Lifestyle
Amores no recíprocos
Amor propio es fundamental en miembros de la pareja. Foto referencial. PortalSjl
El amor prohibido o el amor que no es recíproco es un sentimiento que afecta emocionalmente a las personas involucradas, se trata de un amor hacia otra persona, que llega quizá en un momento inesperado o que no coincide con los deseos del otro, es un amor idealizado, y muchas veces se da en forma inoportuna. Podemos citar a las personas que, esperanzadas en un vínculo satisfactorio, se ilusionan con estimular sentimientos amorosos y piensan que, en algún momento, llegarán: de esta manera uno de los miembros se vuelve un ferviente servidor, esperando el amor.
Se ha evidenciado que estas personas se muestran sumamente agobiadas esperando ocupar un rol que nunca tendrán, un reconocimiento que no aparece, así en muchos casos visibles en el consultorio son personas que no renuncian a la idea de creer que en poco tiempo sucederá la magia. Mi diagnóstico tiene que ver con que estas personas no toleran la frustración, por eso no pueden aceptar que el otro no se enamore, no pueden arriesgarse a que les afecte el ego o la autoestima. En muchos casos, la excesiva insistencia hace que consigan el resultado esperado.
No menos importante es diferenciar en algunos momentos el sentimiento amoroso de la pasión. En esos casos en que confunden estos sentimientos tan entrelazados no saben distinguir qué les pasa, se mezclan las emociones, creyendo en un enamoramiento que linda con la idealización, en lo experimental se vivencia con excesiva química o empatía sexual.
Otros tipos de vínculos, como los amores prohibidos, suelen tener características intensas y con mucho miedo a la pérdida. “El amor” claramente es un sentimiento que se experimenta de forma diferente, siendo la idiosincrasia cultural y social una variable importantísima, pero además creo que sin duda la forma en que se experimenta y siente el amor tiene absoluta relación con los modelos familiares que trascienden en forma histórica y la educación que cada uno recibe respecto al significado de esta palabra y de qué debemos esperar de esa emoción.
Nosotros vivimos insertos en una cultura que por momentos malinterpreta este sentimiento y se hunde en formas desequilibradas de expresión sobre lo que provoca el amor y su vivencia. Por eso muchas parejas, no saben cómo componer ese perfil, como establecer reglas para poder interpretar bien. Algunas parejas minimizan consignas que son básicas para una relación equilibrada, se violan constructos de esa relación afectando la confianza, originando caos que tiende al desequilibrio o a la confusión. Me parece sumamente importante establecer los límites en las parejas y entender que esas reglas, que tienen fuerza para lograr la capacidad de cambio, pueden ser flexibles y es preciso revisar esas cláusulas asiduamente porque es probable que no puedan ser sostenidas en el tiempo, apareciendo nuevos modelos, según cada etapa evolutiva de la pareja y de sus circunstancias.
En los años que tengo como terapeuta vi mucha gente enfermar a causa de cuestiones de amor, con síntomas de depresión, falta de comprensión, tristeza, desconfianza, desilusión. Y también mucha gente afectada al padecer enfermedades o patologías clínicas serias originadas en el desamor, estimuladas por altos índices de angustia, ya que no sienten reciprocidad en el amor.
El amor también duele, el amor provoca grandes desengaños, en muchas personas miedos, o quizá euforia. Los profesionales hemos visto mucha gente sufrir en relaciones tóxicas, la dificultad de olvidar o el miedo a quedar atrapados en una relación infiel. A muchas personas que padecen este tipo de patología, les ha costado un gran esfuerzo entender que el problema no era el otro, sino que el origen del problema estaba en uno mismo, y que había que analizar las causas que motivan este tipo de amor tóxico, que enferma, frustra y paraliza, el conocido “mal amor”. Las personas que se dejan encantar por este tipo de relaciones, deben poder detectar que están inmersos en la toxicidad, la creencia popular es que se trata de amor; sin embargo, nada más lejos de esa descripción, característica de las relaciones tóxicas en la calidad de adictivas, obsesivas y/o de anulación. Sucede que se trata de relaciones que se vivencian con gran intensidad de fantasía e idealización.
El amor es un compromiso con el otro y en algunos casos la forma en que cada uno se entrega a ese compromiso es la que marca la diferencia, no siempre las dos personas experimentan el sentimiento hacia el otro de la misma manera, y depende en esa relación quien sea el protagonista o quien ostente, ya que será quien tenga el dominio.
Los conceptos sanos del amor son algo difícil de alcanzar, el egoísmo muchas veces supera los niveles esperables en las relaciones y contamina el vínculo, haciendo que operen mecanismos que alteran el equilibrio en la relación. Las parejas deben aprender a negociar, ceder en algunos momentos para poder encontrar nuevos recursos y así flexibilizar la vida de la relación, y no enquistarse en conflictos profundos. Uno de los peores factores de riesgo es “la rutina”, endurecerse en una modalidad vincular, dañina y perjudicial.
No siempre el más demostrativo es el que más ama, es común que sea al revés. Las parejas muchas veces cuentan cómo sufren en la consulta, cuando el sentimiento de amor se percibe que no es recíproco, esperando alguna demostración afectiva, estado que lleva a la apatía y el desgano, también hay parejas que se confunden respecto a los mensajes que reciben, y confían en que si se muestran sometidos podrán conseguir rápidamente el amor de la otra persona, se desvalorizan y asumen un rol siempre pasivo o de humillación.
El amor claramente en muchas personas provoca estrés y claramente sucede porque nadie nos ha educado sobre el concepto amoroso, las personas van detrás de su encuentro intentando cumplir la fantasía de un sentimiento idealizado y cerca de lo mágico. Es fundamental que en algún momento se pueda educar para el amor sano, en pos de una calidad de vida saludable y de vínculos que refuercen la esperanza en la vida de pareja.
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