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Max Verstappen gana en Brasil y queda a un paso del título

Foto: @F1.

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Es sencillo: Max Verstappen es el mejor y, aunque pudiera tenerlo todo en contra, va a ganar el Mundial ante Norris. Lando aún tiene opciones matemáticas, pero en el GP de Brasil, con todo de cara, el inglés no supo o no pudo aprovechar una situación idílica para darle un golpe enorme al actual líder. De forma increíble, Verstappen se impuso en el GP de Brasil pese a salir 17º, y Norris, que partía desde la pole, fue 6º tras acumular varios errores. Max empezaba la carrera con un margen de 44 puntos sobre el inglés y se marcha de Interlagos con 62 puntos de margen a falta de tres Grandes Premios. Deja prácticamente sentenciado el título, con peor coche que su oponente desde la séptima carrera del año (de 24). Eso explica mucho de las increíbles manos del neerlandés y del valor que tendrá esta corona para él.

Max se impuso a las dos sorpresas del día: Esteban Ocon (2º) y Pierre Gasly (3º), los dos Alpine, que junto a Max se beneficiaron de una bandera roja y pudieron aguantar en puestos de podio para darle una inmensa alegría a Alpine tras tanto sufrimiento.

Max Verstappen fue magia, resistencia, talento, ataque, creencia, fe… Fue todo lo que no puede ser un Lando demasiado intermitente y errático, capaz de lograr una pole estratosférica bajo la lluvia por la mañana, y de desmoronarse de un instante a otro por la tarde. Max se buscó su propia suerte en Brasil y el destino le hizo caso con un safety car que benefició a la arriesgada estrategia del actual rey y del equipo Red Bull. Con muchísimo que perder, aunque parezca imposible, ganó el GP de Brasil de F1 este domingo y dio un paso de gigante hacia su cuarto título mundial.

A Verstappen le da igual todo. Le importa poco que llueva, que salga 17º por la mala suerte que tuvo en clasificación con una inoportuna bandera roja, que tuviera puestos de sanción por cambio de motor, y le da igual no tener ya el mejor coche. Absolutamente igual. Es una bestia. Las mejores manos, el talento más puro y, sobre todo, una mente prodigiosa que, en los momentos donde más quema el volante, le permite no sólo seguir luchando, sino también crecerse y marcar la diferencia.

Max Verstappen debería ser sinónimo de campeón en el diccionario. Es lo más parecido a un Michael Jordan con todo perdido y el balón en las manos a 1 segundo para el final. Como Patrick Mahomes en el ataque definitivo de un Super Bowl con el electrónico en contra. Siempre consigue salir airoso de las situaciones más complicadas. Con nervios de acero, canalizando su enorme enfado de la qualy en una mayor fuerza para salir adelante, Max aplastó a todos y dejó a Norris con la boca abierta.

Lo ocurrido este domingo podría denominarse suerte de campeón. Pero sería quedarse tan sólo con la anécdota. Cuando algo se repite tantas veces, mejor denominarlo arte. Lo que hizo Max Verstappen en Interlagos este domingo fue el mejor homenaje al gran ídolo local, el mago sobre la lluvia, Ayrton Senna. La mejor demostración que cuando unes talento, ambición, hambre desmedida y una capacidad de resiliencia fuera de lo común, se puede ganar incluso sin el mejor monoplaza. Y fue el mejor ejemplo, que tanto sirve en estos días tan duros para todos, de que la mejor forma de salir hacia adelante es luchar y no dejar de soñar, por muy complicadas que parezcan las cosas.

Fuente: Mundo Deportivo.

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