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Economía

Gobierno debe incentivar la diversificación económica

Alejandro Piera

Alejandro Piera

El modelo agro-ganadero ha resultado de vital importancia para el desarrollo económico del país en las últimas décadas. Podría incluso decirse el pilar de la economía paraguaya.

Junto con la solidez macroeconómica que lograda por el Banco Central del Paraguay (BCP) con una política monetaria creíble, sumada a cierta responsabilidad fiscal desde el Ministerio de Hacienda durante los años del boom de los precios de materias primas, este modelo ha sido fundamental para permitir un crecimiento considerable, particularmente entre el 2012 y el 2018, del Producto Interno Bruto (PIB).

Sin embargo, la pandemia generada por el COVID-19 ha venido a desnudar muchas cuestiones que habían sido escondidas bajo la alfombra por muchos años, señala el abogados especializado en economía y negocios Alejandro Piera, partner en Guanes, Heisecke & Piera.

Ahora más que nunca resulta evidente que el modelo de exportación en bruto es insostenible. Ya en el 2019, antes de la llegada del COVID-19, una combinación de factores climáticos desfavorables para el cultivo y las turbulencias generadas en el mundo por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, mitigaron por completo las posibilidades de crecimiento económico del Paraguay.

No es que la exportación de soja o de carne sean malas en sí mismas, ni mucho menos. En realidad, ambos productos han sido pilares del crecimiento económico alcanzado por el país, explica el profesional.

Ahora bien, la insostenibilidad de nuestra ecuación está en depender siempre de la suerte, esperando que la geopolítica corra siempre con vientos favorables (e.g. precios internacionales de los commodities) o estar ligados a fortuna y azar, tal como una cantidad determinada de lluvias, en zonas específicas de cultivo y en días o semanas específicas del año.

El azar ya no puede sostener la estructura que se ve amenazada, y para muestra un botón, o varios: un déficit fiscal que se ha vuelto incierto, una tasa de política monetaria que no baja a pesar de una relativa mayor inflación.

Nuevamente, la fortuna ha sonreído al Paraguay con un elevado precio de materias primas que se ha sostenido ya por varios meses, la pregunta es ¿hasta cuándo?, sin mencionar que esto ya se ha notado en un mayor precio de productos industriales importados y en varias subas del precio del combustible en el primer semestre del año.

El déficit fiscal

El déficit fiscal y la deuda externa no son un tema menor. La emisión de bonos por parte del Gobierno Nacional en el mercado internacional ha pasado a ser la regla año a año desde el 2012. Esta práctica ha sido utilizada en principio para poder financiar el déficit del presupuesto público – hundido hasta el cuello por un aparato estatal gigantesco, burocrático y absolutamente ineficiente.

Aquella ‘mala suerte’ que mitigó el crecimiento económico del Paraguay en el 2019 por las sequías y las cuestiones de la geopolítica, obligaron a un déficit fiscal por encima del ideal 1,5% sobre el PIB que establece la Ley de Responsabilidad Fiscal”.

Al respecto, debemos recordar que dicha norma contiene una cláusula de escape – la cual ya ha sido utilizada – para situaciones especiales que permite llevar el desbalance hasta un 3% del PIB.

La historia no termina allí, porque el advenimiento de la pandemia obligó a un considerable incremento del gasto público para financiar la crisis – situación que llevó a un déficit del 6,2%.

En lo que va del 2021, ya se acumula un déficit fiscal del 0,7% sobre el PIB, y se espera cerrar el año en un 4%, dicho por el propio Ministerio de Hacienda. No existe garantía alguna de que se pueda volver muy pronto al déficit mínimo del 1,5%.

La situación, aunque todavía controlada, ya debe llamarnos la atención para actuar a tiempo. La deuda externa para financiar el déficit ya es de casi el 35% del PIB.

Esto iguala a la ratio de las Reservas Internacionales como proporción del PIB.

La estructura del PIB

En lo que respecta a la estructura del PIB, según el último informe de cuentas nacionales trimestrales, el 45% de la oferta en la economía paraguaya está configurada por los sectores de comercio y servicios, los cuales han sido fuertemente golpeados por la pandemia. Otro importante 19% corresponde a la industria, históricamente falto de apoyo, mientras tanto el sector agrícola ha sido beneficiario de subsidios y créditos.

El sector primario, entre la agricultura y la ganadería, sorprendentemente representa solo un 14% del PIB. Cifras del BCP apuntan a que al cierre del primer semestre las exportaciones registradas del país fueron por un valor total de USD 5.267 millones, de los cuales un 43% (USD 2.281 millones) correspondió al complejo sojero, entre granos vírgenes, aceite y harina de procesamiento básico. Otro 15% correspondió a la carne, que goza de buenos precios en el mercado internacional en la actualidad, sobrando un poco para los cereales y cuero.

Un ínfimo porcentaje de las ventas al exterior corresponden a la maquila y otros rubros tales como los hilos y cables para automóviles que en su mayoría van al Brasil para vehículos que de nuevo son vendidos al Paraguay, prendas de vestir, textiles en general y otros.

Consideraciones finales

De manera urgente, el Gobierno Nacional debe establecer políticas públicas de incentivo a la diversificación, tanto hacia la industria como a la exportación de servicios, para poder generar movimiento económico y valor agregado que permita bajar el déficit público y la dependencia hacia la emisión de bonos.

Ni hablemos de que en un punto podamos necesitar subir impuestos o emitir billetes de manera inorgánica, lo cual sería el acabose de toda conversación posible. El Gobierno debería empezar a considerar esquemas impositivos que sean más conducentes a potenciar la exportación de servicios.

Uno de ellos, podría examinar la posibilidad de eliminar el IVA para los denominados servicios de exportación: ya no podemos depender de productos sin valor agregado para el ingreso de dólares al país, que si bien son una parte menor del PIB, el ingreso de divisas es fundamental para la estabilidad de una economía bimonetaria. Esto porque la importación de industrializados es cada vez más costosa y porque a menor ingreso de dólares, el tipo de cambio se vuelve más alto e ingresamos así a un círculo vicioso.

En este camino, facilitar el acceso al crédito a los emprendedores será fundamental. El Fondo de Garantía del Paraguay (Fogapy), y en definitiva la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), han sido herramientas importantes para esto, pero se necesita mucho más.

Existen muchísimos proyectos que no pueden despegar porque no existe financiamiento – aun cuando las instituciones financieras tienen abundante liquidez. La financiación debe llegar a todas las buenas ideas para generar el valor agregado que se transforme en trabajo a fin de dotar de recursos al fisco y no requerir a la necesidad de “emisión de deuda”.

Por sobre todo, el nuevo modelo económico debe impulsar la inversión extranjera, fomentar la competitividad, fortalecer la innovación y mejorar la calidad de vida de todos los paraguayos. En este orden de ideas, el Gobierno deberá fomentar la diversificación de la matriz productiva. Hoy, más que nunca, debemos dejar de depender exclusivamente de la soja, de la carne, y por sobre todo, de la suerte.

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