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Economía

Nueva tecnología agrícola promete mejorar la producción de trigo en condiciones de sequía

Cultivo de trigo. Foto: Gentileza.

Cultivo de trigo. Foto: Gentileza.

La escasez de agua y su impacto negativo en la producción agrícola ha sido un desafío persistente para los productores y científicos durante décadas. Aunque se han aplicado diversas técnicas de labranza, selección de especies y buenas prácticas, las sequías, como fenómeno incontrolable, continúan afectando gravemente la producción de alimentos.

En busca de una solución a este problema, investigadores de la Universidad del Litoral y el Conicet en Argentina, liderados por la doctora Raquel Chan y con el respaldo de la empresa argentina Bioceres, han realizado un estudio sobre la resistencia a la falta de agua en diferentes plantas alimenticias. Descubrieron que el girasol es la planta más tolerante durante su etapa vegetativa, antes de que desarrolle semillas.
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Gracias a la ciencia y la tecnología, los investigadores identificaron un gen regulador que produce una mayor tolerancia al estrés hídrico. Aislaron este gen y llevaron a cabo ensayos para insertarlo en otras plantas utilizadas en la producción de alimentos. Después de rigurosas pruebas de seguridad y eficiencia, surgió el evento conocido como HB4, que consiste en la combinación de genes vegetales existentes en la naturaleza. Estos genes tienen una mayor capacidad para retener agua, lo que permite a las plantas tolerar períodos prolongados de sequía sin afectar su rendimiento.

Esta innovadora tecnología está demostrando resultados prometedores al mejorar la productividad y abrir el camino hacia una nueva era de cultivos más resilientes, sostenibles y seguros para el consumo humano.

En Paraguay, la Comisión de Bioseguridad Agropecuaria y Forestal ha autorizado la liberación comercial del trigo HB4 con el objetivo de optimizar la producción nacional de trigo. Esto permitirá a los investigadores y agricultores que trabajan en el mejoramiento de este cereal introducir esta biotecnología para aumentar su tolerancia a la escasez de agua y evitar la disminución de la producción.

La producción de trigo HB4 requiere ensayos para insertar el evento en las semillas, teniendo en cuenta las condiciones del ecosistema del país. Se seleccionan y cultivan parcelas de líneas avanzadas durante al menos ocho temporadas para comprobar la efectividad del cultivo, un proceso que lleva un mínimo de cuatro años.

En relación con el uso del glufosinato de amonio, Raquel Chan, bioquímica especializada en biotecnología vegetal y creadora del gen, explicó que durante la transformación genética de las plantas es necesario incluir un gen marcador para medir la eficiencia del procedimiento. Sin embargo, aclaró que el trigo no utiliza este herbicida y que el glufosinato de amonio ha cumplido su función como gen marcador durante la fase de desarrollo del HB4, pero ya no se utiliza en los cultivos.

Es importante mencionar que tanto el gen regulador como el gen marcador seleccionados actúan durante el período vegetativo de los cultivos, es decir, antes de que las plantas produzcan semillas.

Los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que los cultivos de trigo con la tecnología HB4 no solo garantizan una mayor supervivencia, sino que también aseguran una calidad y cantidad de cosecha más consistentes. Esto podría tener un impacto significativo en la seguridad alimentaria y la estabilidad económica.

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