Editorial
Fuerzas disgregadas
Las políticas de defensa y de seguridad han fracasado. Los paraguayos vienen soportando el flagelo del crimen organizado hace muchos años, sin embargo el Gobierno no muestra una pisca de responsabilidad al mantener una estrategia fallida de combate a los grupos criminales que acechan principalmente la zona norte del país. Hay elementos suficientes para pensar que estamos muy cerca de que las fuerzas de seguridad pierdan totalmente el control y se asuma que el Paraguay es tierra de nadie.
A pesar de la sumatoria de fallas tácticas de las Fuerzas de Tarea Conjunta (FTC), los responsables de su conducción no reaccionan. Esto pone en peligro la vida de los ciudadanos, las actividades productivas y el normal desenvolvimiento de las funciones en los diversos ámbitos, tanto público como privado. Esta semana se suscitó otra pifiada de la FTC, tras descubrirse que el organismo mintió al presidente de la República y a toda la ciudadanía sobre el operativo en Paso Bravo, donde supuestamente se enfrentaron a miembros de la Agrupación Campesina Armada – Ejército del Pueblo (ACA-EP). ¿Cuánto tiempo más debemos soportar la estrategia fracasada del Gobierno contra las organizaciones criminales que disputan soberanía a la ciudadanía y sus instituciones?
Miembros de la FTC no solo ultimaron por error a un cazador confundiéndolo con un integrante del grupo guerrillero, sino que se atribuyeron tres caídos de las filas del ACA para vanagloriarse y decir a la prensa que fue “gracias a una información muy bien lograda de los órganos de inteligencia”. Todo falso. Otro hecho que causó indignación fue el asesinato del menonita Helmut Ediger y de sus dos peones. Los tres secuestrados en San Pedro.
Es urgente que el Congreso Nacional revea la existencia y el rol que está cumpliendo la FTC para la defensa de nuestro territorio. Y que el gobierno se haga responsable de velar de una vez por todas por la seguridad de los habitantes de la República y no mantener en zozobra a poblaciones. La estrategia debe apuntar a debilitar y extinguir los grupos criminales.
Se debe empezar por un inventario donde se consignen las zonas de influencia y quiénes los conforman, si se quiere realmente abatirlos se los debe individualizar. Es el protocolo de la lucha contra estos grupos. Además de la confrontación armada, que es insuficiente, llegan tarde a los operativos y solo alcanzan a los soldados y no a los principales integrantes de los mismos. Si nosotros sabemos esto ¿por qué el Gobierno – que cuenta con técnicos especializados en el área – no implementa una acción que tenga por objetivo real de recuperar la soberanía nacional y acabar con los grupos criminales?
La disgregación de esfuerzos y de comandos nos lleva a este desorden e inseguridad que actualmente padecemos. El panorama es sombrío ya que de esta manera vil y engañando a todos los paraguayos no se defiende el territorio ni la soberanía.
D.D.W-S
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