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Los celos, el mayor antídoto del amor

POR Sandra Lustgarten
Psicóloga, sexóloga. Matrícula N.º 19529.

Si quieres desenamorar a alguien, estalla en celos, y has tu mejor escena, verás cómo el partenaire sale corriendo.

Algunas personas tienen una creencia popular, creen que mostrarse celosas es un indicador del amor que sienten por el otro y nada más ajeno a eso. Para que puedas comprenderlo, los celos son una enfermedad, no solo en cómo se experimenta el sentimiento complicándonos emocionalmente, sino también respecto al daño que se le produce a la persona víctima de las acusaciones. Amar es otra cosa, el amor es madurez emocional, los celos se asocian a una conducta infantil y tienen relación con la baja autoestima, con la inseguridad, con los miedos. Es natural sentir celos entre hermanos, entre amigos, es natural la competencia, la rivalidad. Pero llega un momento en que el individuo entiende que esta conducta provoca un daño irreparable tanto en el modo de encarar la vida como en las relaciones humanas. Sobre todo, lo que sienten las personas es cómo se van aislando, cómo los demás los hacen a un lado y evitan compartir y contarles cosas. Cuando uno está muy detenido en mirar lo que el otro tiene o lo que el otro hace o lo que consiguió, deja de concentrarse en el propio triunfo, la mirada puesta afuera deseando lo que tiene el otro solo es una forma de mostrar las debilidades de la personalidad.

Cierta paciente, entre lágrimas, me decía que no se cansaba de restregarle a su marido sobre cómo está atento a su secretaria de 20 años, en cómo la mira o le responde el teléfono y que cuando llega de trabajar, las discusiones son tan violentas que el desencuentro es parte de lo cotidiano y que no le cabe duda de que él tiene un romance con ella. En una de las citas con el marido, me expresaba qué tanto ella le menciona a su secretaria que en determinado momento, sin que se le hubiera ocurrido a él, empezó a mirarla porque sentía curiosidad de saber qué tenía que su mujer estaba tan angustiada con su presencia… Es tan común que algunos hombres mencionen que a ellos se les había pasado desapercibido hasta que le mostraron el plato prohibido.

Los celos se manifiestan frente a una amenaza o posible pérdida de algo que se considera que es propio, la confusión es creer que las personas nos pertenecen, que podemos controlar sus vidas y sus emociones, así es como la estabilidad o el equilibrio se quiebra. El amor se sostiene de otra forma, cuando aparecen estas conductas manipuladoras, el amor deja de ser un sentimiento sano para transformarse en un sentimiento atemorizador, cargado de violencia, preocupación e inseguridad.

El llamado síndrome de Otelo narra los celos patológicos, la tragedia de Shakespeare en la que Otelo mata a su esposa Desdémona a causa de los celos enfermizos que siente, y esta tragedia anuncia de alguna manera lo que sucede con los altos porcentajes de genocidios que se van suscitando a causa de esta patología que no tiene edad, los celos provocan tanto daño en la persona que los padece, viviendo una especie de delirio celotípico en donde trama diferentes fábulas buscando pruebas que demuestren que la otra persona ha engañado, y se pasa la vida investigando y dilucidando. La celotipia es una enfermedad sin duda, el problema es que para curarla debe ser reconocida por quien la padece, y esto no sucede hasta que realmente pierde a la otra persona. Las interpretaciones que las personas pueden dar a los diferentes sucesos no tienen un límite preciso y en general muchas personas, a través de estos juegos, ponen a prueba el amor de la otra persona. Lo más angustiante es que la vida de estas parejas o matrimonios se tornan insostenibles, de padecimiento, dolor, tristeza, depresión, y cobran una apariencia de condena, en algunas instancias hasta se asocia con el sadomasoquismo, ya que muchas parejas terminan volviéndose tóxicas y desarrollan esta conducta porque intensifican la pasión en su pareja, mejorando el escenario sexual.

Las personas celosas tienen en común que existe una presunción fatalista respecto al sentimiento amoroso que se relaciona con la autoestima baja que tiene y que la lleva a creer que no merece ser querida. Es así como se desvaloriza permanentemente. Lo que transcurre en el pensamiento de una persona celosa hace que fabrique historias dramáticas, la paranoia se apropia del pensamiento y entonces se persigue con situaciones que imagina que no tienen asidero real, provocando una conducta irracional.

La persona celosa promete cambiar cuando la situación no da para más y no volver a ser así; sin embargo fracasa en todos los intentos, cualquier escena que se suceda con otra persona en donde sienta que nuevamente corre peligro de perder lo que considera de su propiedad, hará que reaccione en forma patológica provocando lo que quiere evitar, que es perder realmente la relación.

La persona que convive con un celoso siente que su vida es una cárcel, que debe vigilar sus conductas y se siente sometido a normas, formas de comportarse, de posicionarse sin mirar a nadie más, de sociabilizar que hace que su vida sea un martirio muy lejano a la felicidad, y lo más triste es que no tiene proyección respecto a cómo va a terminar esa situación. Hay personas que son muy bellas; sin embargo, no se sienten conformes consigo mismas y viven pensando que lo que tiene la otra persona es mejor, así es como la inseguridad les marca un camino de ida que no tiene retorno ni paz en ningún momento.

Los tratamientos de este tipo de obsesiones son largos y requieren consecuencia, asincerarse y reconocer que uno tiene un problema y que este afecta a las personas que quiere y la distancia de ellos, que es lo que justamente quiere evitar. Tener una buena autoestima ayuda a pararse frente a la vida de otra forma, generar vínculos sanos que no se caractericen por la posesión o el dominio, las personas se quedan porque sienten que ahí deben estar, porque las gratifica, no por exigencia, por presión, por violencia.

El amor no se expresa con celos obsesivos, con posesión, con control. El amor es un sentimiento armonioso que respeta la libertad de las personas. Ser libre para amar a quien nos plazca es una forma sana de amar, porque lo otro es lo que se interpreta de lo que está pasando según la propia subjetividad de cada uno, la autonomía del ser humano es un valor muy preciado para que nos la quiten. “Los celos solo son una amenaza para la integridad psíquica”.

Instagram: @sandralustg

Cel +5491161827888

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