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Editorial

La economía debe incluir nuevos paradigmas

Las proyecciones sobre el crecimiento económico del Paraguay para el 2023 son alentadoras, ya que están en alrededor del 4 % y el 4,8 % -de probable crecimiento- de acuerdo a organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Banco Mundial; y también según las mediciones internas como el Banco Central del Paraguay (BCP). Sin embargo, este optimismo hay que tomarlo con mucha prudencia, teniendo en cuenta otros  factores imponderables que podrían generar variables como el clima, los vaivenes de la política nacional, la regional y a esto se suma un nuevo actor como las sanciones impuestas por Estados Unidos en nuestro país a empresarios de alto perfil que tendrán su impacto en la economía nacional.

Estas previsiones económicas mencionadas son reflejo de la normalización del sector primario luego de la severa sequía del año pasado, aunque probablemente se verá arrastrada por un menor crecimiento esperado para los principales socios comerciales de Paraguay -Argentina y Brasil- de acuerdo a lo mencionado por expertos. El crecimiento que tendrá nuestro país estará impulsado principalmente por la producción agrícola y se extenderá al 2024. Al buen dinamismo del agro se sumará el buen caudal de los ríos que permitirá mayor generación de energía eléctrica mediante las hidroeléctricas binacionales.

El último informe del BCP arrojó una inflación del 0 %; sin embargo, esto no refleja precisamente una reducción de precios. Los costos de vida no bajan, simplemente se desaceleran o avanzan a un ritmo menor al que venía aumentando anteriormente. Mientras que los números macroeconómicos oficiales pintan una economía muy distinta a la que vive y siente la gente.

La retracción que sufre la ciudadanía en su poder adquisitivo solo es posible recuperar con crecimiento, ya que la suba del salario mínimo solo abarcará a unos pocos, dado que el trabajo informal supera al formal, por lo que un aumento del salario podría significar un efecto boomerang para con el trabajador que puede llegar a tener mayor demanda laboral informal sin cobertura social y médica prevista.

La banca central debería pensar en bajar la tasa del encaje legal, que es la base del costo financiero finalmente, si el Banco Central paga altas tasas de intereses por el capital de los ahorristas en los bancos; el sector privado y productivo con más riesgos que la banca central deberá asumir un mayor costo financiero, aceptando indirectamente a un competidor desleal, como lo es el propio BCP.

El Paraguay y su modelo económico están  en un punto de inflexión, deben cambiar los paradigmas y ser incluidos en el análisis económico el desarrollo social y la gestión responsable en la explotación de los recursos naturales; debemos pensar en un desarrollo económico con perspectiva de sustentabilidad, cuidando de la equidad social y las oportunidades que todos los paraguayos nos merecemos.

La mejora en la calidad de la prestación de los servicios públicos es imperiosa empezando por la conectividad que debe ser nacional; el transporte público eficiente y seguro; la salud y la educación públicas, gratuitas y de calidad y, sobre todo, la seguridad ciudadana que limita en horarios la actividad productiva y laboral, como también las de estudio, entre otras.

La inversión privada en las empresas del servicio publico es estratégica, como también es muy ágil y efectiva la modalidad de contratos llave en mano, con el inconveniente de la vulnerabilidad de las instituciones y los proyectos, por la falta de transparencia, la cartelización de las empresas proveedoras de servicios, entre otras prácticas viciadas que generan sobrecostos innecesarios al erario.

La corrupción y la falta de calidad y eficiencia en la provisión al Estado de bienes y servicios; la provisión de insumos de mala calidad afectan negativamente nuestra economía y la moral colectiva.

Es tiempo de que la economía incorpore nuevos valores y se produzcan los cambios que esperan los sectores de emprendedores, los productores primarios -en especial el campesino- y la industria nacional. No se debe seguir permitiendo que se pierdan cosechas de hortalizas, productos lácteos, avícolas, entre otros rubros, por el contrabando de países vecinos donde se produce el desplome de sus economías, justamente; las autoridades responsables deben entender que debido al ingreso de hortalizas, huevos, queso, aceite entre otros productos elaborados en el país, muchas empresas se ven obligadas a ser liquidadas con el consecuente despido de sus empleados y pérdida correspondiente del PIB nacional.

En síntesis estamos con buen clima de negocios, inflación controlada, indicadores marcos que permiten pensar en nuevas inversiones y negocios, siendo los mismos el motor de la economía en cualquier país; y por el otro lado, siguen pendientes las tareas de mejorar la seguridad jurídica; la transparencia y eficiencia en la administración pública; y que las tasas de interés financiero recuperen costos reales del dinero, y no permitir que la inmoralidad o el factor oportunista de los agentes intermediarios financieros primen sobre la población productiva, convirtiendo al servicio financiero en uno de los negocios mas rentables. Lamentablemente, ningún país que permita tasas de interés elevadas por sobre los costos reales o, peor aun, usura, podrá decirse que se halla en el camino del desarrollo con mínima equidad social.

Estamos ante un nuevo tiempo y oportunidad de actualizar visión y gestión en la económica nacional. Un nuevo gobierno se establecerá en dos meses más y dependerá de la capacidad, creatividad, sensibilidad y patriotismo de los mismos para que el Paraguay se reencuentre con sus mejores días nuevamente.

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