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Editorial

Violencia contra la mujer

La violencia contra la mujer es epidémica en el Paraguay. Es cierto que también existe violencia contra el hombre y que la violencia no tiene género, pero no podemos seguir pretendiendo que la violencia contra la mujer no es un problema grave en nuestro país.

Somos un país que ha sido reconstruido por mujeres valientes, y no es que nos falten ejemplos de mujeres kuimba’e en ninguna fase de nuestra historia; desde la india Juliana hasta nuestros días tenemos ejemplos mujeres mayúsculas y superlativas.

Solo la ignorancia puede producir este estadio de violencia deplorable. Desde la religión misma, que debían ser los custodios morales, aparecen figuras deleznables como el obispo que después de haber abusado de tantas mujeres pasó a convertirse en presidente y hoy sigue premiado como senador.

Mientras que la sociedad siga premiando a estas personas, mientras que la justicia no actúe con mano dura contra aquellos que abusan de los más vulnerables, mientras que sigamos indignándonos sin hacer más que eso… las cosas seguirán como son.

La solución no está en antagonizar ni tampoco está en el oportunismo político. La solución está en trabajar en la autoestima tanto de las mujeres como de los varones. Amarse a uno mismo es el principio del respeto propio y del respeto y amor al prójimo.

Una mujer que se quiera a sí misma no se pondrá en muchas de las situaciones en las que cae, y aunque en muchas otras situaciones siga siendo víctima, el amor propio la ayudará a hacer frente a su situación. Así podrá darse cuenta de que sobrevivirá sin el abusador.

Como dice aquella canción de Gloria Gaynor: “Primero tuve miedo, petrificada, pensando que no viviría sin vos a mi lado. Pero pasé muchas noches pensando en el mal que me hiciste y me armé de coraje y aprendí a superarlo”. Rechazó al maltratador y se dio cuenta de que sobrevivirá, ¡I will survive!

También el hombre debe aprender a amarse a sí mismo y a respetarse, para así poder amar y respetar. Solo un hombre pequeñito maltrata a una mujer, solo un hombre pequeñito la tiene prisionera y amenazada. Solo un hombre pequeñito…

El cambio comienza con cada una y con cada uno. Nuestra sociedad está cambiando y, para bien y para mal, ya no solos los de antes.

Así, para que quien quiera entender entienda, dejamos como reflexión este poema de Alfonsina Storni:

 

Hombre Pequeñito

Hombre pequeñito, hombre pequeñito,

suelta a tu canario que quiere volar

Yo soy el canario, hombre pequeñito,

déjame saltar.

 

Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,

hombre pequeñito que jaula me das.

Digo pequeñito porque no me entiendes,

ni me entenderás.

Tampoco te entiendo, pero mientras tanto,

ábreme la jaula que quiero escapar.

Hombre pequeñito, te amé media hora,

no me pidas más.

D.D.W-S

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