Sexo con amor o sexo apasionado

POR Lic. Sandra Lustgarten

Psicóloga y sexóloga.

Un dilema muy común es intentar dilucidar si el sexo con amor es de mayor intensidad que el sexo apasionado y sin un afecto intenso. Las parejas que se encuentran en una experiencia íntima muchas veces manifiestan que la pasión superó el sentimiento amoroso. Explorar nuevas sensaciones, lugares, cambiar de roles y crear nuevos modelos de encuentro pueden resultar en una experiencia inolvidable donde no se necesita del sentimiento amoroso. Claro que una gran mayoría no está en la misma sintonía y aclaran que el sexo con amor siempre superó la fantasía.

Las etapas de la vida hacen que cambie la apreciación. Motivados por una cultura con cierta tendencia, muchas parejas reconocen que algunas liberalidades les provocan un miedo extremo. Poder explorar iniciativas, si bien es una manera de evitar la rutina, muchas veces solo lleva al fracaso. Las cuestiones que cambian una manera estructural de hacer el amor o tener sexo en la pareja muchas veces crean fantasmas alrededor del cambio, cuestiones relacionadas con preocupaciones o alarmas respecto a qué motiva el cambio.

El sexo con amor despierta una sensación de tranquilidad en muchas mujeres que logran relajarse sabiendo que están seguras en el brazo de una pareja estable; muchas jóvenes que se alarman frente al peligro del embarazo manifiestan que una relación estable les brinda una sensación de comodidad y de tranquilidad, lo que les permite liberarse de pensamientos que obstruyan el vínculo. Sin embargo, otras relatan que cuando comenzaron a sentir el hastío de la rutina, desearon experimentar un sexo atrevido, liberal, con permisos para abrir la pareja y que esa experiencia fue muy excitante, llevándolas a aumentar el deseo por su pareja estable.

Las fantasías esenciales en los vínculos son las que colaboran a que el deseo se mantenga vivo; sin ellas, es muy difícil lograr el placer sexual, esto es algo que lleva a coincidir a muchas personas de diferentes etapas generacionales.

El deseo se va perdiendo si no se enciende y la única forma de hacerlo es renovar la manera de encontrarse íntimamente, poder conversar con la pareja libremente sobre aquellas cosas que se quieren experimentar, cuál es el miedo para no hacerlo, por qué deberían experimentarlo, si la razón está justificada, y otras cuestiones que se plantean en general, pero se temen discutir.

El miedo en el sexo nos anula, no nos deja crecer como pareja, paraliza, obstruye y provoca la distancia. Algunos sentimientos son expresiones de miedos que quedaron apresados en el vínculo, nadie habla de ello hasta que algo explota y eso lleva a descubrir el origen del conflicto.

Sentir amor por la otra persona es desear que el otro disfrute del sexo, una relación sin placer sexual está destinada al fracaso. Parejas que vienen a consultar logran entender que el vínculo se fue deteriorando por las infinitas excusas que se interponían en las parejas para apagar la luz e irse a dormir cada uno para el otro lado. Nadie dice que es una generalidad, pero la gran mayoría experimenta mucha frustración cuando no puede hablar de lo que le pasa en la intimidad y de las cosas que no disfruta finalmente.

Amar al otro como a uno mismo

A veces me gusta invitar a las parejas a que se hagan el amor como si estuvieran ante un espejo, ponerse en el lugar del otro y cambiar los roles, sirve para entender qué está necesitando la otra persona, qué le gustaría, cómo le gusta hacerlo y qué espera durante el proceso de intimidad.

Siempre hay que llegar al orgasmo, manifiestan quienes desconocen la importancia fundamental del lenguaje sexual de una pareja. No es una obligación lograr el orgasmo; de hecho, esta presión es la que opone el resultado, o sea, lleva al resultado opuesto. El orgasmo es la respuesta final a una cadena situacional que se origina en el ámbito del encuentro íntimo.

Creer que siempre los contactos amorosos terminan en la cama

Es una creencia popular, si hubo algo siempre tiene que terminar en la cama; sin embargo, a modo de experiencia para mí, no siempre hay que terminar en la cama, también se puede buscar otros lugares que ayuden a expresarse con la fantasía y que alimenten el vínculo. Hay que buscar el ambiente apropiado, el momento y el lugar del día en donde ambos estén intencionados en tener intimidad. Muchas veces si esto nos sucede se lee un mensaje diferente como es que no se tienen ganas o que no hay amor.

Algunos matrimonios duran más porque tienen sexo apasionado y no amoroso

Esta dicotomía permanente oscurece el mensaje que se le quiere dar al sexo enamorado y al que es apasionado o para expresar la libido. Pero no confundamos algunos aspectos, como, por ejemplo: puede también condicionarlo el hecho de algunas personas adictas al sexo que solo lo utilizan como una vía para canalizar sus emociones negativas y relajarse.

Después de la menopausia, sin embargo, el sexo amoroso triunfa de una forma muy destacada; las parejas desean encontrarse en un ámbito de mayor seguridad emocional. Evitan de la forma que pueden tener cambios significativos y eligen una modalidad de pareja estable. Claro, pueden existir algunas excepciones.

Al mal tiempo, buena cara

Para finalizar esta nota, quisiera decir que, a mi entender, un sexo más armonioso, que permite la buena comunicación en la pareja, y que da una experiencia superior, sin duda es el sexo amoroso a toda edad, el sexo amoroso es el que busca la complicidad, donde el rol de cada uno está bien construido y pueden, desde ese lugar, proponer variantes que nutran y permitan lograr el éxtasis.

Cuando hay disconformidad y las personas por temor ocultan sus verdaderas emociones, se van creando nudos que repercuten en la forma de compartir de esa pareja. Estas situaciones llevan a suscitar crisis conflictivas, por eso hablar es un indicador importante a la hora de hacer el diagnóstico, si esa pareja tiene posibilidades respecto al tipo de comunicación que tienen.

Tener empatía no es amor, pero se toman de la mano

La empatía es fundamental en una relación amorosa, y se observa durante la intimidad, sería comprender a la pareja cuando surge una dificultad. Las personas pueden intentar entenderse, pero eso no significa que pierdan su identidad.

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