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Editorial

El bullying sigue cobrándose víctimas

Nuevamente, debemos lamentar otra pérdida de vida humana a causa del bullying o acoso escolar. Esta conducta se ha vuelto casi normal y muchas veces sin ser percibida como un comportamiento asesino en forma silenciosa.

El bullying o acoso escolar es un término con el que hacemos referencia a la conducta agresiva, intimidatoria y premeditada entre niños o adolescentes, se desarrolla en el ámbito escolar con la intención de causar daño y es constante, reiterada, sistemática en el tiempo.

La falta de atención por parte de las autoridades, directores, maestros, directivos del ministerio y también de los padres en ambos casos, ya sea de la víctima o del victimario, lleva a sinfín de problemas de comportamientos que se ven posteriormente reflejados en la sociedad.

La violencia, depresión, bajo nivel académico, intolerancia, conducta delictiva, entre otros, son hechos que debería preocupar a la ciudadanía y sensibilizarla ante todo lo que estamos expuestos directa e indirectamente. En el peor de los casos, la idea suicida suele ser común en las víctimas de bullying.

La inacción del Ministerio de Educación y Ciencias, de acuerdo a lo expuesto por el Ministerio Público, desencadenó en la drástica determinación de un menor de 13 años que se quitó la vida en Alto Paraná, ante los reiterados acosos que recibía en el colegio. Sin embargo, esto pudo haberse evitado si se hubieran tomado las medidas a tiempo aplicando el protocolo correspondiente.

Otro caso de bullying también se dio a conocer en un colegio capitalino y, según la denuncia de la madre, a pesar de las reiteradas advertencias en la institución, las autoridades no tomaron las medidas adecuadas. Tanto es así que, aseguró, las propias docentes, junto con la directora, encubrieron a la menor agresora.

Las consecuencias del bullying en los agresores a corto, mediano y largo plazo, por lo general, se relacionan con la actitud positiva hacia la violencia, así como la facilidad con la que generan problemas en donde no los hay.

Al paso del tiempo, los agresores incrementan el nivel o grado de sus conductas violentas, situación que les ocasiona múltiples problemas.

Como sociedad estamos expuestos a este y otros comportamientos inadecuados, delictivos y asesinos, pero si no se avizora una intención de cooperación, no podremos enfrentar a ninguno de ellos, pero en el peor de los casos, cuando recibimos indiferencia por parte de quienes son los encargados de custodiar y/o velar por nuestro bienestar ya sea físico, psicológico y emocional, entonces nos encontramos totalmente a la deriva.

Una sociedad enferma, abandonada a su suerte por la indiferencia general, se precipita hacia un abismo sin fin, cada vez más profundo y oscuro.

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