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¿Cómo hablamos de sexualidad con nuestros hijos?

Foto: elisoler.com

Foto: elisoler.com

POR Sandra Lustgarten
Psicóloga, sexóloga. Matrícula N.º 19529.

Hablar de sexualidad con nuestros hijos es uno de los temas más difíciles que nos ocupan, entender que tomar la sexualidad como un proceso que empieza en la adolescencia es un error, desde que nace una persona es un ser sexual. Muchas veces los padres buscan modelos de aprendizaje, cuentos infantiles, métodos de transmisión de comunicación para poder educar a sus hijos sexualmente, ya que carecen de información para ser completos en la tarea. Sin embargo, explicar que los bebés nacen de un repollo ha sido el modelo tradicional y que muchas veces utilizan en su ignorancia los padres como modelo de arranque para entablar un diálogo o para acercarse a los hijos con la idea de incursionar en esas dudas que perciben que tienen.

Hoy en día los adolescentes están rodeados de información, con solo encender la computadora y poner un nombre, por ejemplo: “orgasmo”, recaudan muchísimo sobre la temática. ¿Es bueno este sistema de aprendizaje?, ¿aprenden lo que un padre quisiera que su hijo aprenda? Demasiada información no calificada. Además de la educación, es importante tener un modelo, hablar sobre actitudes, sentimientos, emociones, diferencias básicas entre amor y sexo. Explorar la autoestima de un hijo, hablar de la importancia fundamental de la intimidad, de cómo o con quién y decidir cuándo es el momento ideal.

Es probable que la decisión de encauzar a un hijo por el camino del conocimiento genere una fuerte sensación de angustia, desconocimiento si es que uno hace bien o mal, si esta información no va a ser perjudicial, y por sobre todo no exagerar con la información que se da.

Los padres también tienen sentimientos de falta, hay cosas que no se aprendieron de una forma educativa, sino por la experiencia propia y muchas veces esta experiencia fue frustrante, por eso en algunos casos puede suceder que se hable desde los miedos, desde la experiencia propia, las inseguridades y las resistencias que uno tiene.

¿Cómo lograr que los padres cuando hablan de sexo no den un sermón? En general es difícil desvincularse de los prejuicios, hablar de sexo en el ámbito filial es sin duda dejar que se filtren prejuicios, ideas preconcebidas, valores propios acerca de la temática.

¿Los padres deberían ser expertos en la materia? ¿Tener experiencia para educar? ¿O con la intuición es suficiente?

Los padres básicamente deben buscar tener información completa de todo; no dar respuesta o decir “otro día te respondo”, o “este tema no es para tu edad”, o sacar un tema diferente para generar un viro de la conversación, es provocar desconfianza y lo que se intenta generar para que los hijos se sientan cómodos de transmitir las dudas es un ambiente confiable donde se pueden exponer los miedos, dudas, fracasos, etc. El canal siempre debe quedar abierto ante cualquier duda o falta de respuesta. Una forma inteligente es dejar el espacio habilitado para que las dudas se expongan, es decir, reconocer “si algo no conozco del tema, lo averiguaré para respondértelo”; de esta forma queda expuesto que también los padres aprendemos día a día sobre un tema que acompaña a la cultura, a medida que se van liberando temas o se van cambiando prejuicios, porque las generaciones venideras van cambiando las ideas y renovándolas. Los cambios son muy buenos, hablando de crecimiento, de un espíritu innovador.

No hay que llegar después de hora

A veces por no encontrar el momento oportuno, los padres llegamos tarde, cuando no hay posibilidad de cambiar un hecho o suceso, o cuando la respuesta es solo la posibilidad de arrepentimiento. Transmitir un mensaje a los hijos, que hay temas de los que mejor no hablar o que hay cosas que no pueden decirse es muy negativo para la vida sexual y psíquica de ellos.

Cuando un hijo pregunta algo relacionado al sexo hay que responder, hay que buscar la forma de ser lo más sincero posible, llamar las cosas por su nombre y no con seudónimos, y evitar llenar de prejuicios y de ideas que perjudiquen la idea de una vida sexual libre sin ataduras.

La cigüeña es para el cuento de hadas, para la vida real el embarazo tiene nombre y apellido, y se llama reproducción. Es llamativo cómo muchos padres me cuentan que cuando intentaban encontrar un modelo de diálogo se dieron cuenta de que sus hijos sabían más de lo que ellos esperaban sobre diferentes temas de la intimidad, que se sintieron avergonzados escondiendo temas o evitando profundizarlos cuando de pronto la generación de sus hijos está mucho más preparada de lo que se cree. Un papá me dijo: “¿Será que me estaba probando a ver si me enrojecía?

Hablar de sexo con los hijos es un acto amoroso, de apertura, de confianza, es darles las herramientas para poder tomar decisiones más responsables, es acompañarlos en el crecimiento y ser testigos de la dirección que esta toma, es generar conciencia de responsabilidad.

Muchos padres sienten excesivo temor respecto a cómo se incursionan los hijos en el terreno sexual y si no lo hacen que sea consecuencia de algo más alarmante, y sobre todo respecto al inicio sexual en los varones, utilizan la presión para forzarlos a iniciarse más rápido de lo que están preparados y en realidad esto es para calmar ansiedades de miedos paternos y no porque haya necesidad. Hay que aprender mucho en el rol de padres y por sobre todo a respetar los tiempos de los hijos y acomodarse gradualmente al crecimiento.

Educar según la experiencia es una de las peores elecciones. Los padres muchas veces utilizan la enseñanza de acuerdo a los sufrimientos propios, a las malas experiencias y fracasos, a viejos tabúes y transmiten información creyendo que son verdades absolutas, pero esto sucede porque tampoco tuvieron una modalidad de aprendizaje que admitiera ampliar la información sexual que les llegaba, un tema oculto, con miles de barreras que dificultaban llegar a mensajes sanos sobre la sexualidad. Es fundamental que la comunicación sobre sexualidad sea un tema habilitado dentro de la vida familiar, lo más importante de esto es que en la mayoría de las ocasiones el hecho de educarse para transmitir hace que los padres se replanteen algunas inseguridades y dudas que han provocado dificultades en la propia intimidad de ellos. Pienso que lo más importante es transmitir que hablar de sexo no es algo prohibido ni pecaminoso, que existe comprensión y que tienen dónde acudir frente a las dificultades, evitando mentiras o engaños que pueden llevar a resultados de no llegar a tiempo para evitar un embarazo no deseado en la adolescencia o la transmisión de enfermedades de transmisión sexual por no explicar sobre los cuidados y hacer psicoprofilaxis o prevención.

 

Instagram: @sandralust

Celular: +541161827888

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