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Anticoncepción masculina: calor para prevenir el embarazo
El anillo Andro Switch utiliza el calor corporal para detener la producción de esperma. Imagen: AFP
En París, en un evento sobre derechos reproductivos, Maxime Labrit presentó sus anillos de silicona de colores. El enfermero se ha propuesto revolucionar la anticoncepción masculina.
Hay más de dos mil millones de varones en edad reproductiva en nuestro planeta. Uno de cada dos embarazos es indeseado. La carga suele recaer en las mujeres, y los hombres tienen pocas opciones para controlar su fertilidad.
Sin embargo, estudios globales, apoyados por organizaciones como la Fundación Gates y las Naciones Unidas, muestran que hay un interés creciente en nuevos anticonceptivos masculinos.
¿Qué hay además de preservativos y la vasectomía?
Según la Iniciativa sobre Anticonceptivos Masculinos (IAM), los científicos están trabajando en más de 100 métodos. Hasta ahora el más avanzado es un preparado hormonal llamado gel NES/T, que se aplica en el hombro.
Los productos más prometedores son el gel bloqueador del conducto deferente de Contraline y la píldora diaria sin hormonas de YourChoice. Se están probando en humanos, pero no estarán disponibles en el mercado hasta dentro de cinco o diez años.
“No es necesario esperar. Se puede usar calor inmediatamente”, dice Labrit, quien inventó los anillos de silicona. Después de enamorarse de una mujer francesa, ella le pidió que se hiciera responsable de su esperma. Junto con sus padres, desarrolló el prototipo del Andro Switch Ring en su garaje.
Nuevo enfoque: anticoncepción térmica
El principio parece muy simple: la producción de esperma depende de la temperatura. El anillo eleva los testículos cerca del cuerpo para que puedan absorber el calor natural del cuerpo. Un aumento de la temperatura de unos pocos grados puede provocar infertilidad temporal.
También en Francia se vende ropa interior térmica con un parche de calor, que altera la producción de espermatozoides.
¿Cómo saber si funciona?
Un método importante para controlar la fertilidad es el análisis de semen. Rolf Tobisch, doctor e investigador alemán de la Universidad Técnica de Mittelhessen, desarrolló una prueba casera de esperma. Pero las certificaciones médicas requieren mucho tiempo y dinero.
También desarrolló un dispositivo anticonceptivo térmico, que solo requiere calentar los testículos durante 10 minutos una vez al mes para que los hombres sean temporalmente estériles. A pesar del potencial, Tobisch tiene dificultades para obtener financiación suficiente.
“He pensado muchas veces en rendirme”, dijo a DW. Los inversionistas suelen esperar una rentabilidad en el plazo de un año, pero la licitación médica puede tardar varios años y, además, se requiere una extensa investigación de laboratorio, ensayos clínicos y permiso de autoridades sanitarias.
Como último recurso, muchos comercializan sus productos como juguetes sexuales o como ropa interior térmica. El anillo de silicona Labrit se vende en el sitio web Thoreme.com como un “objeto decorativo directamente de Urano”.
En tres estudios diferentes se examinó si el aumento de la temperatura testicular de 1 o 2 grados Celsius (33 a 35 grados Fahrenheit), durante al menos 15 horas al día, afecta la producción de esperma. Las parejas utilizaron anticonceptivos térmicos como única opción anticonceptiva. En un total de más de 500 ciclos menstruales no se produjo ni un solo embarazo.
Grandes compañías farmacéuticas no apuestan por esos productos
Según Logan Nickels, investigador jefe de la Iniciativa Contraceptiva Masculina (ICM), llevar productos al mercado requiere el apoyo de las principales compañías farmacéuticas, que prefieren apostar por empresas emergentes. Bayer, por ejemplo, probó hace una década un anticonceptivo masculino, certificado como “eficaz” y con “efectos secundarios tolerables”.
A pesar de este éxito, Bayer interrumpió la investigación. En una declaración a DW, la empresa alemana dijo que dudaba que el producto fuese a ser un éxito comercial. Abbvie y Pfizer dijeron que no participan activamente en el negocio de los anticonceptivos masculinos. Johnson & Johnson y Teva no han respondido a las preguntas de DW sobre el tema.
“El problema no son los hombres, sino los sistemas arraigados que se resisten al progreso técnico y social”, afirma Franka Frei, periodista y autora alemana. Ella escribió un libro sobre cómo la investigación dominada por los hombres y la industria de la salud, con fines de lucro, ignoran la necesidad de un control de la natalidad con igualdad de género.
“Sólo hace falta un producto para allanar el camino”, afirma Nickels, de ICM, señalando el posible efecto dominó.
Dado que se espera que el mercado mundial de anticonceptivos alcance los 40 mil millones de euros hasta 2030, varios países invierten en el sector. La financiación proviene, sobre todo, de organizaciones sin fines de lucro e instituciones académicas en Estados Unidos, India, Brasil y Australia.
Fuente: DW.
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