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Mariel Fatecha: “Soy fiel creyente de respetar nuestra propia naturaleza”

Mariel Fatecha. Foto: Gentileza.

Mariel Fatecha. Foto: Gentileza.

Las Naranjitas es una apuesta por los productos naturales que nació con la maternidad de Mariel Fatecha. Ella considera que el naturismo es un camino para balancear la vida.

“Las Naranjitas es un emprendimiento de cuidado natural que nació hace 5 años, con mi segundo bebé”, explica Mariel Fatecha en entrevista con El Nacional.

¿Qué beneficios otorga lo natural?

En cuanto a los beneficios, realmente soy una fiel creyente de respetar nuestra propia naturaleza. El naturismo es un cuidado integral donde importa cómo nos sentimos, lo que comemos, lo que usamos, el ejercicio que hacemos, el aire que respiramos, la temperatura que tenemos.

¿Cómo iniciaste el camino dentro del naturismo?

Llevo muchos años en el naturismo. Inicié en el naturismo en el 2009, por problemas de salud de mi niña que tenía un año. En ese momento, vivíamos en una ciudad a nueve horas al norte de Ciudad de México, y yo no tenía la red de contactos que uno tiene en general para pedir ayuda en cuestiones de salud. Mi niña pasó por varios médicos y fue muy frustrante y así terminé en un herbolario. Gracias al naturismo comprendí que era intolerante a la lactosa, un hecho muy simple y muy común que ningún médico en ese momento indagó. Suprimiéndole la leche, poniéndole barro medicinal en el vientre y con hidroterapia mi niña a la semana estaba bien, nunca más se enfermó.

Y vos seguiste investigando…

Cuando me mudé al DF conocí a Shaya Michán, un naturista que promueve desde hace décadas estos principios, y formó varias generaciones de naturistas. A partir de allí, vi que era un camino que me gustaba muchísimo. Me parecía lógico y respetuoso.

¿Cuándo empezás a crear productos de cuidado con ese tipo de orientación?

Al nacer mi hijo. Vi que no había productos naturales para el cuidado natural. Entonces me puse a combinar conocimientos de plantas y hierbas con elaboración cosmética. Para ello, tuve que estudiar y tener tutores.  Empecé a elaborarle sus productos, que se fueron ampliando al resto de la familia. Amigas con bebés me los empezaron a pedir y así, gracias al de boca en boca empecé a vender. Mi hijo dejó de ser bebé y yo dejé de elaborar varios productos, entonces empecé a compartir recetas.

¿Cuál fue tu camino de experimentación con los ingredientes?

La experimentación nunca acaba. hay miles de pruebas detrás de cada cosa, pero hay que tener en cuenta que hablamos de productos naturales, no de insumos químicos fuertes o nocivos.

¿Eso apunta también al bienestar emocional?

A veces un desequilibrio causa un conjunto de malestares y preguntándonos, indagándonos que no está funcionando bien, corrigiendo una cosa, vemos resultados increíbles. Siento que hay mucha desconexión con nuestro cuerpo, mucha ansiedad y prisa. Vivimos en un sistema estructural que no nos ayuda mucho a encontrar nuestra salud integral.

¿Y qué pasa en la pandemia?

La pandemia derivó en muchos problemas mentales también, angustias. Definitivamente no hay pastilla milagrosa que solucione nada, tampoco un té mágico, así que esto es más profundo y complejo. Mi finalidad fue siempre ofrecer una alternativa natural, pero soy consciente de que la salud no viene en frascos. Es una invitación nomás a que cada uno indague más.

El conocimiento es lo que da la posibilidad de elegir…

Sí. Cada día hay más problemas de alergias, dermatitis y un sin fin de cosas.  Es porque utilizamos cientos de químicos industriales por día, entre baño y baño, hidratación, productos capilares, en ellos hay un sin número de ingredientes tóxicos que gracias a estudios se sabe que no son inocuos, pero los usamos igual.

Entonces, ¿por qué se sigue con ese esquema?

La industria necesita que los productos estén años en circulación, en góndolas, a prueba de cambios de temperatura y viajes. Para ello, para que aguanten, se usan muchos aditivos y personas sensibles, niños en especial, lo sufren muchas veces. Volver a lo simple me parece una buena opción. A veces suprimimos algo, un producto y se acabó el problema. Simple, como fue en el caso de mi hija al eliminar la leche. Re simple.

¿Cuáles son las esencias y aceites que podemos rescatar del saber cultural local?

En el saber local y ancestral hay mucho conocimiento. Nada nuevo bajo el sol. Lo sabe la industria también que gracias a este auge de lo natural está intentando rescatar conocimientos. Está muy bien eso, pero hay que estar atentos con las patentes. Personalmente, no estoy de acuerdo con ciertas miradas que nos dan poder sobre la naturaleza por fines económicos. Tampoco me gusta la actitud topadora, arrasar con todo.

¿Cómo debería ser el acercamiento?

