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“Pueden causar mucho daño”: ocho mitos sobre el sexo que los expertos quieren que dejes de creer
Atribúyelo a la variabilidad de la educación sexual, en las secundarias e incluso en las facultades de medicina, o al hecho de que a muchos adultos les cuesta hablar de sexo incluso con quienes los ven desnudos regularmente. Sea cual sea la razón, la desinformación sobre la sexualidad y el deseo es muy común.
“Existen muchos mitos”, sostuvo Laurie Mintz, profesora emérita de psicología de la Universidad de Florida, quien se centra en la sexualidad humana. Y, añadió, pueden “causar mucho daño”.
Por eso, nos pusimos en contacto con un grupo de terapeutas e investigadores sexuales y les pidió que compartieran un mito que desearían desaparecer.
Mito 1: los demás tienen más sexo que tú
“Curiosamente, este mito se mantiene a lo largo de toda la vida”, dijo Debby Herbenick, directora del Centro de Promoción de la Salud Sexual de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana y autora de Yes, Your Kid: What Parents Need to Know About Today’s Teens and Sex.
Muchos adolescentes creen que “todo el mundo lo está haciendo”, agregó, lo que los lleva a lanzarse a mantener relaciones sexuales para las que no están preparados. Este mito también puede hacer que las personas mayores en relaciones largas se sientan fatal, como si fueran las únicas que atraviesan un periodo de “sequía”, cuando en realidad solo experimentan el sube y baja natural del deseo.
“Es bastante habitual que una de cada tres personas no haya mantenido relaciones sexuales en pareja durante el año anterior”, afirmó Herbenick, refiriéndose a varias encuestas representativas a nivel nacional. También señaló que los estudios en los que trabajó muestran que la actividad sexual disminuyó en los últimos años por razones que no se comprenden del todo. (Los investigadores plantearon la hipótesis de que el descenso tiene que ver con factores como el aumento del sexting o sexteo y la pornografía en línea, así como la disminución del consumo de alcohol entre los jóvenes).
“Normalizar que hay períodos de poco o ningún sexo en pareja puede ser de ayuda –insistió Herbenick–. Dicho esto, para aquellos que buscan algo de longevidad en su vida sexual en pareja, es importante pensar en el sexo de una manera holística”. Eso significa cuidar la salud física y mental, explicó, y hablar de los sentimientos con la pareja para mantener la sensación de intimidad y conexión.
Mito 2: sexo significa penetración
Los terapeutas sexuales suelen lamentar que la gente se quede atrapada en ciertos “guiones sexuales”, o en la idea de que el sexo debe desarrollarse de una manera determinada: normalmente, un poco de juegos preliminares que conducen al coito.
Pero “tenemos que ir más allá de definir el sexo por un único comportamiento”, consideró Ian Kerner, terapeuta sexual y autor de Ellas llegan primero. Señaló que este tipo de pensamiento estrecho contribuyó a la prolongada brecha de placer entre hombres y mujeres en los encuentros heterosexuales. Por ejemplo, un estudio reveló que el 75% de los hombres heterosexuales afirmaban haber tenido un orgasmo cada vez que habían mantenido relaciones sexuales íntimas en el último mes, frente al 33% de las mujeres heterosexuales.
Una encuesta reveló que el 18% de las mujeres alcanzaban el orgasmo solo con la penetración, mientras que el 37% afirmó necesitar también la estimulación del clítoris para llegar al orgasmo durante el coito. En lugar de precipitarse hacia el coito, hay que centrarse en el “coito sin penetración”, un término que engloba cualquier actividad sexual que no implique penetración, indicó Kerner.
“Si nos fijamos en la mayoría de las películas convencionales, la imagen es la de mujeres que tienen estos orgasmos rápidos y fabulosos durante la penetración, y los juegos previos son apenas la antesala de ese evento principal –recordó Mintz–. En realidad, científicamente, eso es realmente perjudicial y falso”.
En una encuesta realizada a miles de mujeres para su libro Becoming Cliterate, Mintz descubrió que el porcentaje de mujeres que afirmaba haber tenido un orgasmo solo con la penetración era del 4% o menos.
Equiparar sexo con penetración también deja fuera a las personas que tienen sexo de otras formas. Por ejemplo, Joe Kort, terapeuta sexual, acuñó el término sides (costados, en inglés), para describir a los hombres homosexuales que no practican sexo anal. Lexx Brown-James, terapeuta sexual, afirma que ese punto de vista también pasa por alto a las personas con ciertas discapacidades, así como a quienes simplemente no disfrutan con la penetración. Muchas personas encuentran mayor satisfacción sexual en cosas como el sexo oral o “incluso apenas el contacto corporal”, describió.
Mito 3: ellas no necesitan lubricante adicional
Las mujeres posmenopáusicas a veces describen el dolor que experimentan durante las relaciones sexuales con penetración como una sensación de “lija” o “cuchillos”. Pero aunque la sequedad vaginal afecta en mayor medida a las mujeres de más edad, puede producirse en cualquier momento de la vida, afirmó Herbenick, lo que tiene implicaciones para la vida sexual de las mujeres.
Se calcula que el 17% de las mujeres de entre 18 y 50 años sufren sequedad vaginal durante las relaciones sexuales, mientras que más del 50% la experimentan después de la menopausia. Señaló que también es más frecuente durante la lactancia o la perimenopausia, y que ciertos medicamentos –incluidos algunos anticonceptivos– pueden reducir la lubricación.
