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¿Por qué el ícono del corazón no se ve como uno de verdad?

Investigaciones modernas sugieren una conexión anatómica detrás del símbolo del corazón. En la pintura de Philippe de Champaigne (ca. 1650), Agustín de Hipona sostiene un corazón encendido por un rayo de la Verdad divina (Veritas).Imagen: Public Domain

Investigaciones modernas sugieren una conexión anatómica detrás del símbolo del corazón. En la pintura de Philippe de Champaigne (ca. 1650), Agustín de Hipona sostiene un corazón encendido por un rayo de la Verdad divina (Veritas).Imagen: Public Domain

Explorando el enigma del símbolo del corazón: a pesar de ser universalmente reconocido, el clásico símbolo del corazón parece tener poco en común con los corazones humanos reales. ¿Ficción o realidad?

El corazón, ese ícono universal del amor y las emociones, es un símbolo que todos reconocemos instintivamente. Aunque su forma estilizada poco tiene que ver con el órgano que late dentro de nuestro pecho (al parecer), su representación ha estado impresa en nuestra cultura desde tiempos inmemoriales. ¿Pero de dónde proviene esta forma tan característica?

Aunque muchos podrían pensar que el símbolo del corazón es una mera abstracción artística, estudios recientes sugieren lo contrario; podría haber una fascinante conexión anatómica detrás de esta representación. Sin embargo, antes de entrar en detalles, hagamos un breve repaso de su historia.

El símbolo universalmente reconocido del corazón tiene una intrigante historia llena de fascinantes teorías. En la imagen, una representación de las Cinco Llagas del año 1486.

El símbolo universalmente reconocido del corazón tiene una intrigante historia llena de fascinantes teorías. En la imagen, una representación de las Cinco Llagas del año 1486.

Teorías sobre el origen del símbolo del corazón

Desde la antigua Grecia, filósofos como Aristóteles relacionaron el corazón con las emociones y el amor. Poetas y escritores de la época, como la célebre Safo, también se hicieron eco de esta asociación en sus obras. Sin embargo, según el neurocirujano y escritor holandés Pierre Vinken, la representación gráfica del corazón, tal y como la conocemos hoy, que se popularizó en Europa durante el siglo XVI, parece haber surgido en el siglo XIII, quizá inspirada en las descripciones aristotélicas del órgano.

Otras teorías sugieren que el clásico logotipo del corazón representa la hoja de una especie extinta de hinojo gigante llamada silfio, utilizada en la antigua Grecia y Roma como condimento, medicina y anticonceptivo. También se especula que podría derivar de formas anatómicas como los senos o las nalgas, o incluso de la hoja de nenúfar o la hiedra.

No obstante, un estudio reciente publicado en el Journal of Visual Communication in Medicine propone una teoría alternativa, más relacionada con observaciones anatómicas precisas realizadas en la antigüedad.

Imágenes angiográficas modernas y observación en el pasado

Gracias a la angiografía coronaria, técnica moderna que emplea un tinte especial y rayos X para observar las arterias del corazón, los científicos han descubierto que la inyección simultánea de contraste en las arterias coronarias produce una imagen sorprendentemente similar al símbolo del corazón. Esto sugiere que la silueta del corazón podría tener un origen anatómico preciso.

Este hallazgo plantea la intrigante posibilidad de que los antiguos anatomistas hayan vislumbrado este patrón mucho antes de que la ciencia moderna lo revelara. Los autores del estudio se preguntan si los estudios anatómicos realizados desde la época de Galeno hasta Vesalio, junto con artistas como Leonardo da Vinci y Miguel Ángel que realizaron autopsias para mejorar su comprensión de la anatomía humana, pudieron influir en la creación del símbolo del corazón. Es posible que, utilizando técnicas rudimentarias de moldeo de la circulación coronaria, estos primeros estudiosos hayan observado una forma similar a la que hoy reconocemos.

Aunque esta teoría sigue siendo de naturaleza conjetural y se necesitan más estudios históricos para confirmarla, los autores del nuevo estudio sugieren que puede ser “la hipótesis más plausible para explicar la correspondencia exacta de nuestras imágenes con la antigua imagen arquetípica del corazón”.

Fuente: DW.

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