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La infidelidad de la mano de la disfunción sexual
¿Qué se entiende por infidelidad?
En mis años de experiencia coincido en que la infidelidad es una forma de maltrato emocional, la noticia afecta el campo emocional provocando una sensación de traición irrecuperable, el infiel rompió su promesa, fisuró la confianza. La infidelidad quebró los pactos acordados dentro de la pareja, o el conocido cuckolding. Porque hay que precisar los límites en la pareja, los derechos y obligaciones de cada quien, para poder establecer el modelo de relación que cada uno desea tener.
La comunicación acerca del prototipo de relación que cada uno desea es fundamental para evitar situaciones de conflicto. En la mayoría de las parejas la infidelidad viene a anunciar un síntoma de la relación, un aviso de que las cosas no funcionan así, por lo menos de la manera en que están cursando, muchos hombres sienten que cambia su funcionamiento sexual a partir de la infidelidad, como si haber tenido una relación extramarital les provocará algún problema para volver a conectarse con su pareja, algunos temen que sea sentimiento de culpabilidad y no poder recuperar la pasión perdida, es como si cambiara algo en la relación que provocara una consecuencia psicológica.
Alberto, de 58 años, me decía: “Después de haber engañado a mi mujer, sentí que ya no podía volver a tener una relación íntima con ella y así sucedió, perdía la erección y no podía concentrarme ni tener piel, mi cabeza me traicionaba, creo que era la culpa que sentí, pero no pude retomar el vínculo, a partir de esa trampa necesité seguir siendo infiel para funcionar”. Muchos pacientes declaran probar su funcionamiento sexual con relaciones infieles, cuando comienzan a tener experiencias frustrantes con sus parejas eligen esta conducta para ver si se relaciona con la persona, una forma de poner afuera la causa y no buscar el problema en sí mismos.
Parejas en conflicto
La infidelidad puede ser un salvavidas para salir de una relación conflictiva, hay personas que no pueden enfrentar el problema y dialogar sobre lo que les pasa en su pareja, ver el porqué de ciertos síntomas que muestran problemas sexuales que no se identifican como disfunciones sexuales, sino situaciones que expresan conflictos y que son temporales, que están asociados a lo emocional, al estrés, a lo económico, a la relación disfuncional, o a la toxicidad en la pareja.
¿Podemos reconstruir la pareja luego de una infidelidad y recuperar la intimidad?
La infidelidad es una de las situaciones más dolorosas que debe enfrentar una pareja, pero muchas parejas recuperan el vínculo cuando se conectan con el origen del problema y reconocen la culpa de cada uno en lo que originó la conducta. Algunas parejas manifiestan que fortalecieron el vínculo posteriormente porque pudieron experimentar el miedo a la pérdida. Es común que la infidelidad se busque para poder resolver cuestiones ligadas a la baja autoestima, a la inseguridad, a la falta de experiencia, y puede ser en algunos casos para algunos hombres la vía para encontrar que pueden hacer gozar a la mujer cuando tienen parejas con disfunciones como la anorgasmia. ¿Será un modelo de aprendizaje? ¿Será un medio de confianza?
Éramos tan felices…
Vivir como hermanos, con un vínculo que no contempla la intimidad, es uno de los casos en que se cofunden los lazos, también como consecuencia de la falta de comunicación sobre las necesidades afectivas de cada uno, y del cumplimiento de ideales por mandatos.
Las personas que son víctimas de la infidelidad frecuentemente manifiestan dificultades posteriores con la intimidad, el estrés traumático que provoca descubrir que han sido víctimas de esta situación es indescriptible, con una absoluta falla en la posibilidad de tener nitidez en la decisión que deben tomar. Es bastante común tomarse un tiempo considerado para volver a tener sexo, reparar el dolor para entregarse nuevamente, buscar consuelo, y hasta poder manifestar a otros lo sucedido. Poder aceptar la culpa a veces libera para tener nuevamente actividad sexual, hacerse responsable de las acciones, encontrar los motivos que llevaron a esa conducta, pedir ayuda, recuperar la confianza en uno mismo y poder generarla en la persona con la que se está emparejada es una forma de solucionar el conflicto que atraviesa la pareja.
Algunos hombres y mujeres consultan por miedo a tener una patología sexual cuando descubren que pueden tener buen sexo con un amante pero no con su pareja estable. Y en algunos casos en la actualidad se renuevan pactos y establecen acuerdos de parejas abiertas porque se dan cuenta de que con la infidelidad han logrado mejorar la pasión en el vínculo de la relación que ha tenido el conflicto. Esto lleva a planteos como ¿es una terapia la infidelidad en el ámbito de una pareja que está en crisis?, y de hecho en muchos casos suele ser terapéutica la infidelidad para revalorizar otro vínculo o para recuperar el deseo perdido producto de la rutina, o de parejas inmersas en conflictos o relaciones tóxicas. El miedo a padecer una patología sexual es una de las causas con mayores estadísticas que llevan a una respuesta sexual infiel. El deseo de comprobar el funcionamiento sexual es la causa principal en muchas infidelidades de varones, una falla en algún momento íntimo provoca un temor profundo en el varón que lo lleva al cumplimiento de la profecía en posteriores encuentros sexuales sobre volver a fallar, una vez que alguna situación provoca un fracaso sexual, el varón tiende a tener pensamientos boicoteadores que lo llevan a que la situación íntima se agrave cada vez más frecuentemente, en algunos casos esto lleva a evitar la sexualidad por periodos prolongados por miedo a que vuelva a repetirse el fracaso evitando así la exposición.
Muchas mujeres actualmente insatisfechas sexualmente buscan en la infidelidad descubrir la propia sexualidad, saberse orgásmicas y alejarse de temores sobre enfermedades sexuales o conflictos con el deseo sexual. De esta forma no siempre la infidelidad es producto de la atracción hacia otra persona, muchas veces más de las que creemos se asocian a dificultades sexuales de las personas.
Estoy absolutamente segura de que muchas infidelidades se evitarían si hubiera mayor aprendizaje sexual, la educación sexual colaboraría ampliamente a descubrir zonas erógenas en mujeres que no tienen gran experiencia con su cuerpo, también en varones que no han recibido información sexual o que se han iniciado sexualmente en forma temprana sin experiencia y aunque tengan un vasto recorrido sexual, no se han dedicado a educarse sexualmente o no tienen confianza en sí mismos. Muchos varones tienen herido el ego y sienten que no pueden lograr los objetivos o que no tienen el mérito de ser buenos amantes, se experimentan como fracasados sexuales y en el escenario actúan representando ese rol.
Hay mujeres que logran romper con prejuicios con respecto a la intimidad y se animan a guiar al varón para obtener mayor satisfacción, comunicar cómo les gusta, qué les gusta y dónde. Las nuevas tendencias ayudan mucho a que la búsqueda de la infidelidad ya no sea tan atractiva como antes, la libertad que experimentan muchas parejas dando permisos hacen que no se viva la misma como una transgresión, y que el sexo prohibido deje de ser una experiencia tentadora.
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