¿Los adolescentes se plantean cómo lograr el éxito la primera vez?

POR Sandra Lustgarten

Psicóloga, sexóloga. Matrícula N.º 19529.

Los adolescentes tienen un gran desafío que enfrentar con respecto a su pobre experiencia del sexo, el miedo es una ventaja en muchos momentos para ir despacio y en otros un contratiempo que amenaza el encuentro, así lo expresan los adolescentes cuando deben incursionar en su vida amorosa. ¿Cómo besarse?, ¿cómo tocarse, sentirse?, ¿lengua sí o no?

Aún los padres inexpertos en estas cuestiones de educación resuelven sus temores llevando tempranamente a iniciarse a sus hijos con mujeres entrenadas para hacer de este evento una circunstancia sencilla, facilitando la torpeza de la primera vez de quienes tienen el ánimo de subir un escalón en la etapa evolutiva de su vida, pero sin las herramientas necesarias.

Un cuerpo difuso, que no se entiende, que se mira en forma equivocada, con sentimientos de frustración, muchas veces pensamientos de disgusto y poco conformismo, que se tramita entre niño y hombre, niña y mujer. Un cuerpo que se descubre y se vuelve sentido a través de estas primeras experiencias, se experimenta placentero al tacto, y estimula sensaciones que hacen que se sientan en llamas. Una experiencia extraña que nadie logra explicarles, el rosáceo de las mejillas que difunden hormonas activas en esta etapa, la pulsión permanente del deseo, la pasión del encuentro, la seducción como efecto de los estímulos que se desencadenan.

La experiencia de la primera vez en el adolescente suele ser una circunstancia muy complicada, ante todo no se trata solo de deseo y necesidad imperiosa de satisfacción, sino de la necesidad de cambiar la historia sexual que va de la fantasía a la realización, de alivianar las preocupaciones o pensamientos negativos que angustian a los padres respecto a la certeza de su elección sexual. Esta presunción afecta tanto a los varones incipientes en una relación que puede determinar un error de conducta.

La actitud que toman los padres frente a la sexualidad de sus hijos es fundamental, ya que ellos son quienes van a darles la fortaleza suficiente y la seguridad en su autoestima para no flaquear, para sentirse seguros en el área que deben emprender, evitar los miedos que se desencadenan en el peor de los escenarios ya que estos son los responsables de provocar un fracaso sexual. Estas emociones marcarán un antes y un después provocando desenlaces poco satisfactorios por mucho tiempo, de forma traumática o experimentado en ese escenario una frustración efecto del fracaso, en el cual la profecía autocumplida ocurre sin reversión. ¿Cuál es el temor de los adolescentes frente a este fracaso? Sin duda, es que pudiera volver a suceder y lo que pensará la compañera sexual, en un ámbito donde no solo hay que sentirse experimentado y no aprendiz, sino que hay que mostrar lo contrario y es que en el campo de las artes amatorias no se puede prever lo que sucederá.

Pero serviría decirles a estos adolescentes y a los padres que dejen de exhibir un machismo acentuado al contar anécdotas que los dejan como héroes sexuales, cuando han debido enfrentarse a la misma problemática desde que tuvieron el primer sueño erótico, al igual que sus hijos.

En el consultorio se disfraza esa emoción como “una mentira piadosa” de esta forma trato de darle seguridad a mi hijo, que yo podía ser un ganador en el terreno de la seducción. El problema radica en el mensaje, en cómo se interpreta y se siente en la comparación, y sin duda cómo afecta la psiquis del adolescente que tiene que incorporarlo a la acción. El problema no solo es la descreencia, sino que estos mensajes condicionan la competencia y desvirtúa el modelo de aprendizaje que requiere el escenario amatorio, así el desenlace del sexo en los adolescentes es negativo. Una buena conversación adulta, saciando dudas, estableciendo un nivel de confianza y seguridad que permita y habilite al adolescente a preguntar sobre todo aquello que le produce inquietudes en lo que respecta al sexo es lo aconsejable.

Animarse a hablar con los hijos encarando un espacio cercano de confianza e intimidad, que en determinado momento dé cuenta que la experiencia adulta sirve para abrir caminos, el rapport que se establece en este vínculo habilita a dar lugar a la capacidad amorosa que tiene cada uno. Creo que hay un aprendizaje emocional de la sexualidad, que hoy en día los jóvenes necesitan y que les permite afrontar estas situaciones que de lo contrario se vuelven conflictivas, así es como además de los sentidos, el sexo es más racional, además de emocional. En el consultorio importan otras cuestiones antes de llegar a la cama y pienso que esto se debe a la necesidad de evitar la frustración, de negar el fracaso sexual, ese momento debe llegar en determinado tiempo y espacio y no antes de lo que la psiquis puede tolerar.

Estimular los genitales ya no es más una aberración: entre mitos y tabúes

El dicho “no te toques allí porque te pasará algo muy malo”, ya no suele ser una creencia popular, la manera en que las mujeres descubren sus posibilidades de goce de la sexualidad es a través de la masturbación, logrando conocerse mejor y descubriendo las zonas que mayores nervios sensitivos tienen y experimentando la estimulación de otra manera. Una mujer que ha aprendido sobre su sensibilidad y las posibilidades auténticas de su cuerpo, donde están sus puntos sensibles, un cuerpo explorado para disfrutar plenamente sin preocupaciones, tiene una buena experiencia sexual y vive el sexo sin culpa. El sexo no se agota con estas experiencias, sino que se incentiva logrando un crecimiento espiritual y sobre todo salud psíquica y emocional y vuelve la sexualidad parte de la vida cotidiana.

La falta de educación sexual lo único que ha generado siempre es confusión, disgusto, falta de placer sexual, deseos de evitar la situación de entrega o de retirarse antes de tiempo para evitar el fracaso, etc. El juego en el sexo ha permitido que a través de él se puedan romper barreras que ataban con represiones a muchos adolescentes que inhibían sus deseos y se convertían en obsesivos masturbadores, la frecuencia convertía esta técnica en una secuencia de actos a escondidas y culpógenos, una especie de obsesión adictiva.

Por último es fundamental educar a los padres en cómo deben enseñar a sus hijos, no tener miedo a las preguntas, no temer a la información. Dar lugar a un sexo responsable que se logra con la comunicación, enseñar no resta, suma y mucho, da poder y control sobre la situación. Por eso los medios de protección son fundamentales para gozar de una buena sexualidad, consciente, porque mucho se puede perder por asumir riesgos que en apariencia parecen causar mayores emociones negativas, el sexo consciente no es una tarea de una generación específica, sino un modelo único de vida para encontrar siempre la paz y armonía interna.

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