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¿Por qué se asocia al gato negro con la mala suerte? Es la apofenia
Gato negro. Foto: NationalGeographic.
Pedir un deseo a las 11:11, ver formas conocidas en las nubes o pensar que los gatos negros dan mala suerte son formas de apofenia, una experiencia que te hace ver patrones donde no los hay.
¿Alguna vez has sentido que atraes una llamada telefónica solo con tu pensamiento? ¿O por casualidad ves tu número favorito cada vez que miras el reloj? ¿Y cuándo miras al cielo ves siempre formas de objetos de tu día a día en las nubes? Pues lamento decirte que estas experiencias no son ningún tipo de patrón o conexión especial, sino que es un fenómeno que ocurre en nuestra mente y que responde al nombre de apofenia.
Se define como un comportamiento propio del ser humano que consiste en la búsqueda de ciertos patrones en sucesos aleatorios y datos sin sentido aparente y, aunque normalmente se relaciona a áreas como la psicología, también puede dar lugar a errores en el campo de la estadística. Esto es porque los científicos y matemáticos pueden llegar a pensar que están viendo conexiones y asociaciones entre diferentes datos, cuando en realidad se trata de fenómenos completamente aleatorios.
Conexiones aleatorias
El término apofenia proviene de la mezcla de los términos griegos apo que significa “alejar” y phaínein que se traduce como aparecer. Los expertos definen este fenómeno como un juego mental o una experiencia que hace que el individuo crea ver patrones o ciertas conexiones no reales en sucesos que ocurren de forma fortuita o aleatoria.
Uno de los ejemplos más clásicos y masificados de apofenia es el llamado Club de los 27, donde se recogen a un grupo de personalidades conocidas que fallecieron a los 27 años de edad. Socialmente, se habla de este fenómeno como un “misterio” y se buscan señales comunes a las muertes de cada uno. En realidad, lo que ocurre es que se está tomando un grupo cerrado de personas que han muerto a los 27 años, sin tener en cuenta todas las que no lo han hecho, y se buscan razones o patrones no reales que den explicación a ese “punto en común”.
El término fue acuñado por el neurólogo alemán Klaus Conrad en el año 1959. En su momento, este científico se encontraba trabajando con personas que sufrían de esquizofrenia y psicosis, los cuales son casos donde se repiten de forma extrema los síntomas de la apofenia. Definió el trastorno como “experiencias concretas de dar sentido anormalmente a lo que no lo tiene”. Sin embargo, años después, en 2001, el neuropsiquiatra Peter Brugger citó a Conrad alegando que se trataba de un fenómeno no ligado a la distorsión de la realidad, y normal en todo tipo de individuos siempre y cuando no se convierta en una obsesión.
¿Por qué aparece?
Los expertos en la materia apuestan porque se trata de un fenómeno intrínseco a la biología humana. Y es que, al fin y al cabo, todos somos descendientes de los homínidos que se adaptaron a su entorno a base de entender los ciclos de la naturaleza y conectar ciertas señales que ocurrían a su alrededor, como la de ruidos de animales con la posibilidad de cazar. Por esa razón, se piensa que los seres humanos son criaturas que buscan esos patrones por naturaleza: la evolución favoreció a aquellos que supieron buscar de forma correcta la asociación entre ciertos tipos de eventos.
De hecho, existen ciertos comportamientos en las personas que las vuelven más predispuestas a vivir estos fenómenos. Por ejemplo, Peter Brugger afirmaba que las personas más creativas tienden a encontrar esos patrones en su vida cotidiana de forma más constante. Por otro lado, un estudio del año 2017 sostenía que, en muchos casos, las personas que ven esos patrones en sucesos aleatorios, como lanzamientos de monedas o en dibujos completamente abstractos, presentaban también una mayor probabilidad de creer en teorías conspiranoicas y en bulos informativos.
Apofenias comunes
Dentro de las apofenias que puede experimentar una persona común se extienden un sinfín de ellas. Las más comunes y “socialmente aceptadas” pueden ser el pensar en un augurio de mala suerte al ver un gato de color negro, pasar por debajo de un andamio o abrir un paraguas en el interior de una vivienda. También se encuentran las creencias de que pedir un deseo cuando el reloj marca las 11:11 hará que este se cumpla, de que ver un número en todas partes significa que es un “número de la suerte” o de que tener un amuleto de buena suerte traerá prosperidad y buenos momentos.
Cabe resaltar que es necesario visitar un profesional cuando estos fenómenos casuales se vuelven algo cotidiano, porque puede ser una señal de obsesión. Uno de los casos más conocidos de apofenia fuera de control es la que aparece en la película El número 23, en la cual un hombre se vuelve paranoico al descubrir un libro que parece describir su vida y en cuyas páginas se repite una y otra vez el número 23.
Fuente: National Geographic.
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