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Economía

Agricultura nacional, un éxito reconocido y grandes desafíos ante propuestas externas

En las últimas dos décadas, Paraguay ha forjado un camino destacado hacia el desarrollo sostenible, abordando los tres pilares esenciales: económico, social y medioambiental. El Ing. Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción, reveló en una entrevista con medios de prensa que el país se posiciona como uno de los de menor emisión a nivel mundial, con cifras que no superan el 1%.

El enfoque sostenible de Paraguay en la agricultura es un testimonio de su compromiso con la adaptación, la eficiencia agropecuaria y la producción de alimentos para el mundo. Este compromiso se alinea con las políticas ambientales nacionales y el proceso de adaptación al cambio climático. Según Cristaldo, Paraguay no es un causante, sino un afectado por el cambio climático, subrayando la importancia de mostrar la realidad de un país con gran potencial para la producción alimentaria global.

Sin embargo, este éxito no está exento de desafíos. La propuesta de una adenda ambiental al Acuerdo Mercosur – Unión Europea ha generado preocupación en el sector agropecuario paraguayo. La adenda busca aplicar leyes europeas fuera de su territorio, imponiendo restricciones a sectores clave de la producción agropecuaria, el motor económico de Paraguay.

Frente a estas propuestas externas, Cristaldo destaca la posición clara del sector productivo: trabajar basándose en la ciencia, datos y armonización entre producción y medio ambiente. Se enfatiza la necesidad de aplicar un manejo sostenible y responsable de los recursos naturales para evitar la degradación.

El presidente de la Unión de Gremios de la Producción recuerda que el Acuerdo de París sobre el cambio climático aboga por acciones graduales sin impactar la producción de alimentos ni frenar el desarrollo de los países. La responsabilidad, según el tratado, es compartida pero diferenciada, adaptándose a las circunstancias de cada nación.

En este contexto, se subraya la importancia de no exigir el mismo rigor a Paraguay, con bajas emisiones de CO₂, que a países de la Unión Europea, que emiten significativamente más. La comparación de 60 millones de toneladas de CO₂ emitidas por Paraguay para producir alimentos con las 3,343 millones de toneladas emitidas por la Unión Europea para mantener su nivel de confort pone de relieve la necesidad de contextualizar las demandas ambientales.

Aunque reconocen que hay aspectos a corregir, los líderes paraguayos afirman que el país está en el rumbo correcto hacia el desarrollo sostenible y la producción responsable. El desafío radica en consolidar este camino sin obstáculos externos, manteniendo el equilibrio entre las necesidades ambientales y el desarrollo económico.

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