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“Calé” Galaverna: “El Partido Colorado va más allá de cualquier análisis sociológico”

Juan Carlos Galaverna. Foto: Gentileza.

Juan Carlos Galaverna. Foto: Gentileza.

Se lo conoce por ser uno de los hombres más icónicos, pintorescos y controversiales del Partido Colorado y, hasta si se quiere, de la política paraguaya. Juan Carlos Galaverna (72) sí que tiene cancha militando en la política. Específicamente, posee una larga trayectoria como congresista.

“Calé”, como es más conocido, ya lleva 32 años como parlamentario (de 1989 al 1993 como diputado, y de 1993 hasta la actualidad como senador) y, en comunicación con El Nacional, habló del proceso de transición que vivió el país a partir de la década de los 90´s hasta ahora. Además, se refirió a la situación política del Partido Colorado, lo que se viene para el 2023 y hasta compartió un par de anécdotas.

– ¿Cómo era la política en los años 1990 y cómo fue cambiando hasta llegar al 2021?

La primera parte de mi vida congresual fue un momento de cambios radicales. Salíamos de la dictadura, muchos protagonistas veníamos del exilio, del calabozo, de las persecuciones, y recuerdo que titulares de varios medios decían: ‘El Paraguay recuperó la democracia’. Sin embargo, jamás antes del 89 nuestro país tuvo democracia en ningún gobierno, ni del colorado, ni del liberal. Entonces, la cuestión no fue fácil, estábamos gateando en la vida democrática. Ahora hay más sentido democrático, ya se ha vuelto normal, que entonces es un estado excepcional y vamos avanzando. Aún no tenemos la democracia al 100 %, pero estamos mucho mejor.

-¿Cómo se da esa transición política en ese momento?

Estábamos un poco acelerados, el vértigo en algunos pasos en democracia llegó a cometer errores, pero también consiguió aciertos. Se mejoró muchísimo en la institucionalización de la República, en el respeto a la Constitución y vamos avanzando. Nos falta todavía un trecho que recorrer.

Juan Carlos Galaverna. (Foto Gentileza).

-¿Cómo ve al Partido Colorado? ¿Hay realmente coloradismo o está polarizado por ciertos sectores?

El coloradismo ha aguantado todos los intentos de pasarlo a segundo plano en su vigencia. El Partido Colorado es un fenómeno que escapa a las definiciones sociológicas. Yo suelo decir que mi querido Partido Colorado es 75 % de pasión y 25 % de raciocinio. Debemos recordar que es un partido que se renueva. Imagínense que, con todos los ataques que recibe, en los últimos 6 meses, más de 260.000 ciudadanos solicitaron su afiliación al mismo. Es, además, el partido de la promoción social, allí donde aquel hijo de un humilde agricultor llega a obtener títulos universitarios, maestrías, cursos en el extranjero. Es un partido de una gran dinámica social.

– ¿Por qué el Partido Colorado no puede superar esas peleas internas o divisiones?

Yo creo que en pluralidad no hay división. Lo que existen son confrontaciones propias de un partido con más de 2.000.000 de afiliados. Es absolutamente imposible que haya una unidad. Es muy bueno que haya disenso. Es totalmente natural que haya confrontaciones. La cuestión está en tener la madurez, la serenidad y la responsabilidad necesaria para administrar esa confrontación.

-¿Cómo ve a los dirigentes actualmente?

Hay un contrasentido, el nivel de dirigentes de aquella época era muy diferente a la dirigencia de estos tiempos, muy superior, a la que no encuentro explicación. Me refiero al nivel intelectual. Ahora se ha devaluado en gran medida.

-¿Cómo era la oposición de antes en comparación con la de ahora?

Era una oposición mucho más fuerte la de antes, porque prácticamente toda la oposición estaba concentrada en el PLRA con el complemento del Partido Revolucionario Febrerista y el Partido Demócrata Cristiano. Después, con el transcurrir del tiempo, fueron surgiendo las otras fuerzas como Patria Querida, Encuentro Nacional, País Solidario, Hagamos, que constituyen un archipiélago de la oposición. No es una isla, no es un continente, son varias islas. Sigue siendo la isla más grande de la oposición el PLRA. Ahí sí que parece que están divididos en serio, con una crisis interna muy fuerte, y eso a mí me preocupa. Yo prefiero una oposición fuerte para que el Partido Colorado rinda mejor. Si la oposición es débil, uno normalmente se relaja, se deja estar y rinde mucho menos.

-¿Los movimientos pueden tener autonomía?

Estatutariamente no, pero en lo fáctico sí es posible.

-¿Cuál es el análisis que le puede dar a las próximas elecciones presidenciales de cara al 2023?

