La historia del súper en Paraguay de la mano del clan Sborovsky

POR Alfredo Schramm

@elediTHOR

Uno de los ejecutivos emergentes de la dirigencia empresarial, Alberto Sborovsky, recibió a El Nacional en su negocio, ocasión en la que compartió anécdotas sobre el primer comercio bajo el modelo de supermercado propiamente de Paraguay, El País, fundado por su padre, el recordado “Don Pepi”, en 1967.

Antes todo se entendía detrás de un mostrador, no se tocaba la mercadería”, recordó.

La charla fue propicia para conversar sobre la actualidad del mercado retail, las expectativas para este año, detalles de cómo funciona el engranaje de un supermercado y rasgos de la personalidad y modelo de gestión del hombre quien hoy lidera la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu), uno de los gremios empresariales más poderosos del país por su fuerte incidencia social y económica.

Lo que no se puede decir de Alberto Sborovsky es que no conoce del ámbito en el que se desenvuelve, pues prácticamente nació y se crio entre las góndolas y aprendió -como pocos- de sus padres el arte que implica ser un buen comerciante.

Actualmente su despacho se encuentra en reforma dado a los planes de ampliación que desarrollan, pero la oficina a la que nos invitó está recargada de historia con imágenes de los orígenes del supermercadismo en Paraguay y detalles que evidencian que Alberto es un apasionado del fútbol, del Club Olimpia. La geopolítica también es un tema recurrente de lectura y análisis para él.

Tampoco pasaron desapercibidos los títulos que dan cuenta de su bagaje en cuanto a formación profesional, como el de administrador de empresas y especializaciones en retail y management cursados en Estados Unidos y Japón, respectivamente.

Tradición. El País tiene 54 años; una de las anécdotas que recordaba Don Pepi es lo llamativo y novedoso que resultaba para los clientes la incursión del famoso carrito de supermercado, la esencia del negocio retail.

Yaguareté en el súper

Como anécdota rememoró que un día recibieron la visita de un inesperado cliente, un yaguareté que escapó de la vecindad del negocio y que directo fue ¿adivinen dónde? Por supuesto… ¡a la carnicería, donde más!

En lo que respecta a los clásicos conflictos por los que atraviesan las empresas familiares en general, opinó que tienen que dar un salto de profesionalización y, en esa línea, en El País están haciendo los ajustes para poder ponerse a un tono profesional y dejar las variables familiares a un lado.

“Creo que la transición de empresa familiar a profesional es necesaria para poder seguir existiendo y para poder desarrollarse”, agregó.

Ya entrando en el tema del mercado retail en sí, Sborovsky señaló que  el supermercadismo paraguayo sigue la tendencia de otros países tanto en gestión cómo en hábitos del consumidor.

“El modelo de cercanía avanzó mucho en los últimos años; en el 2013 se abrió Citymarket, después se abrió Día, a los que no les fue muy bien, luego entró Biggie que sí está fuerte y ahora Stock”, apuntó el presidente de Capasu.

La gente hoy busca rapidez, pero también mantiene su nicho el hipermercado para las compras programadas para más días”.

En el caso de El País y otros supermercados, se tiene  un grupo de compras centralizado de productos donde hay varias cadenas y eso está caminando con mejores condiciones de compras para el consumidor.

El alto ejecutivo también subrayó la participación de los productos nacionales de manera exponencial en las góndolas en las últimas décadas. “Hay una incipiente industria nacional de productos de primera calidad que pueden competir con un producto importado de igual a igual”, agregó sobre el punto.

Amenaza. El principal dolor de cabeza de los supermercados en Paraguay hoy es el contrabando.

Inflación

Desde mediados del año pasado, con la escalada de precios de la canasta básica, los supermercadistas directamente se convirtieron en los villanos de la economía familiar para la opinión pública en general.

Sobre el punto, Sborovsky señaló que la gente pensante tiene un criterio diferente. En realidad, el supermercado recibe un listado de precios de una empresa que importa el producto legalmente, pero le pone como referencia al valor del producto ilegal.

“Nadie va a defender al que sube el precio, y cuando se baja el precio nadie dice nada. El único que no incide en la construcción del precio es el supermercado. Si me decís: ‘vendés cara la carne’, te muestro el listado de precio del proveedor, en esta categoría, por ejemplo, hoy perdemos plata”, reflejó al tiempo de facilitar los costos del mencionado producto.

“En líneas generales somos tomadores de precios. Recibimos el listado de precios de proveedores y es poco y nada lo que podemos negociar, no hay forma de romper ese precio. Hay un precio preestablecido y los proveedores y los que están atrás están calladitos y dejan que nosotros seamos el fusible”, siguió comentando.

Consumo deprimido

“Hay dos factores para que haya caído el consumo; el principal es el contrabando y el segundo factor es una flor de recesión que tuvimos por la pandemia, donde el cierre de la economía hizo que muchos sectores no trabajen y al no trabajar se resienten las ventas”, indicó.

“Vendimos menos en pandemia. Nos desenvolvemos dentro de un ecosistema al que si le va bien, a los supermercados también, y si le va mal, a nosotros también. Nosotros no importamos clientes de Suiza. El aérea de influencia de supermercados es fundamental a la hora de establecer si te va bien o si te va mal”, disparó.

Ante la consulta de cómo cubren las promociones que se volvieron una estrategia casi diaria para mantener la facturación, explicó que a la hora de hacer campañas de abaratamiento se cubre entre dos, industriales/importadores y los supermercados, los cuales sacrifican márgenes.

“Varios productos tuvieron una rotación enorme, como el café que se triplicó, fideos tipo lamen se vendieron como agua, puré de tomate, azúcar, etc., eso dio un alivio a la hora de la compra”, recordó haciendo referencia a la campaña de abaratamiento de casi 300 productos impulsada por Capasu a finales del año pasado.

El País está ubicado sobre Antequera entre 25 de Mayo y Mariscal Estigarribia, frente a la Plaza Uruguaya.

El gremialista

Ya en su rol de dirigente, subrayó que el papel de los gremios es muy importante a la hora de ayudar a definir políticas públicas en diferentes gobiernos.

“Yo no estoy dedicándole el tiempo que le tendría que dedicar a mis cosas particulares, porque el tiempo que demandan los gremios es muy excesivo. No obstante, es una responsabilidad muy grande. Desde los gremios se pueden hacer muchísimas cosas”, acotó.

Sobre el Gobierno de Mario Abdo Benítez, dijo que es destacable el respeto a la institucionalidad; un legado importante. “Le tocó un momento que nadie hubiera salido con una victoria política. Si algo podría haber mejorado el Gobierno es en la parte comunicacional”, opinó.

Sobre las instituciones de control para evitar el ingreso de contrabando, dijo que desde el gremio están conformes, pero hay que empezar a cambiar las leyes, es decir,  hay que empezar a poner leyes con las que se puedan clausurar los negocios al encontrar contrabando.

“Hoy te decomisan y judicialmente se puede pelear un poquito y zafás. Entonces el mensaje es ‘hacé nomás porque no pasa nada’”, lamentó.

Agregó que  el gremio formal no está en contra de los que venden en los semáforos, ni del que compró una botella de aceite para comer. “Acá estamos en contra de los negocios que están creciendo de manera monstruosa a cuenta de la venta que nos quitan a nosotros por estar vendiendo cosas de contrabando. No les pagan sueldo mínimo a las personas, no se les paga IPS, entonces es muy fácil crecer así”.

Capasu actualmente busca leyes que castiguen de manera más dura al contrabando. De hecho, ya viene trabajando el tema con el Congreso y el Ejecutivo.