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Barcelona humilla a Real Madrid en el Bernabéu y es más líder

Foto: @FCBarcelona_es.

Foto: @FCBarcelona_es.

Viva la vida. Lamine Yamal no tenía ni 2 años cuando el mejor Barça de la historia endosó el memorable 2-6 en el Bernabéu, pero el legado de La Masía es eterno. Y cayeron cuatro goles que pudieron ser seis en otra noche para la historia ante aquel Madrid que tenía que comerse el mundo con los ojos cerrados con Vinícius y Mbappé. Pues no, una exhibición de fútbol en el segundo tiempo dio la vuelta al globo de la mano de un grupo de niños sobrados de talento, descaro y ambición. Lewandowski (2), Lamine y Raphinha rubricaron el incontestable 0-4 del líder, ya con 6 puntos de renta, coreado entre oles por 500 privilegiados culés.

El miedo escénico que genera de por sí el Bernabéu, una tremenda caja de resonancia con su techo, no pesó en Hansi Flick, fiel al ideario futbolístico que ha mutado el estado de ánimo del barcelonismo. La meritocracia se impuso y Fermín repitió como mediapunta tras su partidazo ante el Bayern para la batalla contra un Madrid recompuesto a la fuerza por la lesión de Rodrygo. Bellingham pudo recuperar su rol de enlace, pero Ancelotti lo desplazó a la banda derecha para armar un mediocampo con Valverde, Tchouaméni y Camavinga. Prefirió contrarrestar la presión alta azulgrana dejando en la recámara el guante de Modric, siempre una garantía para lanzar en carrera a Vinícius y Mbappé.

El debate de la previa sobre la conveniencia o no de mantener la línea alta ante el equipo más peligroso del mundo a la contra quedó en nada al primer minuto. La trampa tendida por los soldados de Flick, con Cubarsí e Iñigo Martínez al filo de la navaja, surtió efecto una y otra vez para desespero del Bernabéu. Hasta seis veces cayó en offside el Madrid plantándose solo ante Iñaki Peña, pero fallando Mbappé dos veces, Bellingham, Vinícius y Camavinga hasta que el primero acertó a pase de Bellingham picando la bola. La grada rugió, pero el chasco llegó con el VAR. El fuera de juego semiautomático no engaña ya. Con las líneas azules y rojas de meses atrás, el desenlace pudo ser otro.

Los balones al hueco fueron el único argumento ofensivo de un Madrid precavido sin balón (sólo tuvo el 42 % hasta el descanso), aunque solvente en parte en su plan de alejar al Barça del área de Lunin. Iñaki Peña fue un líbero más por fin auxiliando a Cubarsí, portentoso aguantando de cara a Vinícius, e Iñigo. Fue un primer acto de tanteo en que el Barça sólo ganó territorio en el último tramo. Sánchez Martínez pasó por alto una entrada de naranja de Tchouaméni a Pedri con los tacos en el tobillo izquierdo. Salvó el pellejo el canario, más tapado que de costumbre para enlazar con los de arriba. Entre Camavinga y Mendy redujeron el peligro de Lamine Yamal, mientras Fermín y Raphinha tocaron algo liberados entre línea, aunque sin la finura que se exige en un Clásico. Faltaba el último pase. Dos tiros lejanos de Pedri y Raphinha y un cabezazo de Iñigo, pobre bagaje arriba.

Movió ficha Flick en el intervalo. De Jong suplió a Fermín, Pedri pasó a la mediapunta, Lamine se vino entre líneas y hasta Koundé subió la banda. Paso adelante del Barça sin temer el intercambio de golpes y bingo. Lewandowski dinamitó el Bernabéu con dos goles en 2 minutos. El primero, tras un pase celestial desde el círculo central de Casadó, consagrado en su debut ante el Real. Qué futbolista. Robert no tembló ante Lunin, batiéndole por bajo desde la medialuna. Chamartín enmudeció y el Pichichi repitió con su 14º tanto liguero (17 en todo el curso) con un testarazo sublime a centro de Balde, allí donde Santillana aniquilaba porteros. Sí, un polaco botando en el Bernabéu. Poesía pura.

Despertó entonces el Bernabéu, crecido para obrar el enésimo milagro. Más de media hora. Tiempo suficiente para ello. Enloqueció el Clásico, pero Iñaki Peña se agigantó ante Mbappé para evitar el 1-2 en el minuto 64. Marcó al minuto, pero con otro fuera de juego y sin VAR antes de que Lewy dejara vivo al Madrid. Con Olmo divirtiéndose a campo abierto al mando de las operaciones, el 9 remató al palo el pase de la muerte de Raphinha y a los 2 minutos envió fuera otro de Lamine. Perdonar en la Casa Blanca suele pagarse. Ya con Modric en escena, Peña respondió de nuevo ante Mbappé antes de entrar en el temido cuarto de hora final. Lamine se lo cargó de golpe en el minuto 77. El niño de 17 años que fue ovacionado allí mismo en el España-Brasil remachó un centro de Raphinha. Obús a la escuadra con la diestra de otro zurdo elegido. La nueva pesadilla del madridismo. Y lo que les espera. Faltaba otro del brasileño, habilitado al hueco por Iñigo Martínez, otro reflejo de la valentía de un Barça que incluso evitó que el Madrid igualara el récord de 43 jornadas invicto del Valverde Team.  Sonará Coldplay en el viaje de vuelta para revivir tiempos que parecían irrepetibles.

Fuente: Mundo Deportivo.

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