Expertos instan a ajustar producción ante inminente llegada de El Niño en setiembre

Se avecinan cambios climáticos significativos que podrían impactar la próxima campaña agrícola 2023/24 en Paraguay, según las advertencias del asesor agroclimático de la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco), Eduardo Sierra. El fenómeno de El Niño está previsto para debutar en septiembre, ganando fuerza durante octubre y proyectándose como un desafío importante para la comunidad agrícola.

Sierra enfatizó la necesidad de que los productores ajusten sus prácticas y estrategias a la presencia de este fenómeno climático. Tras enfrentar una serie de obstáculos debido a la sequía en la campaña anterior, el país se prepara ahora para una nueva siembra, llena de expectativas.

“El Niño normalmente puede causar problemas en la región Oriental de Paraguay debido al exceso de lluvias, mientras que en el Chaco podría traer consigo sequías. Se espera que este fenómeno sea particularmente vigoroso en esta temporada”, explicó Sierra.

El asesor pronosticó un “efecto típico del fenómeno climático hasta noviembre, seguido de una evolución irregular desde diciembre de este año”. A pesar de estas fluctuaciones, se espera que ciertas áreas, como Alto Paraguay y Presidente Hayes, experimenten sequías, mientras que se prevé una mejora en la humedad en el departamento de Boquerón. Hacia diciembre, se anticipa un aumento en las precipitaciones en Amambay, Concepción, Itapúa, Alto Paraná y Canindeyú.

En términos de cifras esperadas, Sierra destacó que al sur de Boquerón se podrían alcanzar más de 100 milímetros (mm) de lluvia, al menos 75 mm en Alto Paraguay y niveles de precipitación más bajos en Presidente Hayes. Además, pronosticó lluvias más intensas en la región Oriental y un nivel adecuado de humedad en Concepción, Canindeyú, Amambay, San Pedro y Canindeyú.

El experto proyectó que para el inicio de 2024 se produciría una estabilización de El Niño, con más de 150 mm de lluvia en todo el país. Esto conllevaría un aumento en la humedad del suelo, posiblemente intercalado con pausas en las precipitaciones. En cuanto a las heladas agronómicas, anticipó una disminución hacia finales del invierno, con una última afluencia de aire polar prevista para el 3 de septiembre en las regiones de Itapúa y Alto Paraná, siguiendo una ruta que ingresaría desde la provincia de Buenos Aires, pasando por Uruguay, el este de Brasil y llegando a Paraguay.