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Paloma Tami considera que meditar y respirar es fundamental en estos tiempos. Foto: Gentileza. Paloma Tami considera que meditar y respirar es fundamental en estos tiempos. Foto: Gentileza.

Lifestyle

Paloma Tami: “El yoga me cambió la vida”

Una buena manera de desbloquear el cuerpo es suspenderse en el columpio del aeroyoga. Así lo explica Paloma Tami, responsable de Yoga Urbano.

POR Natalia Santos
Periodista

Una buena manera de desbloquear el cuerpo es suspenderse en el columpio del aeroyoga. Así lo explica Paloma Tami, responsable de Yoga Urbano. Ella considera que meditar y respirar da ventajas en estos tiempos difíciles.

El columpio de aeroyoga es un lugar segura para iniciarse en la práctica, señala Paloma Tami.

El columpio de aeroyoga es un lugar segura para iniciarse en la práctica, señala Paloma Tami.

Paloma Tami es una Yogui de Urbe. Encontró ese camino cuando en medio del enorme estrés que le significaba tener una vida ligada a lo corporativo y a la industria de la tecnología, empezó a tener ataques de pánico. A sugerencia de su médico se inició en la práctica en la que está desde 2006 y con convicción reitera: “A mí el yoga me cambió la vida”.

Su amor por el Aeroyoga, línea moderna creada por el español Rafael Martínez tomando como fuente el Natha Yoga, es algo que le gusta transmitir.  Considera que el método con el que trabaja desde 2016 es una excelente manera de introducirse al mundo del yoga.

“Yo me enamoré del aeroyoga, porque yo vengo del mundo del yoga, pero la formación tiene variantes. Está el aerofitness que tira más al gym y es más dinámico. El aeropilates permite aprender a hacer las posturas correctamente, con más control del movimiento. Cada instructora pone también su estilo y energía a sus clases”, comenta Paloma.

El aeroyoga ayuda en lo psicofísico y es muy lúdico, dice Paloma Tami.

El aeroyoga ayuda en lo psicofísico y es muy lúdico, dice Paloma Tami.

– ¿En qué consiste el Aeroyoga?

– Es una línea en la que se utiliza para llegar a las posturas y seguir las dinámicas, un columpio especialmente diseñado para soportar el peso de cualquier persona. Se instala de manera que pueda -de una manera segura- aguantar 600 kilos en movimiento inclusive. A mí realmente me encantó esto. Este método permite que la práctica sea realmente muy accesible para todos.

– ¿Cómo definirías la esencia?

– Si tengo que definir con una sola palabra al aeroyoga sería: desbloqueo. Porque al usar la suspensión el cuerpo se va soltando y abriendo y es más fácil inclusive alcanzar ciertas posturas que en el suelo quizás a mucha gente le confronta o le cuesta. El trabajo con el propio peso del cuerpo y haciéndolo en suspensión se vuelve muy lúdico. Al sentarte en la hamaca es ya como recordar la niñez.

– ¿Qué sucede durante una sesión?

-Suceden muchas cosas. Hay varios niveles y para cada uno se desarrollan las dinámicas en secuencias. Están las sesiones terapéuticas, que son cerquita del suelo donde solo una parte del cuerpo queda suspendida, por lo que no hay hiperextensión ni riesgos.  Esto se usa mucho para la gente mayor y la que está haciendo rehabilitación.  Inclusive para empezar en el yoga, porque en verdad es muy accesible. Tras la iniciación está el nivel 1 en el que se despega del suelo una parte del cuerpo y se hacen hiperextensiones. Después ya está el nivel 2 que es el que a todos nos encanta porque es el acrobático y ahí empezamos a volar.

– ¿Cuál es la sensación predominante?

-Realmente, la práctica empodera mucho y también es muy estética, muy bella. Cuando uno ve dice: “Eso a mí jamás me va a salir”. Sin embargo, una vez que estás dentro del columpio, el cuerpo se va abriendo y soltando y nos volvemos muy conscientes acerca de cuánto peso y estrés cargamos en el cuerpo, sobre todo en los hombros, la espalda, el cuello.

Paloma Tami llevó Yoga Urbano de vuelta a su casa.

Paloma Tami llevó Yoga Urbano de vuelta a su casa.

– ¿A quién recomendarías el método, Paloma?

– Me parece una opción tan recomendable para cualquier persona, incluso para los niños que son los que más disfrutan de colgarse. Enseguida al entrar a la hamaca se puede sentir que se está sostenido, el peso se va equilibrando y eso permite entregarse.

– ¿Cuáles serían los beneficios

– Entre los beneficios físicos está la descomprensión axial. El poder estirar la columna y poder regenerar esos discos intervertebrales. Lo que es hermoso del aeroyoga es que cualquier persona se puede poner de cabeza de manera segura y rápidamente. No hay riesgo de que comprimas ninguna zona de la columna. El trabajo es con el propio cuerpo y es un proceso en el que uno se va animando. El asunto de ponerse de cabeza es un manejo más de la respiración y de ir soltando los miedos para abrir caminos progresivamente. Cada uno tiene sus tiempos. También tonifica y estiliza la figura. Hay también un drenaje no solo linfático, sino circulatorio y hasta emocional.

– ¿Cuál es la secuencia?

-Se hace un calentamiento con la serie de ejercicios que proponga el instructor. Siempre hay una relajación que le llamamos el aero nidra y eso no tiene comparación con ningún otro estilo de yoga, por lo menos en mi experiencia. Uno entra adentro del columpio y es como una crisálida. Se hace en una postura como volviendo hacia adentro y esa es la sensación que tenemos todos como de volver al vientre materno y es muy terapéutico. También meditamos, hay mucha respiración porque de otra manera no sería yoga.

