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El impacto del estrés en la vida sexual

Discusión en pareja. Foto: BBC

Discusión en pareja. Foto: BBC

POR Sandra Lustgarten
Psicóloga y sexóloga.

Acaricio la idea del sexo en momentos de calma, sin ruido en nuestra mente que nos condicione, escuchando nuestros latidos, percibiendo nuestros sentidos y dejándonos vivir intensamente la magia del amor. El estrés impacta de manera violenta en nuestro organismo, provocando desorden y alterando nuestras hormonas, las que adquieren límites extraordinarios, provocando serias consecuencias en la respuesta sexual.

¿Por qué invito siempre a que las parejas busquen para el encuentro el estado ideal? Les digo una y otra vez que deben encontrar y elegir el momento de intimidad ideal, es como dos planetas que se encuentran cuando las condiciones climáticas están alteradas y chocan y hasta pueden llegar a la destrucción. El sexo por naturaleza requiere de tiempo y concentración, tanto para la mujer como para el hombre; cuando hay diferentes conflictos que invaden ese momento de encuentro, no se dan los factores esenciales para que el metabolismo funcione en forma correcta, todo lo contrario, además, la sangre no va dirigida hacia donde debería sino hacia otro lugar provocando disfunciones severas.

El estado de ansiedad a causa del estrés produce que se genere adrenalina y noradrenalina, no es desde lo funcional lo mejor, ya que estas hormonas provocan en el varón la vasoconstricción arterial, evitando que se produzca una buena erección. Cuando nos relajamos podemos percibir atendiendo a nuestras sensaciones y tenemos el cuerpo apto a que esto suceda.

Muchas mujeres nos consultan por la imposibilidad de conseguir el orgasmo, manifiestan nervios, angustia, ansiedad y una desafortunada sensación de que va a acabar todo mal. No pueden imaginar ni encontrar un punto de tranquilidad, dejar que el cuerpo se acomode a la situación de placer y se dirija hacia esta.

Sin duda, la mente domina el cuadro de ansiedad y dispara el pensamiento hacia las preocupaciones cotidianas. Decimos los psicólogos que a veces funciona como instrumento óptimo de huida o evitación de la situación en la que se encuentran, pudiendo desvincularse de la relación íntima o evitándola, o sea que es la excusa perfecta para evitar la intimidad. No pueden conectarse con el deseo, sienten que el estrés les produce una ansiedad que no les permite relajarse en búsqueda de condiciones ideales de entrega, a su vez esto puede provocar claramente la sequedad vaginal, el dolor en la penetración porque se cierran, no se lubrican, y el coito resulta muy doloroso.

En forma simultánea, el varón no queda fuera de esa situación tan agobiante cuando relata que el estrés le provoca apatía, que no tiene deseo, que siente que no puede mantener la erección, que no puede concentrarse y disfrutar de las sensaciones, que la cabeza vira hacia otras situaciones que le preocupan y que así prefiere dejar todo para otro momento, teme que la pérdida de erección se repita, se asusta, teme estar manifestando una enfermedad sexual.

En la actualidad, el ritmo cotidiano y la competencia laboral hace que las parejas pierdan el sentido ideal que daban a los momentos íntimos, se focalizan más en la economía para llegar a fin de mes y para incentivarse buscan estímulos menos comprometedores como conexiones por internet para motivar el deseo, selfis y otras formas a la distancia que despierten esa pasión que alguna vez tuvieron.

Un paciente hace poco me dijo: “Somos robots, nuestra vida sexual es mecánica, la tenemos por obligación, es como que debemos llegar a una frecuencia sexual ideal para competir entre amigos si no uno puede ser discriminado”.

La percepción provoca un autoengaño, la creencia de tener que dar prioridad al sexo para poder competir con el medio es bastante frustrante. La vida sexual es fundamental en el ámbito de una pareja para que esta funcione y no se sometan innecesariamente a conflictos que terminan destruyendo la pasión. El factor psicológico es fundamental para poder establecer una intimidad saludable, las personas que sufren de estrés no solo presentan desgano para la intimidad, sino que esta situación genera niveles de tensión y de irritación y falta de interés, desgano e intolerancia, al punto de apartarse de cualquier posibilidad de disfrute propio y de hacer gozar al otro. Las consecuencias en la disminución de los andrógenos y estrógenos como factores determinan diferentes patologías.

Lo más alarmante es circunscribir al fracaso sexual de la pérdida de erección o de fallar en la misma, el verdadero fracaso es obligarse a la consecución de una relación íntima para demostrar lo que uno no puede. O sea, puede existir una falla accidental, lo más previsible es que se encuentren excusas para sortear la situación, inconscientemente se crea una señal de alarma, aparece la certeza de un temor profundo de estar incursionando en una enfermedad sexual que puede prolongarse y complicarse, o sin dudas pensar en que quizás la solución sea el sexo y no ocuparse del problema que originan las dificultades que impactan en el manejo de la sexualidad.

Cuando el problema es del otro: “No soy yo, sos vos”

Es común pensar que el otro provoca esas emociones, que hacen que nos sintamos estresados todo el tiempo o que nos arrima a la pérdida del control, muchas veces suelen decirme quienes me consultan “ella saca lo peor de mí”, el relato que busca en la evitación, apuntar al origen del problema, con la culpa en el otro cuando está en uno mismo, con relación a la dificultad de conectarse con el cuerpo y con lo que este manifiesta vivir. Entonces esas personas que no asumen la realidad, que se desconectan, que no entienden que el estrés es un factor de riesgo para la salud física y juegan con vivir la sensación de placer que provoca la adrenalina como efecto sin darse cuenta de que esto que parece ser de una intensidad magnífica es veneno y para la salud, que la tensión tiene efectos nocivos en la relación de pareja, que otros efectos son los que provocan inestabilidad, afecta el deseo sexual y que puede llevar a depresiones intensas que provocan una sensación de fracaso.

El estrés provoca enfermedades y grandes desequilibrios emocionales. Para evitar la enfermedad física es fundamental encontrar mecanismos de liberación del estrés, desarrollar espacios que permitan que haya contacto con el cuerpo, despejar la mente y enviarle una información diferente, buscar la manera de conectar con la pareja aunque no sea sexual, hay otro tipo de intimidad no sexual que genera complicidad.

Instagram: @sandralustgarten

Celular: +5491161827888

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