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El “lenguaje matrimonial”, ¿sinónimo de felicidad?

Estas palabras pueden incluso transmitirse de generación en generación. Foto ilustración Shutterstock.

Estas palabras pueden incluso transmitirse de generación en generación. Foto ilustración Shutterstock.

La palabra para el control remoto de la tele es “corremoto”; para el pollo, “piyo”, y para el cóctel Aperol Spritz, “aperil sprotz”. Los langostinos son “ostilangos”, las gomitas para el cabello son “miguitas para el pelo” y Starbucks es “Sturbacks”.

Todos los anteriores son ejemplos del llamado lenguaje matrimonial, o sea, los extraños y a menudo vergonzosos dialectos que las personas que tienen relaciones largas inventan para comunicarse con sus parejas.

Suele tratarse de una mezcolanza de bromas internas (ponerles apodos a amistades y familiares) y parónimos intencionales (pifiar a propósito y decir equivocadamente lucha en lugar de ducha), además de abreviaturas falsas (farmacéutico es farmáutico, medialuna pasa a ser meluna) y palabras en clave para términos más vulgares (cada pareja parece tener su palabra propia para aludir a los gases).

La mayoría de la gente le pone sobrenombres afectuosos a su pareja y en hasta las dos terceras partes de las relaciones de este tipo utilizan una media lengua infantil romántica para denotar intimidad. El idioma matrimonial es la extensión natural de esos comportamientos, un léxico personalizado construido entre dos personas que han estado tanto tiempo juntas que empezaron a utilizar su dialecto propio.

Un dialecto para dos

Lilianna Wilde y Sean Kolar, músicos y creadores de contenidos de Los Ángeles, California, que llevan casados casi cinco años, cuentan que su lenguaje matrimonial empezó a desarrollarse cuando se fueron a vivir juntos al cabo de un año de noviazgo a distancia. Primero apareció “melunas”, el sustituto de Sean para referirse a las medialunas. Después vino “piyo riya” para el pollo a la parrilla, “chin chins” para los jeans y “bordón” para el cordón de la vereda.

Esta suerte de dialecto podría ser un indicador de satisfacción. Foto ilustración Shutterstock. Esta suerte de dialecto podría ser un indicador de satisfacción. Foto ilustración Shutterstock. “Creo que cuando estás con alguien tan fundamental para vos te sentís tan cómodo con esa persona que podés ser vos mismo y dejar salir cosas raras”, explica Sean.

El dúo Wilde-Kolar publicó un video en TikTok para compartir las palabras que habían desarrollado entre ellos y lo etiquetaron con el hashtag en inglés #marriagelanguage (lenguaje o idioma matrimonial). Ese video, con sus más de 3,6 millones de visitas, generó otros similares en los que diversas parejas revelaban sus propios términos vergonzosos. Desde entonces, el hashtag #marriagelanguage fue visto casi 30 millones de veces en TikTok.

El doctor Richard Slatcher, profesor de ciencias del comportamiento y del cerebro de la Universidad de Georgia, ha dedicado la mayor parte de su carrera a investigar la psicología social vinculada a las relaciones cercanas, incluido cómo se forma y se utiliza el lenguaje entre parejas íntimas. A su modo de ver, el trending topic #marriagelanguage “se inserta en las formas en que realmente expresamos afecto por otras personas”.

“Creo que practicamos esto como una forma de crear conexiones con otra gente”, opina Slatcher. “Usarlo en nuestras relaciones íntimas es un signo de confianza —confianza en que no vas a compartir con el mundo exterior los nombres de animalito doméstico que le decís a tu pareja— y también una señal de que nuestra relación es especial”.

Slatcher también admite que él forma parte de este fenómeno. “Al principio de nuestra relación, a mi esposa y a mí nos gustaba mucho jugar al Scrabble, y ¿viste cuántas veces surge una palabra y no te parece correcta? La que ahora es mi esposa armó una palabra con las fichas y yo la miré y objeté: ‘El término meñiquear no existe’”, recuerda el profesor. “Pero probablemente una vez al año, como mínimo, hablemos de meñiquear”.

Y añade: “En ese sentido, estas palabras son como una historia muy, muy chiquita, el símbolo de una historia. Cuando le digo meñiquear a mi esposa, ella sabe exactamente a qué me refiero”.

¿Sólo para parejas felices?

La comunicación idiosincrática en la pareja puede ser un indicador de satisfacción de la relación, de acuerdo con lo que analiza un estudio publicado en la revista académica The Journal of Social and Personal Relationships. Lo más probable es que sean las parejas felices las que tengan su propio diccionario de palabras secretas y apodos, indicador del vínculo exclusivo que comparten.

Parte de la intimidad de los apodos de mascotas y del lenguaje matrimonial es que se trata de un secreto compartido, algo que sólo puede revelarse dentro de los confortables confines de tu relación. Pero a Lilianna Wilde y Sean Kolar, compartir públicamente su lenguaje matrimonial, los ha hecho sentirse más cerca entre sí. El doctor Slatcher señala que no le sorprende. Mostrarse cada cual como es, o compartir secretos, representa una de las formas más comunes en que las personas establecen sus conexiones.

Aunque la tendencia #marriagelanguage de TikTok se ha centrado principalmente en el vocabulario de las parejas, el fenómeno de crear dialectos propios no es exclusivo de las sociedades románticas: también lo hacemos con nuestras amistades y familiares.

“Probablemente otra de las primeras palabras nuestras fue la que le dimos a la barriga, que es ‘pancita marrina’ y proviene de mi abuela”, contó Lilianna Wilde. “Así que supongo que en cierta manera nuestra primera iniciación en el lenguaje matrimonial fue tomar lo que teníamos de nuestras familias de origen y llevarlo a nuestra familia nueva”.

Slatcher menciona que la familia de su esposa siempre se había referido a los medicamentos como memedios, y que su mujer y él empezaron a utilizar el mismo término con los hijos. De este modo, el vocabulario matrimonial puede en realidad transmitirse de generación en generación, como ocurre con otros lenguajes.

Las palabras creadas por diferentes parejas fueron furor en las redes sociales. Foto ilustración Shutterstock. Las palabras creadas por diferentes parejas fueron furor en las redes sociales. Foto ilustración Shutterstock.

Aun cuando parejas como los Wilde-Kolar se sientan cómodas compartiendo con el mundo su léxico sentimental, otras no tienen tantas ganas de hacerlo. Como escribió una persona en X, anteriormente conocido como Twitter: “Las relaciones duraderas consisten en crear un dialecto tan vergonzante que preferís que te peguen un tiro a que se filtre el audio de tus conversaciones diarias”.

Fuente: Clarín.

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