Defender los valores requiere valor

Una vez más quedó demostrada que la ciudadanía debe ser la principal contralora de todos los poderes del Estado y, por ende, de las autoridades nacionales, a fin de resguardar nuestros derechos, valores y principios que tenemos arraigados. Tal es el caso del recientemente lanzamiento del Plan Nacional de Transformación Educativa que, según la denuncia del sacerdote Jesús Montero Tirado, es perverso, pervierte la patria, los valores cristianos, ya que busca la ruptura del núcleo familiar y promover el aborto, además de violar la Constitución Nacional y otras leyes.

Este hecho no tuvo la suficiente importancia y repercusión a raíz de que todas las autoridades se encuentran plenamente viento en popa en sus respectivas campañas electorales. Sin embargo, fue desmentido por el ministro de Educación, Nicolás Zárate, quien afirmó que el Gobierno Nacional es provida y profamilia. Así también, descartó cualquier tipo de diferencia ideológica en el proyecto educativo. ¿Pero quién controla esto?

Sin dudas, debemos estar alerta, ya que se trata de la formación, y de los niños de hoy que serán los adultos del mañana. Debemos defender los derechos consagrados en la Carta Magna y como tal debemos exigir su cumplimiento.

Montero Tirado, en su carta abierta al presidente de la República, Mario Abdo Benítez, le recuerda que ocupa el cargo para velar por el bienestar y los derechos de todos los paraguayos. Pero, ciertamente, hace tiempo un sector de la ciudadanía se siente huérfana.

Las instituciones educativas son los pilares principales sobre los que se sostiene la formación de los niños; no son centros de adoctrinamiento hacia determinada ideología. Por lo tanto, la ciudadanía debe estar alerta para controlar y dispuesta a defender y actuar ante todo lo que atente contra nuestros derechos, valores morales, principios y nuestra esencia como sociedad y como seres humanos.

                                                                                                                                                                              D.D.W. – S.