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Festín de dorados levanta polémica por depredación de peces en áreas protegidas
Alfonzo Romero Correa, jefe de Medio Ambiente de la EBY, en la mira de la Fiscalía. Foto: Facebook
El Festival de Dorados de Atyrá que saltó a las portadas de los medios por la presencia del jefe del área de Medio Ambiente de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) Alfonzo Romero Correa, más allá del contrasentido que supone que un funcionario de la Binacional con ese cargo aparezca promoviendo un evento de tal naturaleza, a horas del comienzo de la veda pesquera, llama más que nada a examinar el manejo que se hace desde el Estado de los recursos ictícolas del país.
Las crónicas no precisaron la cantidad de ejemplares de Dorado que se cocinaron en el festival a beneficio de la compañía de bomberos amarillos K-69, de Atyrá, la ciudad de Romero Correa; pero por lo que mostraron las múltiples imágenes que se viralizaron en las redes fue un verdadero festival, con ejemplares aparentemente frescos y que se limpiaron en el lugar.
“Fue algo terrible”, definió el hidrólogo Elías Díaz Peña, uno de los directores de la organización ambientalista Sobrevivencia. Díaz Peña dijo no estar sorprendido por la participación protagónica del jefe de Medio Ambiente de la Binacional, argumentando que “es algo frecuente ese tipo de actitudes en la EBY”.
“Hechos más desmedidos”
Para el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable (MADES), sin embargo, la feria pro bomberos constituye un hecho gastronómico y como tal escapa a las prerrogativas de la cartera que conduce Ariel Oviedo.
“Es una actividad libre, como cualquier restaurante, como cualquier lugar que vende comida”, argumentó el biólogo Darío Mandelburger, director de Biodiversidad del MADES, para quien tampoco el volumen ofrecido es algo por lo que alarmarse. “Está dentro de los parámetros normales, se puede hacer; no es digamos tan significativa la cantidad de ejemplares”, afirmó.
Mandelburger señaló que “hay otros hechos más desmedidos”, entre los que ubicó “la cantidad de personas que todavía mantienen espineles en los cauces hídricos”, y el caso del infortunado jefe de Meteorología Víctor Domingo Álvarez Lezcano, que murió ahogado el domingo mientras pescaba en aguas del río Paraguay en Villeta. “Se fue a pescar y no tiene carné, para nosotros es un pescador furtivo”, señaló.
Comparó incluso la feria de Atyrá con “los restaurantes de pescado que están en la costa del río Paraguay, en Remanso”, y “el Lido Bar, que sigue vendiendo caldo de Surubí en la veda y no es un delito”.
El biólogo del MADES reconoció que, si bien la feria gastronómica de Romero Correa no necesitaba ningún permiso ambiental, podría estar conectada con la violación de la legislación, de probarse que el origen de los ejemplares de Dorado comercializados quebranta la Ley de Pesca y Acuicultura N° 3556/08, o provinieran del Área Ictícola Protegida de la zona del vertedero de la represa en Ayolas, creada en 1992 en el marco de una Nota Reversal del Tratado con Argentina por Yacyretá, donde según recurrentes denuncias la pesca ilegal funciona en connivencia con los agentes fiscales locales, un vínculo que por supuesto la Fiscalía negó muchas veces.
Casos pasibles de sanción
De hecho, la Ley 3556 enumera entre los casos pasibles de sanción “la extracción, el transporte o comercialización de recursos pesqueros y de la acuicultura declarados en veda o de las áreas de reserva, así como de las especies que no tengan el peso reglamentario correspondiente; y realizar actividad pesquera con métodos no autorizados y otros cuya naturaleza entrañe peligro para la vida humana y para los recursos pesqueros y su hábitat”.
Esto no evita, sin embargo, que el uso de redes de monofilamento sea una práctica común, pese a su prohibición, y a los supuestos controles que las autoridades ambientales y fiscales aseguran ejercer.
Otro dato a tener en cuenta, y si bien la feria de Romero Correa no violó la veda pesquera que comenzaba al día siguiente, su realización en el límite de la prohibición hace verdaderamente ruido, máxime cuando desde el mismo MADES se aseguró que los controles de espineles y actividades pesqueras comenzaron ya el fin de semana; “en algunos lugares desde el jueves pasado”, según dijo Mandelburger. Su equipo estuvo fiscalizando el traslado de productos, el stockeado de pescaderías, y levantando espineles y redes en la boca del río Tebycuary.
De acuerdo a la investigación de Adolfo Celestino Albiol Flores, magister en Ciencias Ambientales y Políticas Públicas, “los patrones de funcionamiento de los ríos Paraguay y Paraná, determinan la reproducción, alimentación, migraciones y biología en general de las especies de peces presentes en la cuenca, que sincronizan sus ciclos biológicos con las variaciones anuales de las inundaciones y sequías”. En nuestro país se han identificado más de 250 especies de peces y hay “evidencia de la existencia de más de 300 especies”, según un trabajo de Guyra Paraguay, de 2006, que ubicó al Pacú, el Surubí, Patí, Armado, Manguruyú, y Dorado entre las especies de mayor comercialización. El Dorado figura también entre las especies más amenazadas, según otro informe del mismo MADES.
La intervención fiscal
El biólogo del MADES no quiso hacer ninguna especulación sobre la vinculación que podría tener Romero Correa con el origen del pescado comercializado en Atyrá, argumentando que la investigación le corresponde en todo caso a la Fiscalía. Prefirió concentrarse en “los 11 o 15 pescadores que posan con sus dorados”, porque “habrá que ver si están verdaderamente registrados como tales, o también debemos considerarlos furtivos”, según dijo.
El fiscal adjunto de Medio Ambiente Augusto Salas, abrió una investigación de la comilona de Romero Correa, y adelantó a El Nacional que el funcionario de la EBY se expone a una pena de 5 años de prisión si se comprobara que tuvo algo que ver con la extracción ilegal del pescado del río Paraná.
Por ahora están en la mira de Salas “los 11 o 15 pescadores” de los que habla Mandelburger. Pero el fiscal se comprometió a “solicitar informes a las unidades de delitos en Ayolas sobre esta matanza aparentemente liderada por el jefe del Ambiente de Yacyretá”.
“Este funcionario puede ir a prisión si se comprueba su culpabilidad”, había dicho Salas ayer por la mañana, cuando ni bien se supo del evento de Romero Correa, del que todavía no está claro si fue con fines puramente benéficos o entrañó alguna intención proselitista en el marco de la interna colorada.
Romero Correa asumió en enero de 2019 en reemplazo del liberal Bruno Vergara. Había sido jefe de Gabinete de Nicanor Duarte Frutos, luego de cuyo gobierno se incorporó por puro instinto de supervivencia al cartismo, período en que fue elegido presidente de la Seccional Colorada de Atyra. En 2017, abandonó HC y volvió a vincularse con Duarte Frutos, a quien acompañó en su campaña al Senado, cargo que no pudo asumir, y pasó a ocupar la Dirección Paraguaya de Yacyretá.
El hombre de Duarte Frutos tiene, luego, una deuda impagable con los bomberos amarillos. En 2019, unos meses después de asumir su cargo en la Binacional, atropelló con su camioneta al bombero de la Tercera Compañía de Sajonia, Ever Daniel Cabañas, de 23 años, quien se movilizaba a bordo de su motocicleta. El joven falleció poco después.
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