– ¿Los efectos son inmediatos?

– Sí. Calma mucho la ansiedad y ayuda a dormir mejor. Tiene muchísimos beneficios que hay que experimentar. También a nivel físico tiene un efecto antienvejecimiento, porque al estar en suspensión toda la gravedad cambia. Se borran las arrugas y hasta se logra recuperar cabello. La circulación va más fácilmente hacia los centros superiores.

– ¿Al ser un ejercicio de bajo impacto, la evolución del principiante es más rápida?

– En realidad, la evolución es muy personal. Pero en general, sí. Puedo decir que todo el proceso es más rápido, incluso el que va desde cero. Pero depende mucho de cada persona. Hay personas que llegan con muchas ganas de experimentar, sin embargo, tienen vértigo o les cuesta porque tienen mucha ansiedad. Entonces para las personas que tienen esas dificultades les recomendamos que empiecen bajito y después vamos subiendo la altura del columpio a medida que se va ganando confianza.

-En cuanto a lo postural, ¿puede decirse que funciona de manera correctiva?

-Definitivamente. Yo tengo una experiencia con una alumna, que hicimos durante tres meses. Tenía una escoliosis (curvatura o desviación que llega a generar problemas). Ella empezó haciendo aeroyoga y tenía una curvatura que fuimos controlando con estudios y seguimiento con su traumatólogo. Verificamos que la condición había disminuido enormemente.

 

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Yoga urbano

Yoga urbano nació como un atelier de yoga y de wellness. “En ese momento no era un concepto tan escuchado, pero hoy es tendencia”, recuerda su creadora. Comenzaron con clase de kunalini yoga y talleres de entrenamiento personalizado. Paloma había abierto el espacio en su propia casa, aún no tenía hijos y su vida giraba en torno al yoga. Así fue durante 6 años. Después se asoció con una amiga que tenía un spa hasta que llegó el vínculo con Amnistía Internacional.

-¿Qué fue Yoga Urgano por los Derechos Humanos?

-En 2011 abrimos una propuesta de clases de yoga pro derechos humanos. Todos los miembros de Amnistía hacían clase y tenían precios especiales. Los que venían por el yoga se enteraban también sobre Derechos Humanos y sobre cuál era el trabajo de Amnistía.  Estuvimos 5 años y fue una experiencia tan sanadora tan linda, tan fuerte y que nos abrió puertas, porque en Paraguay había todavía mucho tabú con la práctica. Así fuimos empujando los paradigmas y saliendo de las zonas de comfort.

-Pero fuiste cambiando de espacio.

– Sí, Después de Amnistía, un alumno mío que tenía un emprendimiento de gimnasio me invita a abrir Yoga Urbano en un lugar más preparado para el yoga. Para eso invité a varios referentes en diferentes especialidades y luego vino la pandemia. Ahí decidí cerrar el local por el costo de mantenimiento era muy alto para lo que estábamos viviendo y no sabíamos (hasta ahora no sabemos) a dónde nos lleva todo esto. Es una cuestión de reinventar.

-Entonces llegaron también las clases virtuales.

– A mí me gusta mucho la tecnología, siempre estuve ligada eso. Senti que era el momento de adaptarnos y ver qué es lo que la tecnología nos ofrece para poder seguir con las clases de yoga. Para que más gente se anime de forma segura desde su casa, comencé a dar clases. Primero lo hice gratuitamente durante todo un año a través de las redes sociales y me fue muy bien. Ahí me di cuenta –como dice mi esposo- que hay una legión de yoguis urbanos por ahí. En este momento seguimos con las clases online y fuimos mejorando los procesos para tener un buen sonido una buena imagen. Optamos por Zoom que es lo más estable y le sumamos una plataforma online para que los interesados puedan hacer las reservas y ver las clases.

– ¿Se puede iniciar con aeroyoga desde la virtualidad?

– Ofrezco unos talleres de introducción a aeroyoga porque esta línea es difícil de enseñar a distancia, si no tenés alguna noción. Por eso en estas sesiones intensivas presenciales se facilita todo lo que se deba tener base sobre cómo colgar el columpio. Viene a ser una base para seguir con las clases virtuales y perderle el miedo inicial.   Creo –personalmente y sin juzgar a quien lo hace- que no es momento de volver a lo presencial.

 -¿Cómo percibís que ayuda el yoga en este contexto?

-Creo que es la herramienta básica, es muy útil. Sobre todo, para entrar en estados meditativos. Enseño yoga desde un trabajo más mental y psicofísico. estos tiempos tan locos, tan difíciles nos despertaron para poder hacer ese esfuerzo de ir hacia adentro. Tuvimos que encerrarnos, cambiar nuestros ritmos obligadamente. Para adaptarnos a eso, el yoga ayuda muchísimo porque te da esa herramienta para que vos puedas manejar ese cúmulo de emociones y poder ir avanzando a través de la incertidumbre y de las pérdidas.

– ¿Eso tiene que ver con la respiración?

-La respiración consciente cambia el cerebro. Está comprobado científicamente que la respiración cuando se enlentece y se hace profundamente, las glándulas superiores, sobre todo la hipófisis empieza a segregar mejor. Eso genera cambios neurológicos, psicológicos y físicos. En situaciones de conflicto una persona que respira es la que tiene ventaja. El camino es aprovechar lo que nos toca.

Más información en: https://www.facebook.com/YogaUrbanoPy/

Instagram:@yogaurbano @palomatami

 

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