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Enfermedad de alzhéimer: paso a paso, cómo se realiza el diagnóstico

Alzheimer. Foto referencial.

Alzheimer. Foto referencial.

El uso de tecnologías como la resonancia magnética y la tomografía permiten identificar anormalidades en el cerebro y pueden ayudar a diferenciar esta patología de otros trastornos. Cuáles son los estudios que confirman la afección

Según el Instituto de Salud Mental de Estados Unidos, la enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral progresivo e irreversible que destruye lentamente la memoria y las habilidades de pensamiento y, eventualmente, la capacidad de realizar las tareas más simples. Es la causa más común de demencia en adultos mayores.

Los síntomas del Alzheimer son cognitivos y conductuales, tales como problemas de memoria, de orientación, confusión, entre otros. Lograr un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado es indispensable para proteger la calidad de vida.

No existe una prueba específica para confirmar un diagnóstico de la enfermedad. El médico decidirá si el Alzheimer es la causa más probable de los síntomas basándose en la información que se proporcione, un examen físico y los resultados de varias pruebas.

Los distintos exámenes

Examen neurológico. Para esta prueba, su médico evaluará su salud neurológica general al probar:

  • Reflejos
  • Tono y fuerza muscular
  • Capacidad para levantarse de una silla y caminar por la habitación
  • Sentido de la vista y el oído
  • Coordinación
  • Equilibrio

Pruebas de laboratorio: los análisis de sangre pueden ayudar a descartar otras posibles causas de pérdida de memoria y confusión, como un trastorno tiroideo o deficiencia de vitaminas.

Evaluación del estado mental y pruebas neuropsicológicas. Un médico puede realizar una breve prueba del estado mental para evaluar la memoria y otras habilidades cognitivas.

Las formas más extensas de pruebas neuropsicológicas pueden proporcionar detalles adicionales sobre la función mental en comparación con personas de edad y nivel educativo similares. Estas pruebas también son importantes para establecer un punto de partida para rastrear la progresión de los síntomas en el futuro.

Imágenes cerebrales: se utilizan para identificar anormalidades visibles relacionadas con condiciones distintas de la enfermedad de Alzheimer, como accidentes cerebrovasculares, traumas o tumores, que pueden causar cambios cognitivos.

La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la pérdida de células cerebrales o neuronas. Foto: BBC.

La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la pérdida de células cerebrales o neuronas. Foto: BBC.

Estudios con imágenes del cerebro

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha aprobado el uso de tomografía por emisión de positrones (PET) para identificar placas de beta-amiloide en el cerebro. La beta-amiloide, un biomarcador de la enfermedad de Alzheimer, se deposita en el cerebro años antes de que se desarrollen los síntomas. Con el tiempo, esta proteína se agrupa y forma placas endurecidas.

El tau es otro sello distintivo de la enfermedad de Alzheimer. Los estudios sugieren que los depósitos de tau en el cerebro están más relacionados con los síntomas de la enfermedad de Alzheimer que los depósitos de beta-amiloide. Los investigadores continúan estudiando el desarrollo de tau en el cerebro en un esfuerzo por encontrar características diagnósticas que se puedan usar para ayudar a diagnosticar la enfermedad de Alzheimer.

Los estudios con imágenes del cerebro pueden incluir los siguientes procedimientos:

Imágenes por resonancia magnética (IRM): utiliza ondas de radio y un campo magnético fuerte para producir imágenes detalladas del cerebro. Las exploraciones por IRM se utilizan principalmente para descartar otras condiciones. Una IRM también puede mostrar la disminución del tamaño del cerebro (atrofia) del hipocampo, el centro de conmutación central del cerebro para el almacenamiento y la recuperación de información. Otras irregularidades anatómicas en otras partes del cerebro también pueden proporcionar signos de declive relacionado con el Alzheimer.

Tomografía por emisión de positrones (PET) con fluorodeoxiglucosa (FDG). Este tipo de escáner resalta áreas donde el cerebro no está utilizando el azúcar en la sangre (glucosa) como debería. En términos médicos, esto se conoce como disminución del metabolismo de la glucosa. Identificar áreas del cerebro en las que los nutrientes se metabolizan mal —áreas de bajo metabolismo— puede ayudar a distinguir entre la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia.

Tomografías por emisión de positrones (PET) de amiloide y tau. Estas exploraciones implican el uso de un compuesto químico llamado trazador radiactivo para medir la cantidad de acumulación de beta-amiloide o tau en el cerebro, signos característicos de la enfermedad de Alzheimer.

Una exploración PET que no muestre una cantidad específica de amiloide o tau puede usarse para descartar el Alzheimer. Sin embargo, una exploración positiva, una que muestre un aumento de amiloide y tau, es menos concluyente. No necesariamente descarta la presencia de otras enfermedades, además del Alzheimer.

Tanto las tomografías por emisión de positrones (PET) de amiloide como de tau se usan principalmente en entornos de investigación. Las exploraciones PET de amiloide están disponibles en algunos centros médicos, pero rara vez se usan en entornos clínicos. Las exploraciones PET de tau se usan estrictamente para investigación.

En circunstancias especiales, como demencia progresiva rápida o demencia de inicio muy temprano, también pueden realizarse otras pruebas. Estas incluyen las que miden beta-amiloide o tau anormal en el líquido cefalorraquídeo.

Las estadísticas vienen apuntando que las mujeres tienen el más probabilidades de padecer Alzhéimer que los hombres. Foto: BBC.

