como una persona taimada, pero pícara (un chico malo). Está en su filosofía y en la de sus seguidores el pagar menos impuestos, lo cual no implica que él dé menos ayuda al Estado, ya que siempre ha dado mucho en contribuciones voluntarias de beneficencia.

Biden juega ahí en un espacio peligroso, ya que necesita más impuestos para llevar a cabo más proyectos estatales. La generosidad con el dinero ajeno no cae bien a muchos.

En los próximos debates podemos esperar lo mismo de Biden. Resistir y atacar en los puntos débiles de Trump. Su consigna será nuevamente no ceder, e intentar no equivocarse (esto puede ser muy difícil).

A Trump le faltó jugar mucho. Es como si hubiese entrado solo a un calentamiento. En este primer debate se las tomó contra los de la izquierda y los ecologistas. Pero Biden no representa a esos grupos, y lo dejó bien en claro (lo cual puede costarle muchos votos).

De lo que Trump no habló ni atacó a Biden es justamente de la postura ideológica del exvicepresidente. Biden es un globalista, y en este momento los globalistas y los del Wall Street no tienen buena recepción en EEUU.

En Paraguay, esto quizás le haya costado la candidatura a Santi Peña. Aunque ahora, el mismo gobierno de Marito frecuenta constantemente a soluciones globalistas, especialmente con préstamos.

Creo que este será uno de los tópicos con los que atacará Trump en la próxima.

Por lo demás, lo único que queda garantizado es que el espectáculo continuará. Quizás el moderador se avive esta vez y lleve una bocina de aerosol para impedir que se ladren el uno al otro.

¿Quién ganará el 3 de noviembre?

Una vez más, así como en 2016, es muy difícil de determinar. Todas las encuestas estuvieron equivocadas la última vez, y si la historia se repite, se abrirá otro paradigma que cuestione la validez de las encuestas. El caudal de Trump se completa con lo que se llama “la mayoría silenciosa”. Justamente, por la personalidad del personaje, mucha gente calla, para evitar las agresiones de aquellos que se creen moralmente superiores y pacifistas.

Una de las expresiones que quizás se repitan otra vez en la gente, es: “me costó un poco votar por Trump, pero me resultaba imposible votar por Hillary”.

2 Comments

2 Comentarios

  1. Martin Ramirez Machuca

    4 de octubre de 2020 at 10:22

    Apropiado y adecuado análisis del primer debate entre los candidatos al sillón presidencial estadounidense. Más allá de los berrinches de ambos candidatos, me gustaría saber, qué solución tienen éstos para los 12.000.000 de indocumentados que viven el el país del norte, cifra que representaría el 3,6 % de la población total. Dato según Christine Stenglein, Research Analyst, Center for Effective Public Management – The Brookings Institution, y publicado en Policy 2020.
    Sería una justicia social a nivel mundial para todos los inmigrantes que diariamente forman parte de la fuerza laboral estadounidense, de lograrse eso, sea quien fuera el ganador, ganaría el premio Nobel, apenas asumido al cargo.

  2. Arturo Naumann Mann

    4 de octubre de 2020 at 10:28

    Excelente comentario Dr.Redick.Creo que este debate està ampliamente definido. Trump Presidente

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