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Un tropezón no es caída

Foto: 123rf.

Foto: 123rf.

POR Sandra Lustgarten
Psicóloga y sexóloga.
Animarnos a la vida loca, entre sábanas y lujuria, entre frenesí fatal; descuidamos la forma y nos lanzamos a un modelo impuesto de Superman o galán. Las malas noticias son que a veces imponernos la gloria o el éxito implica sorpresas que nos insume en resultados impensables. 
El 75 % de los hombres que se creen invencibles, (en lo que se refiere a la erección por tiempo indeterminado), se descubren débiles, se sienten defraudados y acusan haber perdido la confianza en sí mismos, los desafíos se transforman e fracasos, porque sin duda no se trata de más horas de gym o de músculos potenciados por hormonas; se trata de algo más lógico y terrenal como es que todos los hombres son humanos y albergan en su pensamiento preocupaciones sobre el rendimiento, el progreso y la competitividad con otros que en su mente parecen más viriles.
En el ámbito terapéutico y en el trato con esta especie humana sensible que es el hombre afectado por su nueva realidad de perdida de virilidad, que puede evidenciarlo vencido o más preocupado y que llega a mis brazos a pedir sostén o un refugio que lo contenga, y que le dé herramientas para sobrellevar su nueva problemática, en referencia a una esperanza que alivie el agobio del fracaso que se impone cuando pierde la erección, o se siente afectada, se interrumpe o pierde la excitación. Esto lo condiciona a distanciarse más de la intimidad, evitar nuevos contactos o también generar momentos íntimos con diferentes mujeres a fin de sentirse más viril o poder desligarse de cualquier culpa , en este caso entonces el problema está afuera y no se sienten responsable de la respuesta que tienen, así evitan las consecuencias.
Esta respuesta cita un precedente histórico respecto a la pérdida del dominio sexual. La fantasía fugaz a veces y otra no, en cuanto a si hay reparación, si esto es un indicador de una posible enfermedad que está iniciándose, si es un presagio, si debe temer, o qué conducta debe tener y que tipo de herramientas necesita para sortear la situación antes que su pareja se percate. Cuanto miedo y qué ansiedad despierta la situación, la falta de respuestas y la pérdida del control sobre uno mismo, las dudas, la avidez de respuestas, esa sensación de que la vida sexual se termina, la impotencia y la tristeza.
Algunos hombres en pareja sin duda quieren congraciarse reemplazando buen sexo por otros obsequios o regalos, lujos y todo aquello que pueda sostener la relación y ocultar el problema, una forma de seducir mientras encuentran respuestas. Las mujeres también de hombres que han tenido un fracaso sexual muchas veces se manifiestan culpables, o piensan que ya no son amadas, que no gustan o despiertan el deseo que antes provocaban con más facilidad.
Sin duda comprender que esta disfunción no es parcial, y que se debe a uno, sino que afecta a la pareja, se vuelven ambos disfuncionales con sus miedos y creencias; cargando responsabilidades que no resuelven el problema ni lo tratan como deberían. Muchas son las variables que pueden dar un resultado negativo en el encuentro íntimo, el varón puede intentar rendir y presionarse para mostrarse un gran amateur”; sin embargo, es una contradicción en sí misma, tanto se esfuerza que en el intento aparece un pensamiento boicoteador y el miedo al no rendimiento, en la  preocupación por su rendimiento es el que hace que se cumpla lo temido.
Las mujeres que actúan perjudicando el resultado deseado, sin duda preguntar “si hay otra”, “si ya no siente amor”, mostrar dudas en el cambio de conducta íntima, expresar el miedo o la falta de confianza, todo impacta en forma negativa en el deseo masculino. Algunos hombres frente a la presión femenina huyen, se escapan de esa presión, ya que sienten la sobre exigencia y temen no lograr el objetivo. Algunas mujeres se muestran apáticas frente a la falta de respuesta masculina y prefieren no hablar del tema, o hacer de cuenta que no cambio nada, muestran  despreocupación, o que el cambio no las afecta, sin duda este tipo de reacción es muy desfavorable cuando hay que
buscar el origen del problema o cuál es el verdadero motivo de la disfunción masculina. Algunas respuestas sexuales masculinas calman la angustia femenina por infidelidad, siempre hay una mujer que cuenta que la disfunción sexual de su pareja le dio cierta tranquilidad emocional, sabe que no va a animarse con otra persona por miedo a fallar, sostienen el problema porque trae un beneficio secundario.
Las parejas deben aprender que puede suceder un fracaso y que esto no implica una enfermedad sexual, ni está anunciando una infidelidad, tampoco la muerte del amor, o la falta de deseo. Hay elementos que no se tienen en cuenta y que juegan e interactúan durante el encuentro íntimo. La predisposición de cada uno, las ganas de intimar a esa hora y en ese momento, la posibilidad de incluir la fantasía, las ganas de motivar el encuentro buscando un cambio de rol, de lugar, generar el clima adecuado, alejados del estrés, y sazonar los encuentros con la comunicación previa pudiendo interesarse en lo que cada uno necesita para lograr el éxtasis.
Algunas mujeres desean un hombre más amoroso, otras un hombre más sexy, o que sea deseado por otras mujeres, también es llamativo como mucho hombres muestran una reacción inesperada cuando la mujer que les gusta no les presta atención, es muy común que ese sea su punto de atracción y como buen cazador pretenda conseguir la presa.
El clima sexual de una pareja es fundamental y condiciona la magia del encuentro, lo más importante es que cuando una pareja establece una conectividad especial cualquier situación imprevisible o momentánea puede resolverse, “Un tropezón no es caída” , hay tropiezos que sirven para volver andar el camino, de forma más sólida . El trabajo terapéutico para recuperar la confianza es muy importante y curativo, el varón necesita perder el miedo y ahuyentar fantasmas frente a un episodio de fracaso y la mujer tiene un papel fundamental y un rol beneficioso si sabe cómo resolver y amortiguar la ansiedad que esto despierta en el varón, estos sucesos pueden ser solo llamados de atención y no una alarma.
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