Odesur, la competencia con obstáculos

Estamos a menos de tres meses –83 días, para ser precisos– del inicio de los Juegos Suramericanos Asunción 2022, evento deportivo realizado cada cuatro años por la Organización Deportiva Suramericana (Odesur) que promueve los valores y principios del movimiento olímpico, además de trabajar para los atletas optimizando el desarrollo y el más alto rendimiento de los mismos. Paraguay tiene la gran responsabilidad de albergar la XII edición de este evento deportivo, el más importante de la historia del país; sin embargo, todo apunta a que estamos camino a pasar un papelón internacional por la manera en que se está encarando la organización del mismo.

Todo en torno a este encuentro se convirtió en una sucesión de hechos y manejos dudosos, poco transparentes. Las obras continúan con retrasos de cara a la apertura, para lo que se supone, será una “fiesta deportiva”. Los responsables de fiscalizar el avance de dichas obras son la Secretaría Nacional de Deportes (SND) y el Comité Olímpico Paraguayo (COP). Pero estas instituciones enfrentan cada vez más inconvenientes. Para ir al inicio de todo, cabe recordar que el Gobierno intentó rechazar la realización de los Juegos Suramericanos en Paraguay, luego se arrepintió y el mismo presidente de la República dijo que analizaría los números, para luego aprobar, por Decreto, el encuentro.

En mayo de este año, la ministra de Deportes puso su cargo a disposición, faltando solo cinco meses para el inicio de los Juegos Asunción 2022, que continuaba en plena marcha de puesta a punto de sus instalaciones y con varios escenarios deportivos sin culminar. La incertidumbre es cada vez mayor, ya que los problemas internos entre las propias autoridades organizadoras –la SND y el COP–, se hacen más evidentes. En reemplazo de Fátima Morales, el Ejecutivo nombró a Diego Galeano Harrison, quien a días de asumir ya debió explicar sobre licitaciones irregulares a una publicitaria y sobrefacturaciones de obras, en el marco de la realización del evento.

Otro hecho que dejó muchas dudas sobre la transparencia organizativa del encuentro fue la llamativa renuncia –incluso anterior a la dimisión de la ministra de la SND– del coordinador general de los Juegos Suramericanos Asunción 2022, Esteban Casarino, quien fue reemplazado por Ricardo Deggeller. Casarino no quiso dar explicaciones sobre su decisión. Todo apunta a que las irregularidades se van sumando, poniendo en riesgo el nombre del Paraguay ante al mundo.

A junio de este año, se adjudicaron 89 contratos. Son 37 obras las que se encuentran en proceso de finalización en las dos sedes, que son el Parque Olímpico y la SND, donde se cumplirán las competencias. Solo por citar algunos escenarios que aún no culminan: Centro Nacional de Patinaje a Velocidad, Velódromo Olímpico, Centro Nacional de Hockey y el Pabellón de Tiro Deportivo. Los Juegos Odesur, que se desarrollarán del 1 al 15 de octubre, comprenden 34 disciplinas y 5.000 deportistas tanto de Sudamérica como de Centroamérica. La inversión total es US$ 80 millones, con recursos del Gobierno Nacional.

Es indignante que las autoridades deportivas prioricen intereses propios y eludan la imagen país que proyectará este evento de prestigio, el cual se convierte no solo en una vidriera para el deporte paraguayo, sino que moverá una importante logística para los negocios, especialmente en los sectores de hotelería, gastronomía, turismo y servicios en general, lo que representaría un balón de oxígeno a la alicaída economía. Paraguay, una vez más, se encuentra de contramano. Es una gran oportunidad para destacarnos y poner en alto nuestra bandera, mostrar al mundo que somos capaces de realizar eventos internacionales de calidad. Estamos contra reloj, la oportunidad y el día de la inauguración se aproximan, ojalá que las mezquindades no echen a perder la mayor fiesta deportiva que se vivirá en Paraguay.

D.D.W-S