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Lifestyle

“Aháta aju”: soltar los nudos de la garganta y salir a recorrer 5.000 km en bicicleta

Hace 28 días que estoy en ruta, pedaleando sobre una bicicleta bien equipada y con las alforjas bien puestas, ahora ya estoy en la región sur del Brasil. Tengo muchas cosas que contarte sobre mi experiencia personal y la búsqueda de nuevos paradigmas de la vida sobre dos ruedas, además te voy a mostrar los puntos turísticos populares y otros potenciales, el medio ambiente de cada lugar, historias de las comunidades y sus pobladores, rasgos culturales de cada localidad, entre otras cosas.

Crucé cuatro departamentos del sur de Paraguay, empecé en Asunción, luego Central, Paraguarí, Misiones e Itapúa. En Argentina recorrí de punta a punta la tierra colorada de la provincia de Misiones. Ahora, mientras redacto esta nota, me encuentro recorriendo los estados brasileros de Paraná y Santa Catarina, más adelante iré relatando todas las aventuras de estos últimos lugares maravillosos que estoy conociendo. Hasta ahora llevo pedaleando más de 1.100 km desde nuestra capital, incluidos los recorridos internos.

Mirador de la Reserva Valle del Arroyo Cuñá Pirú.

El episodio de este primer viaje lo denominé #Ahátaaju (“voy a ir a venir”, o “voy y regreso”) y esta modalidad deportiva se llama cicloturismo, pero no es competitiva, consiste en hacer turismo, usando la bicicleta como medio de transporte. Obviamente, al mismo tiempo que voy viajando, también sigo trabajando, además pude monetizar una parte de la travesía escribiendo en este espacio.

Desde el principio de mi carrera como periodista de investigación, escribí generalmente sobre corrupción, narcotráfico y contrabando; es decir, me encargué siempre de darte malas noticias. Ahora también te quiero contar el lado bueno de la vida y del mundo, siempre desde la visión de una persona que se atreve a lanzarse a la aventura con la curiosidad como principal herramienta, pero, ojo, también voy a seguir publicando investigaciones periodísticas.

Decisión para emprender

No es fácil tomar una decisión para emprender un viaje así, si bien un viaje en bicicleta es muy barato porque solo se necesita lo esencial, como alimentación, comunicación y en ocasiones hospedarme en algún lugar para trabajar, ya que gran parte del viaje duermo en mi camping, instalándome en cuarteles de bomberos, escuelas o en cualquier lugar donde me permitan pernoctar bajo el cielo iluminado.

El obstáculo más grande para empezar el viaje fui yo mismo, me llené de dudas y miedo de viajar solo; sin embargo, pude salir de mi cajita (departamento), ese lugar donde tanto nos acostumbramos a vivir mientras nos perdemos del gran hotel de millones de estrellas que se llama mundo.

El desapego y las despedidas fueron los momentos más tristes. Mi hijo Raúl, de ocho años, me regaló un ratoncito de llavero para que me acompañe en el viaje, el cual llevo colgado del manubrio de la bicicleta. Cuando le conté sobre mi viaje lloramos juntos, finalmente me dio su permiso y su bendición, pero con la promesa de viajar en bicicleta por México cuando él cumpla 15 años.

Con mi hijo Raúl en la despedida.

Por el momento solté nudos y cabos y pude experimentar desde el primer día un contacto real con la naturaleza, sintiendo una verdadera paz y libertad en mi vida.

En las próximas notas, te voy a contar todo lo que se necesita para hacer ciclo turismo, los primeros lugares y personas maravillosas que conocí en la primera semana del viaje.

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