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Lifestyle

La nueva pandemia de la adicción al sexo

Sexo. Foto: GQ España

Sexo. Foto: GQ España

POR Sandra Lustgarten
Psicóloga y sexóloga.

El sexo provoca deseo de más consumo, según dicen muchos que se reconocen adictos. Es que sin duda el sexo estimula que se segreguen hormonas que facilitan el consumo adictivo. En los últimos meses, la necesidad de sentirse vivo y las ganas de tener experiencias surreales hizo que muchos fanáticos del placer consuman sexo libre, disfruten de las oportunidades de tiempos de mayor intercambio íntimo y den curso libre a la modernización a través de explorar redes que abren otro ámbito para descubrir oportunidades de nuevos vínculos para alcanzar la lujuria y el placer.

El consumo del sexo se ha promovido intensamente entre adolescentes en la búsqueda de una identidad, la heterosexualidad ya no es el único recurso amoroso que tienen para dejar soltar la fantasía, de hecho transitan estas experiencias con diferentes emociones que los hacen sentir erotismo permanente en diferentes modos de vínculo o con diferentes variables. La emoción transita entre relaciones heterosexuales y homosexuales como para poder vivenciar experiencias alternativas, sin que esto determine una elección sobre una sexualidad estable, sino una variable de posibilidades según como se dé o cuál fuera la propuesta y oportunidad.

La nueva pandemia del sexo se extiende a otras etapas evolutivas que marcan una tendencia global a buscar parejas con altas diferencias de edad, rejuvenecer en la adicción es una propuesta que se manifiesta como un nuevo modelo que plantea ricas dosis de éxtasis y promete sensaciones diferentes, incluyendo el permiso a explorar emociones nunca antes permitidas, coartadas por modelos arraigados de educación moralista, o con base en un modelo represivo para evitar duras críticas sociales.

La mediana edad es una etapa que ha evolucionado con respecto a estos temas, en la que hoy fortalece el lema de los vínculos no como modelo rígido sino más liberal, suscitando y avanzando sobre ideales en cuanto más a la sensibilidad que a la forma.

Las maneras de relacionarse para lograr una experiencia con una logística diferente que asegure una sensualidad plena, y apunte al goce en el ámbito sexual sin contra tiempos, sin tantos tabúes, ni formalidades generacionales, que en fin solo condicionan un estado frígido y alejado de lo sensual, como fuera propio a formatos de estilos sexuales que transcurren en la madurez.

Sin alejarnos de la sorpresa de despabilarnos con gerontes que asumen un papel sumamente activo a la hora de tener sexo y explorar vivencias olvidadas de una sexualidad que a costa de la pérdida del deseo quedaba fuera de contexto. Ávidos de deseos los adultos mayores enfrentan un desafío nuevo y es encontrar la manera de participar de una etapa armoniosa en la vida sexual con encuentros que hagan de la vida íntima un escenario diferente, en si más placentero, sin tantos prejuicios sociales como un proceso adaptado a los tiempos modernos. Esta es una nueva era que ve con ojos alegres la posibilidad de que los abuelos disfruten sin tanta queja de una vida sexual plena, con metodologías afines a la situación física que viven y brindando consejos y terapias que no limiten sus posibilidades, obviamente que esto lleva a un beneficio secundario fundamentalmente a la hora de enfatizar su importancia y es que mejorar la calidad de vida íntima de esta generación promete beneficios saludables.

Algunos antecedentes desfavorables como evidencias de depresión se fueron manifestando en algunos gerontes que ya no se sentían competitivos y que se creían enfermos o con altas posibilidades de sucumbir a la impotencia, enfermedades serias o disfunciones que pongan un final a su vida sexual.

La revolución del viagra vino a incentivar una sexualidad con menos temores, más atrevida e irresponsable, con una propuesta harto llamativa para quienes creían haber llegado al final de su vida sexual.

Una de las más llamativas generaciones de esta época, nos dio que hablar en el tema de la adicción al sexo y sin duda es la etapa de los 50, un nuevo despertar sexual intriga a esta generación, entre la competitividad cuando se enfrentan a temores propios del momento que viven en cuanto a su funcionamiento.

Los varones que no han perdido la vergüenza y salen a buscar mujeres para asegurarse el funcionamiento en el momento de intimar.

La sexualidad de esta forma ha sido uno de los mayores consumos durante los últimos meses, con una necesidad imperiosa de experimentar todo tipo de alternativas a fin de vivir experiencias eróticas con altos caudales de descarga de libido, motivados por la posibilidad de recuperación rápida que brindan algunos vasodilatadores.

Mujeres con alto nivel de consumo de auto –estimulación, haciendo uso a propuestas de utilización de otras vías de placer como son los juguetes sexuales y el autoerotismo, con la única finalidad de alcanzar el orgasmo, que es la fantasía más frecuente de estos tiempos. Por último entre las noticias más sugestivas sobre el control de la natalidad y la posibilidad de reorganizarse frente a la naturalidad de una vida sexual libre, permisiva, descontracturada, más placentera y desprejuiciada siendo la tendencia principal sumar calidad de vida sexual, sin pretender la estabilidad en los vínculos.

Lo más atractivo de estas nuevas tendencias es que el sexo tiene hoy una mirada más optimista, con menor grado de obstáculos, que los hacen inalcanzables, desfavorables y críticos, si no una oportunidad frente a la variedad en la gama sexual que tiende indefectiblemente hacia el consumo de forma adictiva por su asociación con el placer.

Instagram: @sandralustgarten

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