Las estadísticas vienen apuntando que las mujeres tienen el más probabilidades de padecer Alzhéimer que los hombres. Foto: BBC.

Pruebas neuropsicológicas comunes

Estas son algunas de las que usan los médicos de forma frecuente. Aunque pueden parecer simples, están diseñadas para ser desafiantes.

Memoria reciente. Lo que el médico puede preguntar: aprender una lista de palabras y repetirlas, y luego recordarlas después de un retraso de varios minutos; después de eso, identificar las palabras de una lista más larga de palabras.

Memoria remota. Lo que el médico puede preguntar: relatar hechos de la historia personal, como dónde vivió la persona cuando era niño, dónde trabajó o fue a la escuela, o información aprendida en la escuela.

Habilidades lingüísticas. Lo que el médico puede preguntar: nombrar objetos comunes en la habitación, como un escritorio, interruptor de luz o cortina. Seguir instrucciones, como repetir una frase simple o señalar diferentes objetos.

Habilidades motoras. Lo que el médico puede preguntar: manipular clavijas pequeñas. Tocar los dedos para que se pueda medir la velocidad de toque. Agarrar algo para que se pueda medir la fuerza de agarre.

Habilidades ejecutivas. Lo que el médico puede preguntar: señalar las similitudes y diferencias en palabras relacionadas. Resolver problemas. Mostrar habilidades de percepción visual y espacial. Emparejar figuras que se parecen. Dibujar un reloj o una figura compleja.

¿Qué hay sobre el cribado genético?

Existen kits de cribado que detectan cambios genéticos vinculados a formas de Alzheimer de inicio temprano y tardío, pero los especialistas no suelen recomendar las pruebas genéticas rutinariamente.

Si alguien tiene síntomas de Alzheimer de inicio temprano, que típicamente afecta a personas menores de 65 años, y tiene una fuerte historia familiar de demencia de inicio temprano, el cribado de mutaciones genéticas puede ser útil. Las probabilidades de desarrollar Alzheimer son muy altas si tiene una de las tres mutaciones asociadas con la enfermedad de inicio temprano. Antes de someterse a las pruebas, sin embargo, es mejor hablar con un médico especialista en genética.

El cribado del alelo e4 del gen de la apolipoproteína E (APOE) asociado con la enfermedad de Alzheimer de inicio tardío no tiene mucha validez clínica en este momento. Tener la mutación no garantiza que desarrollará la enfermedad, y no tenerla no significa que no la desarrollará. Por estas razones, además del hecho de que no hay una terapia preventiva disponible, las pruebas genéticas para el gen APOE no se recomiendan fuera de los entornos de investigación.

Biomarcadores para detectar el Alzheimer antes de que aparezcan los síntomas

Los investigadores continúan estudiando los cambios en el cerebro que ocurren antes de que alguien muestre signos y síntomas de la enfermedad de Alzheimer. La esperanza es que, al detectar estos cambios más temprano, los medicamentos y otras intervenciones puedan evitar que la enfermedad se asiente en el cerebro. Este conocimiento también puede llevar a nuevos tratamientos.

Para detectar el Alzheimer en sus primeras etapas, los investigadores han creado un marco de biomarcadores para indicar si alguien tiene la enfermedad incluso antes de que comiencen los primeros síntomas.

Los biomarcadores ya se usan para detectar otras enfermedades, como la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes y el cáncer. Se realizan ciertas pruebas para mostrar si tienes estas condiciones, incluso si no tienes ningún síntoma. La idea es utilizar el mismo enfoque con el Alzheimer.

Así como se usan las pruebas de azúcar en la sangre y A1C para identificar si alguien tiene diabetes, un marco similar utilizan los biomarcadores del Alzheimer para decir si alguien tiene la enfermedad, incluso sin signos o síntomas. Según este marco, las tomografías por emisión de positrones (PET) y las pruebas de líquido cefalorraquídeo se utilizan para detectar si alguien tiene la enfermedad de Alzheimer basándose únicamente en la presencia de proteínas beta-amiloide y tau en el cerebro.

Es importante tener en cuenta que la presencia de proteínas beta-amiloide y tau no garantiza que una persona desarrolle síntomas cognitivos de la enfermedad. Algunas personas con estos depósitos de proteínas nunca desarrollan deterioro cognitivo.

A partir de ahí, la resonancia magnética (IRM) puede usarse para detectar neurodegeneración. Esto se hace para ayudar a medir la severidad de la enfermedad. Por ejemplo, una IRM puede mostrar si el hipocampo —una parte del cerebro importante para la memoria— se está encogiendo. Seguir el marco permite a los investigadores identificar a individuos con evidencia de proteínas beta-amiloide y tau, así como evidencia de neurodegeneración, señalada por el encogimiento del hipocampo del cerebro. Los investigadores han encontrado que las personas cuya memoria declina más rápidamente tienen anomalías en los tres biomarcadores: beta-amiloide, tau y neurodegeneración.

Los investigadores continuarán probando y refinando este marco. Algunos estudios actuales están investigando si otros tipos de pruebas también pueden ayudar a predecir quién desarrollará la enfermedad de Alzheimer.

Es importante recordar que este marco no está actualmente en uso en los consultorios de los médicos. Pero la esperanza es que algún día sea una herramienta que pueda ayudar a detectar el Alzheimer temprano y proporcionar tratamiento que pueda reducir e incluso prevenir sus efectos.

Fuente: Infobae.

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