Enfrente tengo, en este momento, los resultados de las últimas encuestas que se hicieron. Esta encuesta es de colorados habilitados a votar en las internas, y mide muy bien el joven Santiago Peña. Es una ratificación de los resultados de tres encuestas que se hicieron antes que esta, pero no limitada al universo colorado, sino extendida a nivel nacional. Yo quiero, en esta etapa, erigirme en una especie de articulador, en un pacto de caballeros, que apunte a disminuir la dureza de la confrontación interna para elegir candidato para el 2023: que haya lucha, que haya elecciones, pero recordando que debemos llegar unidos en la disidencia, para asegurar nuestra victoria en el 2023.

– ¿Se retira de la política o solo del parlamento?

Hubo un mal entendido de algunos periodistas al poner en mi boca que yo me retiraba de la política. No dije en ningún momento eso. Lo que anuncié es que lo más probable, y casi seguro, es que ya no me presente a disputar la banca en el Senado. Me retiro del Congreso al culminar mi periodo en el 2023.

¿Cómo sobrellevó todos estos años su rol de parlamentario?

La primera cuestión es la vocación. Yo soy un parlamentario de corazón. Suelo decir con frecuencia que me siento pato de esa laguna. Siempre lo hice con entusiasmo, hasta ahora, con aciertos y errores. Pero, en mi balance, que puede no ser objetivo, creo que con más aciertos que errores.

-¿Por qué se retira?

Primero porque creo que es suficiente tiempo este periodo que voy a culminar arañando con 35 años. Creo que en la historia de nuestro país no existe otro (con tanta antigüedad en el parlamento). Otro motivo es que el rendimiento físico ya no es el mismo: ya se desgasta uno a los 72 años. Pero, gracias a Dios, estoy con buena salud. Y, finalmente, la actividad política, hecha de forma apasionada como la hago yo, implica desatender a la gente más cercana a uno, a la familia, a la pareja, y ya es hora de disfrutar de la familia. Con cinco hijos y siete nietos, tengo suficiente para disfrutar.

Juan Carlos Galaverna. (Foto: Facebook).

-Se lo conoce por ser muy frontal con sus colegas.

Mucha gente dice que en la política hay que transitar por la zona gris. Sin embargo, yo creo que eso es irresponsabilidad y hasta cobardía. Uno tiene que tomar posiciones, asumir esas posiciones y defenderlas. Desde niño, es mi forma de desempeñarme. No rehúyo los compromisos: los enfrento. Repito: a veces con errores, a veces con aciertos, pero nadie podrá decir que le saqué la nalga a la jeringa.

– ¿Y de anécdotas qué puede contarnos?

Son muchas, pero puedo elegir algunas. En el Senado, no recuerdo bien el año, estábamos en un debate, previo a una votación para un proyecto de ley. Los votos estaban divididos. Se posicionaban en 22 a 22 (a favor y en contra), y había un compañero ausente, pues él necesitaba tiempo para llegar, porque estaba en el interior. Dijo que de inmediato salía para Asunción y que necesitaría una hora y cuarto para llegar. Entonces, ya no había oradores inscriptos, y ahí me piden los compañeros que hable yo durante ese tiempo hasta que llegue el compañero. Pero no fue una hora y cuarto, y tuve que hablar una hora y media hasta que llegó.

-¿Y en tiempos de Diputados?

En tiempo de diputados, otra anécdota donde el protagonista no soy yo, sino un colorado muy querido, el compañero Sandino Filoporto. Recuerdo que asumimos la Cámara de Diputados en el mes de mayo de 1989 y un compañero de la política, perteneciente al partido liberal, tenía un periódico del partido liberal y dejó en cada una de las bancas un ejemplar de su diario. El título, en letras tamaño catástrofe, decía: ‘Los diputados deben renunciar’, y Sandino me dice: ‘Nde Cale, pero ko Arza ko itavyrai (Este Arza está loco). Hace dos sesiones que asumimos y ya nos piden que renunciemos. Yo no voy a renunciar, añeatrincherata che ape (me voy a atrincherar yo acá)”. Lo recuerdo como si hubiese sido hoy (risas).

-¿Alguna vez quiso ser presidente de la República?

No era mi deseo, nunca quise ser presidente de la República. Me hablaron muchos compañeros para candidatarme. Nunca me interesó, pero sí he dicho que mi gran deseo era presidir el partido. Lo hice de forma transitoria, porque fui varias veces vicepresidente 1.º Entonces, en la ausencia del presidente, por viaje o por reposo yo lo reemplazaba, pero lastimosamente no tuve el título de presidente de la ANR. Ahora ya no me da el cuero.

 

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