Lifestyle
Maestra de la belleza
Sharon Kwak practica el "lifting natural", una técnica de rejuvenecimiento ancestral coreana. Foto: Gentileza.
Sharon Kwak tiene 63 años, y dedicó su vida a la práctica y enseñanza de una técnica milenaria en Corea, de donde llegó a Paraguay el año pasado para instalarse en Asunción.
El “lifting natural” coreano está cada vez más difundido en Asia, Europa y América. Es una técnica que deviene de otras prácticas ancestrales asiáticas, como el Kobido, empleado durante siglos por las emperatrices japonesas.
La técnica, que consiste en la oxigenación del tejido epidérmico, calma la piel, suaviza las líneas de expresión y le devuelve al rostro la luz perdida por el stress de la vida cotidiana; en otras palabras: rejuvenece.
Kwak se dedica a la práctica del “lifting natural” coreano hace más de 30 años. Ha ganado varios premios en Corea, certificados, reconocimientos a su trayectoria. Se desempeñó en los mejores spa y centros estéticos de Seúl, siempre en el exclusivo barrio de Gangnam, un distrito de rascacielos relucientes, marcas de diseñadores, epicentro de arte y cultura de la capital coreana del Sur.
“No sería equivocado decir que las modas, las tendencias, lo más avanzado y lujoso de Corea se manifiesta en Gangnam”, dice Kwak.
Nace Malva
No vino a Paraguay por casualidad. Conocía Asunción por visitar a su hijo, que está radicado aquí hace años. Dice que siempre le gustó la ciudad, que prácticamente fue un encantamiento, especialmente por la gente, la calidez humana que encontró. Hasta que el año pasado llegó para quedarse.
En 2020 abrió el centro de estética Malva, ubicado en Villa Morra, en la calle Del Maestro 1260, primer piso, donde atiende a quienes le requieren sus servicios. En este tiempo de emergencia sanitaria, se atiende en modo Covid, por agendamiento previo. También puede consultarse en Ínstagram: @malva.py, o reservar por teléfono en +595 971 156 805.
La técnica de Kwak es ciento por ciento manual. “Es un lifting sin inyectables”, explica; consiste en un masaje facial de unas dos horas de duración, y es aplicable en hombres y mujeres. “Es un rejuvecimiento facial”, dice Sharon.
“Ahora está muy de moda lo que es lo natural, no invasivo; la gente se está dando cuenta que al ponerse Botox, por ejemplo, al momento se van las arrugas, pero después es como se pierde la expresión natural, la sonrisa, la forma de la cara; se pone muy rígida”, agrega.
El centro de estética de Kwak utiliza cosméticos coreanos traídos especialmente de la península; son los únicos distribuidores en Paraguay de estos productos totalmente naturales.
“Los cosméticos son de marcas súper famosas de Corea, difíciles de conseguir también allá, porque son productos para exportación; los preferimos porque son los que mejor se adaptan al tipo de piel, el clima que tenemos aquí en Paraguay; son de fácil absorción, textura liviana; de muy alta calidad y completamente orgánicos, naturales”, resalta Sharon.
Malva también se vale de tecnología, como el llamado Nano Mist, una masajeadora coreana de última generación, única en Asunción, que lleva la milenaria técnica de Sharon a un grado de mayor sofisticación.
Saber cuidarse
Sharon Kwak se vinculó a los 18 años con la técnica a la que le ha dedicado su vida. Dice que una especialista le dijo que tenía la piel de una mujer de 30 años, y eso la inquietó a tal punto que se resolvió a explorar la técnica profesionalmente. Estudió, se graduó, siguió investigando y trabajando.
“En la cultura coreana desde pequeños siempre nos enseñan a cuidarnos la cara; en Corea casi todo el mundo utiliza cremas y un montón de cosas para mantener la piel”, cuenta.
En Malva, ella no solo proporciona tratamientos a quienes los requieran, sino que también educa a la gente en esta práctica que en su país es casi un hecho cotidiano. La atención no acaba en la sesión, Kwak enseña cómo cuidarse la piel en casa, utilizando la línea cosmética de productos naturales coreanos. “Ahora con la pandemia, la gente tiene más tiempo en la casa y puede aprovechar para aprender”, dice Sharon.
El “lifting coreano” es completamente artesanal; no hay un masaje igual a otro; “es una química única –explica Kwak-, hay que ver la piel, sentir su naturaleza al tacto, y elegir según lo que uno descubre que se necesita; no hay nada genérico, todo es específico”.
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