“Como suelo decir a mis estudiantes: las vaginas no son selvas tropicales”, sentenció Herbenick, señalando que su investigación encontró que la mayoría de las mujeres estadounidenses utilizó un lubricante en algún momento. “Podemos sentirnos excitadas o enamoradas y aun así no lubricar como quisiéramos”, aclaró.
Mito 4: es normal que el sexo duela
Aunque el lubricante puede ayudar a algunas mujeres a experimentar más placer durante las relaciones sexuales, es importante recordar que el sexo no debe doler. Se calcula que el 75% de las mujeres experimentan dolor durante las relaciones sexuales en algún momento de su vida, lo que puede tener muchas causas: problemas ginecológicos, cambios hormonales, tratamiento del cáncer, traumatismos… y la lista continúa.
Shemeka Thorpe, investigadora y educadora en sexualidad especializada en el bienestar sexual de la mujer afroamericana, afirmó que muchas mujeres creen que el dolor durante o después del acto sexual es señal de buen sexo.
“Sabemos que muchas veces las personas que acaban teniendo algún tipo de trastorno de dolor sexual más adelante en la vida en realidad tuvieron dolor sexual durante su primera vez, y continuaron teniendo dolor sexual o dolor vulvar –dijo Thorpe–. No se dieron cuenta de que era un problema”.
También los hombres pueden experimentar dolor durante el coito. Los expertos insisten en la importancia de que toda persona que experimenta dolor durante las relaciones sexuales acuda a un médico.
Mito 5: los hombres siempre quieren más que las mujeres
“La discrepancia en el deseo es el problema número 1 que trato en mi consulta, y de ningún modo la pareja más deseosa es siempre masculina”, comentó Kerner. “Pero debido a este mito, los hombres suelen sentir vergüenza en torno de su falta de deseo y una presión para iniciar siempre”, continuó.
Es falso que las mujeres no deseen sexo o que los hombres siempre lo deseen, dijo Brown-James. Por ejemplo, un estudio reciente descubrió que el deseo de las mujeres tendía a fluctuar más a lo largo de su vida, pero que hombres y mujeres experimentaban fluctuaciones del deseo muy similares a lo largo de la semana.
Mito 6: el deseo debe producirse al instante
En general, los terapeutas e investigadores sexuales creen que hay dos tipos de deseo: el espontáneo, o sensación de querer sexo de la nada, y el receptivo, que surge en respuesta a estímulos, como el tacto.
La gente tiende a pensar que el deseo espontáneo, que es lo que muchos amantes experimentan al principio de la relación, es de algún modo mejor.
Sin embargo, Lori Brotto, psicóloga y autora de Better Sex Through Mindfulness, apuntó que gran parte de su trabajo consiste en normalizar el deseo receptivo, sobre todo entre las mujeres y las personas que mantienen relaciones duraderas.
Les ayuda a entender que es posible practicar sexo sin deseo espontáneo, siempre que haya voluntad y consentimiento. Brotto lo compara con ir al gimnasio cuando no te apetece. “Las endorfinas empiezan a fluir, te sientes muy bien y después agradeces haber ido”, describió.
Mito 7: el sexo planificado es aburrido
Brotto tampoco está de acuerdo con la idea de que “el sexo planificado es mal sexo”, porque lo convierte en “clínico, seco y aburrido”.
Este punto de vista es “muy perjudicial”, opinó. Y hace que muchas personas traten el sexo como algo secundario, que solo lo practiquen a altas horas de la noche, cuando están agotados o distraídos, si es que sacan tiempo para ello.
Cuando a sus clientes les molesta la práctica de programar las relaciones sexuales, ella les pregunta: ¿hay muchas otras actividades en tu vida que te gustan o son importantes para ti y que nunca planificas ni anotas en el calendario? La respuesta suele ser no.
El sexo programado también puede prestarse a responder al deseo, añadió Brotto, dando “tiempo a que escale la excitación”.
Mito 8: ellos no están a la altura
Los hombres están sometidos a cierta presión en lo que se refiere al aspecto o el funcionamiento de su pene, recordó Kerner. Los más jóvenes creen que no deberían tener disfunción eréctil, mientras que los mayores reciben el mensaje de que la eyaculación precoz es algo que se supera con la edad y la experiencia.
Los datos hablan de otra cosa. Aunque la disfunción eréctil –que se define como una incapacidad constante para lograr o mantener una erección, no solo problemas ocasionales de erección– tiende a aumentar con la edad, también afecta a un porcentaje estimado del 8% de los hombres de 20 años y al 11% de los de 30 años. Y el 20% de los hombres de entre 18 y 59 años afirman sufrir eyaculación precoz.
“No tenemos una pastillita azul que haga desaparecer la eyaculación precoz, así que no estamos teniendo la misma conversación cultural que con la disfunción eréctil”, expresó Kerner. “Solo nos quedamos con los mitos de que los chicos con eyaculación precoz son malos en la cama, o sexualmente egoístas”, sumó.
Asimismo, los estudios demuestran que a muchos hombres –homosexuales y heterosexuales– les preocupa que su pene no esté a la altura, aunque muchas parejas digan que no prefieren un pene especialmente grande.
“El sexo en pareja es complejo. Implica sintonizar, conectar, comunicarse”, concluyó Kerner.
Fuente: La Nación.ar
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