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La depresión en la adolescencia
Depresión en la adolescencia. Foto: Fromm Bienestar.
La depresión es uno de los trastornos mentales más frecuentes en la población. Tanto es así que se estima que alrededor de 300 millones de personas en el mundo la sufren. Aunque existen tratamientos farmacológicos y estrategias terapéuticas para combatirla, es una de las enfermedades más resistentes. La razón es su complejidad y tendencia a las recaídas.
Vamos a tratar de explicar con brevedad el tema que nos ocupa.
¿Qué es la depresión?
Cuando hablamos de que alguien padece depresión nos referimos a que se encuentra viviendo un trastorno de su estado de ánimo. La persona que la sufre manifiesta una serie de sentimientos de tristeza, ira o frustración que interfieren de forma importante en el desarrollo de su vida normal.
Además, hay otros síntomas importantes a tener en cuenta en este problema, tales como:
- Pérdida de interés por actividades que antes interesaban a la persona
- Aumento o pérdida de peso
- Problemas para dormir o insomnio
- Sensación continuada de cansancio
- Desesperanza y desilusión continuada
¿Por qué aparece?
La depresión es un trastorno con múltiples causas, las cuales suelen interactuar entre sí para acabar produciéndola.
Por un lado, es posible que exista una predisposición genética a padecerla. Hay personas que tienen problemas con los neurotransmisores de su cerebro, de manera que no producen de forma suficiente alguno de ellos (como la serotonina) y tienden a desarrollarla.
Por otro, los factores sociales también resultan de vital importancia en este asunto. El hecho de haber vivido algunas situaciones de la vida con desesperanza o con la sensación de no poder hacer nada para remediar circunstancias dolorosas puede acabar produciendo depresión.
Aquí resulta interesante mencionar el concepto de indefensión aprendida, según el cual los animales aprendemos a dejar de responder cuando vemos que nuestros esfuerzos no producen ningún resultado.
Imaginemos que estamos encerrados en una habitación. Lo único que podemos hacer es golpear la puerta tratando de encontrar la forma de salir. Tras llevar así una hora, dos, tres… pero nada ocurre. Es en ese momento en el que nuestro cerebro aprende que esa conducta es inútil, y decide dejar de aporrear la puerta.
Este ejemplo, aplicado a situaciones cotidianas explicaría gran parte de las depresiones que encontramos hoy en día: personas que dejan de buscar trabajo, parejas que desisten de discutir, individuos que deciden no luchar ante una enfermedad, etc. Todo ello viene acompañado de una profunda sensación de tristeza y desesperanza
¿Cómo viven la depresión los adolescentes?
La depresión en la adolescencia es más común de lo que se cree. En un principio podríamos pensar que los jóvenes no cuentan con demasiados problemas en su vida. Al fin y al cabo, muchos de ellos aún viven con sus padres, y lo “único” que tienen que hacer es estudiar y portarse bien. Sin embargo, las cosas no resultan tan sencillas.
En primer lugar, la adolescencia es un período de cambio. No solo la persona se desarrolla y experimenta alteraciones en su situación de vida, sino que también lo hace su cuerpo. Tanto a nivel interno como externo, este sufre alteraciones importantes que pueden afectar al estado anímico. Por ejemplo, está demostrado que en la pubertad se producen cambios hormonales de especial relevancia, y ese ajuste que debe hacer el cuerpo puede generar depresión y otros trastornos.
Por otra parte, en cuanto al cambio externo, es muy frecuente que este no sea aceptado. La persona se siente mal por no tener el físico que desea y sufre, viéndose alterado también su estado de ánimo.
Otro de los aspectos importantes es qué vivencias ha tenido el adolescente. Puede ocurrir que cuente con un alto nivel de estrés y exigencia en su vida. En ocasiones, son los mismos padres lo que contribuyen a que esto suceda. Lo que debía ser un camino de aprendizaje y estudio a lo largo del instituto se convierte en una pesadilla en la que el adolescente sufre una presión terrible. La aprobación de sus padres y de los demás resulta muy importante para los jóvenes de esta edad, y tener la sensación de no lograrla puede afectar a su ánimo.
Factores como la baja autoestima, la falta de confianza y el auto-rechazo, son el caldo de cultivo perfecto para que aparezca una depresión.
¿Qué hacer ante esto?
La depresión grave necesita tratamiento urgente. Un depresivo puede tender a la ideación suicida e incluso a quitarse la vida. Es por eso por lo que desde fuera hemos de estar muy atentos al adolescente, a los cambios que experimenta y a cómo los vive.
La buena noticia es que la depresión se cura. Existen numerosas terapias psicológicas eficaces, las cuales pueden acompañarse de la farmacológica en casos más difíciles. Y nosotros te podemos ayudar.
En cualquier caso, la clave está en lograr estar ahí para la persona que la sufre, mostrar tolerancia ante dicha enfermedad y transmitirle la confianza de que todo se arreglará.
Fuente: Fromm Bienestar.
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