Cuatro estrategias para pagar más rápido la deuda de tarjetas de crédito

Para afrontar la deuda de tarjetas de crédito, los expertos financieros recomiendan comenzar por desarrollar un plan y seguirlo; además concentrarse en pagar primero las tarjetas con tasas de interés altas o las tarjetas con saldos más bajos. Al pagar más del mínimo mensual, pagará menos intereses en general.

Si mantiene mes a mes saldos en sus tarjetas de crédito, pagar rápidamente esa deuda puede ser más fácil de lo que piensa. La clave es desarrollar un buen plan y seguirlo. Estas cuatro estrategias pueden ayudarle a decidir qué acciones debe tomar para pagar rápidamente cualquier deuda de tarjetas de crédito.

Enfóquese en una deuda a la vez

¿Tiene saldos en más de una tarjeta de crédito? De ser así, asegúrese de siempre pagar por lo menos el mínimo en cada tarjeta. Luego enfóquese en ir pagando el saldo total, una tarjeta a la vez. Puede escoger en cuál tarjeta enfocarse de una de las siguientes maneras:

Concéntrese en la deuda con interés alto: Revise la sección de la tasa de interés en sus estados de cuenta para ver cuál tarjeta de crédito cobra la tasa de interés más alta, y concéntrese en pagar esa deuda primero.

Pruebe el método bola de nieve: Con el método bola de nieve, usted paga primero la tarjeta que tenga el saldo más bajo. Una vez que haya pagado el saldo total, toma el dinero que usaba para pagar esa deuda y lo usa para ayudar a pagar el siguiente saldo más bajo.

Pague más que el mínimo: Vea el estado de cuenta de su tarjeta de crédito. Si usted paga el saldo mínimo de su tarjeta de crédito, le lleva mucho más tiempo terminar de pagar su cuenta. Si paga más que el mínimo, pagará menos intereses en general. La compañía de su tarjeta de crédito está obligada a mostrárselo en su estado de cuenta, para que usted pueda ver cómo se aplica a su cuenta.

Consolide las deudas: Consolidar su deuda le permite combinar varios saldos con interés más alto en uno solo con una tasa más baja, para que pueda pagar su deuda más rápido y sin aumentar las cantidades de los pagos. Aquí están dos maneras comunes de consolidar deuda:

Transfiera los saldos: Aproveche una tasa de interés baja para transferencia de saldos para trasladar su deuda de tarjetas con tasas de interés altas. Tenga en cuenta que los cargos por transferencia de saldos con frecuencia son del 3 al 5 por ciento, pero los ahorros que se obtendrían con una tasa de interés más baja con frecuencia son mayores que el cargo por transferencia de saldos. Incluya siempre ese factor al considerar esta opción.

Use el capital de su vivienda: Si tiene capital en su vivienda, es posible que pueda usarlo para pagar deudas de tarjetas. Una línea de crédito garantizada por la plusvalía puede ofrecerle una tasa de interés más baja de la que cobran sus tarjetas. Tenga en mente que con frecuencia aplican costos de cierre.

Si decide consolidar, tenga en mente que es importante controlar sus gastos para evitar acumular deudas nuevas encima de las que acaba de consolidar.

Revise sus gastos: Comience por clasificar sus gastos mensuales, por ejemplo: comida, transporte, vivienda y entretenimiento. El estado de cuenta de su tarjeta de crédito puede ser una herramienta útil; muchos emisores de tarjetas separan sus gastos por categoría. Identifique las áreas en las que puede disminuir sus gastos y utilice el dinero restante para pagar su deuda.

Pague con dinero en efectivo: Una manera de administrar su deuda total es considerar pagar las compras con dinero en efectivo. Usar dinero en efectivo o tarjeta de débito puede ayudarle a evitar gastar de más o hacer compras impulsivas. Además, elimina cualquier cargo adicional que pueda aplicar al pagar con plástico. También tendrá una visión clara de cuánto dinero sale y entra semanal o mensualmente.

Utilice los ingresos inesperados: Invierta el dinero de aumentos, bonos y otras ganancias financieras en reducir su deuda en lugar de seguir gastándolo. Utilizar este dinero “adicional” para reducir su deuda puede ayudarle a alcanzar sus metas de pago más rápido.

Fuente: El Economista