Mujeres multiorgásmicas

POR Sandra Lustgarten*

Psicóloga, sexóloga. Matrícula N.º 19529.

Mucho se habla de las mujeres que tienen el don de sentir orgasmos continuos, las llamadas “mujeres multiorgásmicas” algunas dicen que lo logran solo con la imaginación, de hecho la naturaleza femenina posibilita que algunas mujeres entrenadas en la auto estimulación puedan responder una y otra vez, sin mucho esfuerzo, disciplinadas en encontrar el punto de mayor satisfacción conjuntamente con la velocidad ideal. Así es como trabajan para lograrlo cuantas veces lo deseen y cuando ansiosas intentan alcanzar el placer.

Hay mujeres atadas a los tabúes y las enseñanzas moralistas, con falsas historias que solo han logrado inhibirlas en la búsqueda del placer. Cuando empiezan a acceder a información adecuada encuentran alternativas para liberarse; esta educación represiva solo ha logrado dificultades sexuales y problemas de pareja.

El orgasmo resulta ser un ideal, a veces inalcanzable; por cierto, cuenta con un poder absoluto para fortalecer vínculos y favorecer relaciones deterioradas por la rutina. Es como el medicamento ideal o la receta perfecta para incrementar la poción de amor que necesita una pareja aburrida. El erotismo femenino, desconocido por muchas mujeres jóvenes y algunas adultas que han llegado a la etapa de la menopausia, hizo que el área emocional se vea afectada y viciada de sentimientos frustrantes en rededor de las dificultades a las que se ven presas cuando, a partir de fingir, logran el éxito, desconociendo la riqueza que tiene la sexualidad femenina cuando de erotismo se trata.

La frustración en la cama es el peor enemigo de la mujer

Algunas mujeres se frustran cuando se dan cuenta de que no pueden lograr esa secuencia multiorgásmica, cuando se comparan con amigas exitosas que cuentan sobre la espectacular cama que tienen, los placeres de bidet, o las escenas fantásticas con juguetes sexuales. Muchas mujeres entran en estados depresivos, se aíslan de los encuentros íntimos para no encontrarse con resultados inesperados; sin embargo, la potencialidad existe en todas las mujeres y no es cuestión ni de genética ni de alguna especialidad, sino del entrenamiento y de la ejercitación y de conocerse bien fundamentalmente.

¿Cómo aprender? ¿Cómo lograrlo?

El camino más directo para ello es educarnos y liberarnos de los prejuicios. La resignación por mucho tiempo se adueña de algunos hogares y de ciertas parejas que en la creencia de que no saben cómo disfrutar de la sexualidad, terminan transitando crisis por no dar lugar a la autoexploración, y el descubrimiento de la propia genitalidad como una actividad saludable en la vida íntima femenina.

La estimulación es una modalidad que ayuda a potenciar la respuesta sexual, es la mejor técnica para lograr el placer a través de acariciar las zonas erógenas, aquellos puntos de mayor excitación, que son variadas en nuestro cuerpo y que se reconocen a través de la estimulación en la búsqueda de nuevas sensaciones; exploramos cada área, así es como la mujer ha logrado, con la masturbación propiamente dicha, encontrar la forma de llegar al clímax más de una vez y en menos tiempo, sola o en pareja , y sin duda esto le ha abierto nuevos senderos, caminos desconocidos antes que han logrado que tenga mejor calidad de vida sexual.

Conocerse es más que una simple formalidad, es la vía para mejorar la vida sexual propia y en pareja. La decisión de las mujeres de disfrutar al máximo su sexualidad implica poder subsanar cualquier sentimiento de culpa que experimente por una educación muy moralista, con la ayuda de trabajo psicológico, mensajes erróneos que quedaron impuestos y hay que derribarlos.

Las mujeres que empiezan a conectarse con su cuerpo, reeducan su cuerpo a que responda más rápidamente a través de ejercicios tendientes a lograr mayor conexión con sus sensaciones. La estimulación implica besos, caricias, contacto visual y táctil acompañado de la imaginación rica en fantasías, estimular los puntos erógenos de cada zona abre canales para lograr el éxtasis. Cuanto más se conecte la mujer con su cuerpo y la respuesta a las caricias, mayor probabilidad tendrá que su cuerpo alcance el placer, y de responder en forma satisfactoria frente a los estímulos cuando intima con su pareja, además de que puede guiar a la misma hacia los lugares más ricos en sensaciones.

La respuesta sexual femenina comienza con la excitación. El segundo estadio corresponde a la meseta, que se caracteriza por las sensaciones que tienen consecuencia la excitación asociada al ritmo cardíaco acelerado o taquicardia, la dilatación de los órganos sexuales. Algunas personas sienten enrojecimiento, producto de la vasodilatación; en algunos casos, estas señales producen temor o la fantasía de un posible ataque cardíaco, les dificulta respirar en forma equilibrada por la agitación y hasta a veces aparece una sensación de disnea o falta de aire, se ha alcanzado el orgasmo propiamente dicho y esto no hace daño alguno ni trae consecuencias físicas. La resolución finalmente es cuando todo se va acomodando y nuestro cuerpo se recupera, volviendo a la etapa de inicio y el estado normal.

La mujer, luego de llegar al clímax, puede recomenzar con el juego, ya que no necesita de un periodo refractario para descansar (momento en que no tiene deseo); todo lo contrario: muchas veces el sexo y la sensación de orgasmo provocan ganas de recomenzar. Para volver a experimentar esa sensación placentera, las hormonas que se segregan durante la excitación resultan ser sumamente placenteras para el cerebro y crean una especie de adicción o esa experiencia o deseo de consumir más.

Las mujeres somos muy complejas, nuestro cuerpo nos da la posibilidad de no rendirnos al placer y cierto que podemos lograr diferentes tipos de orgasmo y en general colaborar con el compañero sexual en la tarea de llegar al éxtasis, la complicidad en el sexo provoca beneficios a la larga como un camino de goce sexual en todas las etapas de nuestra vida.

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