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¿Olor a lágrimas para reducir la agresividad?

Las lágrimas son un mecanismo de los mamíferos que proporciona una manta química protectora contra la agresión", destacaron los investigadores. Foto: DW.

Las lágrimas son un mecanismo de los mamíferos que proporciona una manta química protectora contra la agresión", destacaron los investigadores. Foto: DW.

Los investigadores han descubierto que las lágrimas contienen una señal química que podría tener un impacto en el comportamiento, reduciendo la agresividad.

Las propias lágrimas humanas contienen una señal química que reduce la actividad cerebral vinculada a la agresividad. Este es el resultado de un novedoso estudio publicado este mes de diciembre por la revista científica estadounidense PLOS Biology, el cual sugeriría que las lágrimas provocan algo más que una respuesta emocional en el que las percibe.

La investigación, llevada a cabo por el Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, destaca que aunque se haya tratado en todos los casos de lágrimas femeninas -porque fueron mujeres las que se ofrecieron como participantes-, probablemente no sea un efecto dependiente del sexo, dicen los autores en declaraciones recogidas por la agencia AFP.

“Las lágrimas son un mecanismo de los mamíferos que proporciona una manta química protectora contra la agresión”, destacaron los investigadores.

Estudios previos en roedores

“Las lágrimas de roedores contienen quimoseñales sociales con diversos efectos, entre ellos el bloqueo de la agresividad masculina”, indican los investigadores. “Las lágrimas humanas también contienen una quimoseñal que reduce la testosterona masculina, pero su importancia conductual no estaba clara”, añadieron.

Es el caso de las lágrimas de los ratones hembra, que las usan para reducir las peleas entre machos; o las ratas topo macho, que se embadurnan en sus propias lágrimas para reducir los ataques de los machos.

Ahora, un equipo dirigido por Shani Agron expuso a 25 voluntarios varones a lágrimas “emocionales” o bien a solución salina. Los voluntarios no podían distinguir lo que inhalaban, ya que ambas sustancias son transparentes e inodoras. Previamente, las lágrimas se habían obtenido de seis voluntarias que vieron películas con contenido sensible o triste de forma aislada y utilizaron un espejo para capturar el líquido en un vial mientras resbalaba por sus mejillas.

“Cuando buscamos voluntarios que pudieran donar lágrimas, encontramos sobre todo mujeres, porque para ellas es mucho más aceptable socialmente llorar”, dijo Agron en un comunicado recogido por la agencia AFP.

El equipo de investigación consideró que era interesante demostrar el efecto de las lágrimas en los hombres. “Dado que la reducción de la testosterona está asociada a la reducción de la agresividad, probamos la hipótesis de que las lágrimas humanas actúan como las lágrimas de los roedores para bloquear la agresividad masculina”, dijeron en una nota.

“La reducción de la testosterona tiene un mayor efecto sobre la agresividad en los hombres que en las mujeres”, añadió Agron.

Comportamiento agresivo

El estudio analizó el comportamiento de los voluntarios frente a un juego de ordenador, que consiste en acumular dinero mientras un oponente ficticio roba las ganancias del jugador, señaló AFP. La investigación concluyó que la búsqueda de venganza y el comportamiento agresivo en el juego disminuyeron un 43,7% después de que los hombres esnifaran las lágrimas.

Los científicos también analizaron el impacto en el comportamiento mediante experimentos en los cerebros de los hombres conectados a escáneres de resonancia magnética.

Según recalcó AFP, las imágenes revelaron que el córtex prefrontal y la ínsula anterior, relacionados con la agresividad, se activaban más cuando los hombres eran provocados durante el juego, pero el efecto no era tan fuerte si habían inhalado lágrimas.

“En conjunto, nuestros resultados implican que, al igual que en los roedores, una señal química ligada a las lágrimas humanas reduce la agresividad masculina, un mecanismo que probablemente se basa en la superposición estructural y funcional de los sustratos cerebrales del olfato y la agresividad”, destacaron los investigadores.

Fuente: DW.

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