Editorial
Una nación sin educación está destinada a la barbarie
“El ser humano es el único animal que debe ser educado”, así de contundente, claro y preciso sentenciaba Emmanuel Kant en una de sus clases magistrales entre los años 1776 y 1787, en su natal Koenisberg. Revitalizamos y nos sustentamos con esta esencial afirmación de este gran filósofo alemán para adentrarnos en la telaraña de la complicada estructura del sistema educativo del Paraguay.
El último hilo de oro de la educación paraguaya está desapareciendo con la última promoción de las muy respetadas, correctas, calificadas y disciplinadas y maestras de la Escuela Normal de Profesores, creada en el año 1921.
El vestigio de esa época de oro de la educación paraguaya la podemos ver en el actual Instituto Nacional de Educación Superior (INAES), creada en 1968 bajo el nombre de Instituto Superior de Educación (ISE), resultado de una reforma sustancial y trascendental para la nación.
Esa fue la reforma fundamental que se ha hecho en el sistema educativo del Paraguay, luego se han realizado otras, hasta la última implementada en el año 1994, que se considera un fracaso por no lograr las reformas en calidad y eficacia del sistema educativo. Este fracaso lo arrastramos hasta nuestros días sin que el MEC, entidad rectora de la educación del Paraguay, logre acertar con el ansiado cambio estructural del sistema educativo del país.
El Plan Nacional de Educación 2024, plan actual y vigente, tiene como objetivo “garantizar el acceso, el mejoramiento de la calidad, la eficiencia y la equidad de la educación paraguaya como un bien público”.
En los últimos artículos que hemos publicado en el área de la educación, hemos revalidado lo que los organismos internacionales como la UNESCO, el Banco Mundial y también un mea culpa estadístico del MEC, todos estos con resultados calamitosos, especialmente de las últimas pruebas estandarizadas, tanto del SNEPE como la prueba internacional PISA.
Con una población del casi 80% de analfabetos funcionales, una tasa de analfabetismo del 6,0 %, la más alta en la región del MERCOSUR, y lo peor de todo, se suma otro oscuro espectro: la tasa de analfabetos está en alza. Estos catastróficos datos estadísticos empeorarán el ya magro panorama del sistema educativo con esta pandemia que nos tomó de sorpresa y desnudó las graves fallas estructurales de un ministerio olvidado en épocas normales de clase, pero sí revitalizado y activado en épocas electorales.
Un deficiente, precario sistema educativo, evidentemente, trae consecuencias graves que se resienten en la economía, en la salud, en la justicia y en otras áreas sensibles y esenciales de la nación.
Un pueblo ignorante con analfabetos funcionales, poco puede colaborar para erradicar la economía subterránea que se instaló en el país hace décadas.
Un sistema de salud calamitoso, sin orientaciones hacia la investigación científica, personal de blanco sin la preparación adecuada para el correcto manejo de un simple protocolo sanitario. Aún vemos pacientes que mueren en el camino al hospital. Una justicia amañada y atrapada en un bucle corrupto que no la deja ejercer el derecho con los ojos vendados.
Paraguay necesita imperiosamente un nuevo sistema educativo que pueda catapultarnos a la constelación mundial y visibilizarnos como nación educada, formada, valiente, patriota y celosa de su nación. Para lograr esta visión, es imperativo el cambio del director técnico del equipo MEC.
¡El pueblo se lo agradecerá!
D.D.W-S.
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