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Citymarket se niega a tirar la toalla

Gentileza

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“Tirar la toalla” significa en el ámbito del boxeo y también en el lenguaje de los negocios darse por vencido, abandonar una lucha, no combatir más y rendirse cuando se sabe que no se saldrá airoso o vencedor de una situación complicada.

Pues bien, a pesar de estar convocatoria de acreedores con compromisos financieros que superan los US$ 20 millones, los accionistas de la cadena de minimercado que cerró sus casi 100 locales al principio de este mes no se darán por vencidos hasta buscar salidas lo menos traumáticas para todos los actores, según comentaron fuentes internas de la cadena a El Nacional.

El 16 de noviembre pasado se dio via libre para que siga el proceso por parte de la Asamblea de accionistas que en realidad está conformada por dos holdings, uno de ellos con 99,99% de participación y vinculado a los Cardoner, empresarios de Argentina.

Sobre las deudas, consignaron que gran parte tienen garantías reales, cuyo desglose lo haremos en una próxima edición, siempre de acuerdo a los datos filtrados desde la empresa.

Informaron que ya están en conversaciones con tres grupos empresariales de modo a vender los puntos de venta y así que los locales puedan ser reabiertos, en su mayoría. El Nacional pudo chequear que de hecho sí existen conversaciones, pero con dos grupos. Ambos muy conocidos del negocio retail, pero que pidieron reserva, por ahora,  de modo a no estropear la transacción.

Locales

Lo que no entienden los grupos interesados en porque no están queriendo entregar los locales. Siempre según nuestras fuentes internas, se estarían resolviendo cuestiones burocráticas relacionadas a servicios y contratos de alquiler. Además dijeron que la prioridad es ponerse al día con el aporte patronal al IPS y llegar a un acuerdo entre los empleados cesados y los nuevos accionistas, si se concreta el negocio.

Propietarios de locales alquilados también denunciaron irregularidades en cuanto a facturas de Essap y Ande, documentos que actualmente nos encontramos verificando con ambas instituciones mencionadas.

De no resolverse en esta instancia, la empresa iría a liquidación, un trámite engorroso y que hará perder su valor, en síntesís, no conviene a ninguna de las partes, sobre todo a los acreedores.

 

 

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