Creo que todo procedimiento debe ser sustentable y lastimosamente, de la manera en que vivimos, eso es muy difícil. Por ello, creo que aprendiendo a hacer nuestros ingredientes podemos promover el cuidado de la familia según nuestras reales necesidades. Además, solo de esa manera tenemos el control de lo que estamos usando.

Hay una suerte de tendencia actual, incluso en marcas comerciales de ir hacia lo natural.

Sí, también hay mucha mentira, mucho marketing en lo que se refiere al tema de lo natural y la belleza también. Vemos productos naturales que en realidad en el INCI llevan una cantidad minúscula y la otra cantidad son un montón de sustancias que no sabemos ni que son. Por eso, la importancia de interesarnos.

¿Cómo es el cuidado propuesto por Las Naranjitas?

Así como nos interesa lo que comemos, que nos interese lo que usamos, porque la piel es porosa y todo lo que usamos sobre ella nos afecta, para bien o mal. Para bien, si usamos con inteligencia ciertos activos. Con compresas, ungüentos, aceites podemos mejorar. Para mal, si usamos un montón de sustancias que nos impiden la libre respiración de la piel o directamente usamos elementos que nos intoxican los órganos. Hay miles de problemas como caspa, por ejemplo, por desbalances del ph de nuestro cuero cabelludo. Los desequilibrios nos vuelven vulnerables a hongos y bacterias. Existen bacterias sanas pero ningún desequilibrio es bueno.

¿Qué lugar ocupan las esencias en esto?

Me encantan. Los llevo en la cartera. Hay diferentes y los uso para desinflamar, o sentirme mejor cuando hace calor, drenar o simplemente tranquilizarme si estoy ansiosa. Repercuten en mi ánimo y el ánimo es clave en nuestra salud. Estás para abajo y todo va para abajo. El cuerpo no está aislado del ánimo, así que tener el espíritu positivo es vital.

¿Cuál sería la rutina natural de belleza?

Me gusta el cepillado de la piel, y también en mi día a día siempre uso aceites esenciales. En cuanto a hidratación, solo uso hidrolatos, aguas de manzanilla o rosas. Para la nutrición, solo uso aceites vegetales combinados. Me gusta mucho el aceite de macadamias que es local y prensado en frío, muy nutritivo y que es considerado un aceite de oro en varios países del mundo. Me gusta el aceite de aguacate en el pelo, que lo nutre mejor que cualquier mascarilla.

¿Y a la hora del aseo personal?

Rutina es la higiene básica. Usar un jabón natural libre de perfumes. El lavado de dientes lo hago con arcillas y si necesito blanquear uso el carbón activo que lo usaban desde tiempos ancestrales. En su momento, muchos dentistas me cuestionaron eso y ahora una conocida marca de cuidado dental usa el carbón activo y los odontólogos lo promueven.

¿Esto a qué obedece?

El mundo no es del revés, pero los humanos actuamos muy incoherentemente por muchas razones. Es muy difícil actuar distinto porque se te vienen todos encima. Entonces, lo único que se puede hacer es contar lo que a uno le hace bien, pero con la humildad de que eso es a uno. No hay seres iguales, así que cada uno es responsable de aprender, conocerse y ver que le resulta. Esa es una responsabilidad individual. Siempre queremos delegar responsabilidades y eso es terrible, porque termina saliendo mal.

¿Tomar responsabilidad sería la clave?

Si nos hacemos responsables de nuestra salud, miramos distinto. Queremos cuidar más porque sabemos el impacto y el impacto es grupal. Si tiran un montón de agrotóxicos en nuestro alimento, lo primero es anteponer nuestra responsabilidad como consumidor. No va a ser el otro el que te esté alertando de nada. Eso debería ser así, si existiera responsabilidad social, pero la única manera de presionar a que eso exista, es con nuestro poder a la hora de elegir donde ponemos nuestro dinero.

¿Cuándo decidiste compartir lo que sabés en cursos y talleres?

A mí me gusta invertir en formación, aunque no trabaje de ello. Me gusta conocer que alimentos digiero bien para que mi mesa sea un espacio de bienestar en la medida que puedo, porque tengo que tener idea sobre que alimentos comprar. Nadie me cocina ni me hace las compras. Con el tiempo y nuevos aprendizajes, se cambia mucho. Este emprendimiento sigue cambiando constantemente y a mí me gustan cada vez más los espacios de cuestionamiento, preguntarnos qué necesitamos, cómo podemos lograrlo. Eso son los talleres, espacios de preguntas y buscar respuestas entre todos.

¿Hacia dónde vas con Las Naranjitas?

Cada vez me gustan más y hay otras cosas que cada vez me gustan menos. Así que Las Naranjitas seguirá sin duda mutando, pero creo que, por el momento, definitivamente seguiré apostando a los espacios de encuentro. Cuando me escriben y me muestran fotos de los jabones que hicieron para un evento familiar, o de la combinación de aceites que usó esa persona y como le hizo bien, para mí valió la pena el compartir. Y es solo eso, compartir el amor que le tengo al naturismo.

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