Infidelidad y sus posibles causas

POR Sandra Lustgarten

Psicóloga y sexóloga.

La infidelidad ha ido superándose según cánones que han cambiado la historia en las distintas culturas, ser infiel hoy en día tiene una connotación distinta con un significado menos traumático para quien es el damnificado o quien recibe la traición. Cuando se rompe una promesa de amor, se fractura la confianza, la esperanza en el porvenir, y sin lugar a dudas en muchas parejas el disfrute. Pero hay situaciones que lindan con la infidelidad, pero se las puede tomar en forma más relajada, digamos flirteos con compañeros de trabajo. Muchos pacientes narran esas situaciones que ocasionan serios conflictos en las parejas y que se relaciona con situaciones amistosas, pasajeras, de seducción que no se ajustan al término infiel.

La vida de una pareja que recibe el impacto emocional de una infidelidad cambia, la sensación de tranquilidad y de sentir que la pareja está unida, el displacer se siente en este ámbito y aunque uno pone la energía para subsanar la persona herida no logra recomponer lo que internamente se rompió, además de quedar siempre el miedo a la repetición.

Cuando la infidelidad sirve como juego manipulador y que solo sirve para determinados fines en el ámbito de la pareja, por ejemplo, atraer al otro o hacer que el otro, la persona engañada empiece a prestar más atención. Sin duda de estas situaciones, de las más comunes, se entiende que la pareja funciona de esta manera. El sentimiento amoroso y de unión se reconoce en estas situaciones, es la puesta a prueba del amor.

La infidelidad para poder recuperar el ego, hay personas que necesitan experimentar, recuperar la confianza a través del deseo de los otros, de esta manera aumentar la autoestima para volver a sentirse deseados, algunos hombres manifiestan que no fue hasta que la mujer se enteró de una infidelidad que volvieron a recibir la atención de la pareja enfocada en los hijos o en su carrera. Algunas parejas que sienten el peso de la rutina pueden recomponer la relación después de incursionar en la infidelidad.

“No sabemos el valor de las personas hasta que las perdemos”, de esta manera es la prueba de fuego, en rigor es la manera en que posicionamos la relación, si en principio hay cosas que resultan triviales, pero en lo concreto amenazan y provocan turbulencias amorosas.

La infidelidad puede darse en cualquier matrimonio, no es selectiva, se entiende como falta de compromiso y desamor, se percibe con falta de autoestima, miedo, ansiedad e inconformismo de la propia imagen, en algunos casos resulta en adicciones sobre todo asociadas a la perturbación emocional que siente el afectado aunque ambos lo son en un contexto donde un factor externo provoca un daño al vínculo.

Algunas parejas no negocian el amor, y esta frase me hace sentir y pensar que no se puede ceder a alguien que se ama, sin duda esto causa un tremendo dolor, ¿Por qué sería comprensible entender que uno debe resignarse a entregar lo que se amó durante tiempo?

Darse una segunda oportunidad, dejo a la amante y volvió entonces sienten que recuperaron el tesoro perdido, un tesoro que no lucía, el reflejo del fracaso, y sin entrar en el detalle de que muchas veces infortunadamente hay parejas que creen en este resultado, “lo recupere entonces me elige a mí”, cuando escucho a mis pacientes sobre estas reflexiones de recuperada o de racionalización pienso que difícil es poder entender que este tipo de heridas provocan tajos que no se revierten ni con el mejor cirujano. El miedo a volver a sufrir, el pánico a tener que sobrevivir a otra ruptura, a tratar de recuperar la fe en uno mismo, a no poder olvidar o dejar de tener imágenes que se fantasean de la persona amada con otra persona y la curiosidad morbosa de cómo habría sido esa experiencia, creando un fantasma en el vínculo difícil de espantar.

“La unión hace al vínculo” y es ese poder que se crea cuando una elación es abierta, se sinceran y pueden resolver conflictos, discutir los litigios sin amenazar el vínculo, fortaleciendo los puntos débiles y compartiendo las expectativas o deseos, llegar a un entendimiento a través de un mismo lenguaje, esto es el lenguaje del amor.

El día después que se fue con la otra, ese día se siente un vacío, una sensación de fracaso irrecuperable, la pérdida de esperanza en la pareja, en el amor, algunas personas sienten un resentimiento que afecta la convivencia y cualquier posibilidad de cambio terapéutico.

“Al infiel no se le mueve un pelo”; sin embargo, muchos infieles sienten que no volverán a tener otra posibilidad, hay parejas que sienten que si perdonan van a ser carne de cañón para el infiel, y otras que temen quedar expuestos, que la otra persona lea esa disculpa o nueva oportunidad como la apertura a tener relaciones abiertas, un mensaje explícito, creando un nuevo modelo de conducta en la pareja y de comportamiento avalado, reconociendo que se pudiera generar un estilo de relación.

La esperanza de que vuelva y no suceda, algunas personas que sufren el engaño son capaces de hacer lo que fuera necesario para recomponer la pareja, y recuperar el amor lo la mirada del infiel, y en vez de ser el victimario quien compensa, es la víctima quien supedita todo y se humilla con tal de recuperar el amor.

Pedir ayuda es mostrar nuestras debilidades, las parejas necesitan apoyo y seguimiento profesional cuando están atravesando este dolor, y contención familiar. Pero de qué lado nos ponemos, como determinar quién es el más afectado. Algunas veces el infiel es la víctima, este ha llegado a tocar fondo y trata de recuperar la autoestima herida por malos tratos y falta de atención.

Reconstruyendo la pareja, para llegar a esta situación y lograr que se repare el daño la pareja debe comprometerse con la forma de entablar la reconciliación, el resultado dependerá de los pasos previos, compartiendo las dificultades, los temas que más se cuestionan y las formas de resolverlos, entablar un diálogo que comprenda la forma de mejorar el vínculo a partir de saber qué es lo que necesita cada uno para sentirse más enamorado.

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